Capítulo 11

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Después de ese momento Max y yo no volvimos a hablar hasta por la tarde, cuando comenzó mi fiesta de cumpleaños.

Zoe, Max e Iván habían vuelto a sus respectivos hogares para cambiarse de ropa y volvieron rápidamente. Ya habían llegado unos cuantos invitados como Regina, Bianca, los pastores y Ulises.

Cuando ellos llegaron, vi que traían regalos, pero Max traía una caja más grande que las otras, y llamó más mi atención.

— ¿Qué traes ahí? —pregunté sonriendo mirando directamente a la caja.

— Ya verás, te va a encantar —me respondió sonriendo mientras entraba a mi casa.

Max fue hasta el patio trasero con la gran caja sorpresa y yo lo seguí de prisa.

Ven —dijo sentándose en el suelo con la caja delante de él.

Yo fui y me senté frente a él. La caja estaba entre nosotros dos, así que la abrí.

— ¡Oh Dios mío! —grité de felicidad.

Dentro de la gran caja había un cachorro de labrador. Estaba tan pequeño y era tan suave, que de solo verlo mi corazón se llenó de amor.

— ¡Es hermoso! —dije cargando al cachorro y mirando a Max.

— Sabía que te iba a gustar —dijo feliz de verme contenta— ¿Cómo lo llamarás? —me preguntó aún sentado en el suelo.

— No sé... Quiero que sea especial —le dije feliz.

— ¿Qué te parece Orión?

— Suena genial... Hola Orión —le dije a mi nueva mascota.

Max se levantó del suelo y miraba sonriendo como yo hablaba y jugaba con Orión.

— Es un regalo hermoso —le dije y corrí a sus brazos para abrazarlo.

— Si algún día llego a no estar cerca de ti, quiero que cuando lo veas me recuerdes —dijo abrazándome con sus fornidos brazos—. Y ahora vamos a la fiesta para que disfrutes de tu día y abras los otros regalos —agregó mientras me soltaba.

Cargué a Orión y me dirigí camino a la sala de estar junto a Max. Todos pasamos un buen tiempo oyendo música cristiana, conversando, riendo y luego disfrutando de las tartas de cumpleaños y los finos dulces que Zoe e Iván me habían comprado.

Ya a las 9:00 PM todos los invitados se habían ido. Zoe se quedó conmigo ayudándome a limpiar y recoger las cosas.

— ¿Max y tú se besaron? —me preguntó.

— ¿Qué? —pregunté sorprendida— ¡No!

— Cuando Iván y yo llegamos de comprar los dulces y entramos, el ambiente estaba diferente —me dijo sonriendo mientras fregaba los platos.

— Zoe —le dije mientras organizaba los vasos—, creo que le gusto a Max —dije sonriendo.

— ¡Esa es información nueva! —me dijo feliz— ¿Y van a ser novios o qué? —me preguntó entusiasmada.

— No lo se... Estoy feliz pero nerviosa.

— ¿Pero por qué Vega? —me preguntó con el ceño fruncido.

— Porque antes de Max no hubo nadie, y sé que después de él tampoco lo habrá.

Sí, era difícil de creer pero yo, Vega Martínez, a mis veintiséis años de edad, nunca había tenido un novio y por ende, nunca había besado a nadie. Por eso no sabía qué me pasaba con Max, y por eso estaba nerviosa. Todo esto era totalmente nuevo para mi.

Crónicas de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora