Capítulo 17

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Ethan Thompson

Las cenizas en la chimenea aún brillaban, hacia poco se había apagado el fuego que llenaba de calor la biblioteca.

Los primeros rayos de sol se colaban por el ventanal y acariciaban el rostro de Fiorella, quien se encontraba pacíficamente dormida a mi lado. No podía creer que eso estuviera pasando. Este tipo de encuentros incrementaba cada vez más desde mi estancia en el viñedo, ella no se había alejado de mi y tampoco me había tratado de mala manera.

La admire un poco. Ella se retorcio entre su sueño profundo lo cual me hizo suspirar. Era lo más tierno que había presenciado y una sonrisa se pinto en mi rostro. Acaricié su mejilla, pues posiblemente sería un momento único para hacerlo, puesto que ella tendía a ser esquiva. Cuando mi mano entró en contacto con su cálida piel, un calor intenso se propagó por todo mi cuerpo haciendo que mi corazón se acelerará.

Solte una pequeña risa ahogada- Para no confiar en mi... te duermes con mucha facilidad a mi lado...- La admire -Eres preciosa- susurre. Una leve sonrisa se formó en su rostro. Creí que me había escuchado, pero probablemente solo estaba teniendo un lindo sueño.

La tome entre mis brazos y la lleve a su habitación, con mucho cuidado de que nadie nos viera.

La puse con delicadeza en su cama y la envolví en una frazada. Justo cuando la acomodaba note unas marcas muy extrañas en sus brazos, ¿Quemaduras? Podría ser. No conocía mucho a Fiorella y las múltiples cosas que había vivido para llegar a causarle esas marcas, sin embargo no me transmitían mucha tranquilidad, me parecía haberlas visto antes, quise revisar más a fondo, pero no considere que fuera apropiado.

-¿Señor Campbell?- la voz de Toña me hizo saltar del susto- ¿Que esta haciendo aquí?

La mire y abrí la boca para decir algo, pero no salio nada.

-¿La señorita sabe que usted está aquí?

-No es lo que parece... yo... acabo de traerla- Eso había sonado muy mal.

Las mejillas de Toña se enrojecieron y comenzó a golpearme con un pañuelo, tratando de no hacer ruido.

-Toña tranquila, no es lo que crees... ella solo, se quedó dormida en la biblioteca- dije deteniendola de las manos.

Se solto con algo de brusquedad, solto un suspiro, lo cual alboroto sus rubios cabellos y se llevó la mano al pecho- Por un momento creí que...

- Que? No! Quiero decir... Fiorella no me habria dejado... eso no podría... ella no lo permitiria- me sente en un pequeño sofá de su habitación admirandola. Sonreí

- Ven conmigo- dijo Toña con un tono suave- Ya prepare el desayuno.

Fuimos a la cocina y desayunamos juntos. El olor que emanaba del horno siempre era exquisito.

-Te agrada, ¿Verdad?- pregunto mientras le daba un sorbo a su café.

En efecto, me agradaba, más de la cuenta, tan solo tenerla cerca me hacia tambalearme, jamás había conocido a una mujer tan intrépida y audaz; con Fiorella, era algo explosivo.

-Si- dije mientras le daba un sorbo a mi café

Ella enarco una ceja- Solo eso? Un simple si?

Ladee mi rostro en señal de confusión- Que esperas que diga?

- Ambos sabemos que mi niña no solo te agrada- dijo acercándose con sigilo hacia mi- Las miradas que le lanzas no son de "solo amigos."

Vaya vaya, la simpática anciana es más que comida deliciosa, le encanta un jugoso cotilleo.

MorelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora