Capítulo 18

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Sin duda alguna este ha sido el mes más largo de mi vida. He sentido que ha pasado lentamente, aunque en realidad pasa igual que siempre.

El padre de Max no presenta ninguna mejoría, lamentablemente está empeorando. Me da tristeza ver por lo que Max está pasando. Es triste ver como una persona que amas se apaga lentamente.

Hoy Zoe y yo decidimos tener una noche de chicas en mi casa. Preparamos palomitas, refrescos, nos pusimos nuestros pijamas (el mío era de un oso panda y el de Zoe de un koala) y vimos una película. Después conversamos un rato.

— ¿Cómo te sientes con lo de Max? —me preguntó preocupada.

— Lo extraño, y mucho, pero estoy en paz y tranquilidad esperando pacientemente que todo esto pase. Además, me alegra que esté con su padre, debe estar allá junto a él en sus últimos momentos y eso ahora es más importante que otras cosas —le dije mientras comía más palomitas.

— A veces me asombra tu actitud —me dijo admirada—. Estas tan tranquila a pesar de que tienes tantas ganas de verle ya.

— Estoy tranquila porque sé que a su tiempo la voluntad de Dios se cumplirá. Sé que tiene algo deparado para nosotros, y ahora es el tiempo de esperar, pero llegará el tiempo en el que estaremos juntos —le respondí sonriendo y ella asintió con su cabeza.

El teléfono se Zoe comenzó a sonar.

— Ahora vuelvo —me dijo y se levantó para salir de mi habitación.

Me parecía raro que Zoe actuara así de sospechoso. ¿Tendría algún problema? No lo sabía, pero lo descubriría.

A los diez minutos ella volvió a entrar, toda radiante y sonriente. Supuse que entonces no tenía ningún problema... ¿Será que tenía un novio y no me lo había contado?

— ¡Un momento señorita! —le dije haciendo la señal de pare con mi mano— ¿Qué está pasando? —le pregunté con una ceja elevada.

— ¿Qué? Yo, yo no se de qué me hablas —me respondió conteniendo su alegría en su interior y fingiendo que no ocurría nada mientras se sentaba en el suelo.

— Te llaman, sales de la habitación, entras diez minutos después y estás toda sonriente y feliz —le dije sonriendo— ¿Algo que quieras contarme? —le pregunté cruzando mis brazos y con una ligera sonrisa.

— Eres mi mejor amiga, ¿cómo voy a ocultarte algo? —la confesión iba a comenzar, lo sabía.

— Bueno —le dije sentándome a su lado—, ¿qué ocurre?

— Tengo un amigo que me cae muy bien —me respondió con los ojos brillosos.

— Sí, muy bien debe de caerte para que los ojos te brillen como si tuvieras comida delante de ti —le respondí riendo.

— Somos solo amigos, pero estamos esperando en el tiempo de Dios, al igual que tú y Max.

— ¿Quién es, lo conozco? —pregunté interesada.

— No puedo decirte nada por ahora, y no porque no quiera, es que él no quiere que nadie lo sepa hasta que sea algo formal. Espero que entiendas que debo respetar su decisión —me dijo con una leve sonrisa.

— Está bien —contesté asintiendo—, ¡pero si lo hacen formal quiero ser la primera en saberlo! —exclamé emocionada y ella sonrió.

Mi teléfono comenzó a sonar mientras hablaba con Zoe. Era Max, y como siempre, me llenó de emoción ver su nombre y su foto en mi pantalla.

— ¡Hola! —respondí alegre.

— Hola linda, ¿cómo estás?

— Bien gracias a Dios, y ahora que te oigo mejor aún —le respondí.

— Me alegra también oír tu voz. Llevo todo el día queriendo llamarte pero he estado muy ocupado con lo de mi padre —me dijo con un tono triste.

— ¿Cómo está él? —le pregunté.

— Mal, y no creo que mejore. Dios puede hacer un milagro pero siento que no durará mucho. Lo único que me consuela es saber que irá a la presencia del Señor.

— Tienes razón... ¿Y qué haces? —le pregunté cambiando de tema para hacerlo sentir mejor.

— Preparándote una sorpresa para cuando vuelva —me dijo alegremente.

— ¡Dímela! No, espera, ¡no me lo digas! O sí, no se... Mejor no —respondí emocionada y riendo.

— No te lo diré —contestó riendo por mi emoción repentina—. Cuando nos veamos sabrás. Ahora tengo que dejarte, voy a descansar un rato.

— Está bien, te quiero, cuídate mucho —me despedí.

— Yo también te quiero, hablamos después —me lanzó un beso y colgó.

Cada vez que lo oía hablar era como si estuviera conmigo. Su voz era como música para mis oídos. Me alegraba poder hablar con él, lo extrañaba tanto... Pero bueno, cambiando de tema, ahora quería averiguar quien era el “amigo secreto” de Zoe. ¿Será que podré descubrirlo?

Crónicas de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora