Capítulo 22

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Ya han pasado tres meses desde que Max y yo decidimos comenzar una relación de noviazgo. Pero en estos tres meses han pasado varias cosas importantes sobre nosotros y nuestros amigos.

El día siguiente, después de que Max me pidió ser su novia, fuimos a la Iglesia y conversamos con nuestros pastores los cuales fueron muy amables con nosotros y nos dieron consejos para nuestra relación y nuestro futuro. Cuando salimos de la Iglesia, en la entrada estaba doña Regina.

— Así que ahora son novios... me alegro mucho —dijo mirándonos con molestia, la falsedad se lo notaba a mil kilómetros de distancia.

— Sí —Max agarró mi mano y sonrió.

— Espero que te vaya bien Max, y que Vega no sea tan tóxica como Ashley.

— ¿Cómo sabes de Ashley? —Max la miró dudoso y asombrado.

Regina creía que sembraría dudas en mí por mencionar a la ex novia de Max, pero lo que no sabía es que él ya me había contado de ella, y no había ningún problema, ya que Ashley formaba parte del pasado.

— Gracias Regina. No te preocupes, no soy para nada como Ashley —contesté sonriendo y comencé a caminar junto a Max.

— Ashley es la prima de mi mejor amiga, de ahí la conozco —gritó Regina mientras nos alejábamos.

Todavía no entendía por qué Regina se empeñaba en ser tan mezquina conmigo, cuando siempre fui una buena persona y hermana con ella. La conozco desde que tenía once años. Aunque ahora soy para ella como una enemiga, hace muchos años éramos amigas muy cercanas, pero cuando ella empezó a distanciarse de los caminos del Señor, se distanció de mí y de todas sus amigas de la Iglesia, hasta que finalmente nos convertimos en nada para ella.

Volviendo a los temas importantes, Max y yo nos propusimos muchos planes para hacer juntos. El primero era salir una vez a la semana y evangelizar las calles de la ciudad. También empezamos a vernos diariamente, ya fuera en mi casa o en la de él e Iván, o en los lugares de nuestro barrio. Otra cosa, Max se enteró de que Zoe estaba conociendo a alguien y me ayudó a investigar. Sinceramente nos divertimos mucho, e incluso terminamos descubriendo quien era. Para nuestra no tanta sorpresa era Iván.

— ¿Así que Iván, eh? —le pregunté sonriendo a Zoe.

— ¿Cómo lo descubrieron? —nos preguntó a Max y a mí.

— Cada vez que Iván salía tu también tenías que salir. Además lo oía hablar por teléfono y hablar con “su cuchufleta”. ¿Qué clase de apodo es ese? —dijo Max riéndose.

— Y casualmente tu hablabas con un cuchufleto. Voy a vomitar arcoiris —le dije a carcajadas.

— ¡Rayos! Pero no somos novios, ¿vale? —nos dijo con los brazos cruzados.

— ¿Qué? — preguntamos Max y yo al unísono boquiabiertos.

— ¡Ja! —Zoe comenzó a reír— Que caras han puesto, lástima que no me dio tiempo a tirarles una foto.

— ¡Oye, no es gracioso! —dije con una ceja arqueada y una ligera sonrisa.

Zoe nos explicó que ella e Iván eran novios solo desde hace un mes. También nos dijo que aunque a la vista Iván era un chico serio y callado, en realidad era muy amable, tierno y social. Esto era fantástico. Dos mejores amigas con dos mejores amigos. Pero era más fantástico que ambas habíamos encontrado a dos maravillosos siervos de Dios que estaban dispuestos a servir junto a nosotras al Señor.

Ahora, por último, otra cosa importante que ocurrió en estos tres meses es que la madre y la abuela de Max vinieron de Italia a vivir en nuestra ciudad.

— ¡Mamma, Nonna, Benvenute! —Max saludó a su madre y a su abuela en el aeropuerto. Fui junto a él a recogerlas y darles la bienvenida.

— ¿Maximiliano, lei é Vega? —preguntó su abuela que no hablaba ni una pizca de español.

— Molto gusto signora, io mi chiamo Vega. Io sono la sposa di Max —me presenté a la abuela de Max. Había estudiado un poco de italiano, para al menos saludarla.

Al atardecer, la madre y la abuela de Max se alojaron en un hotel y descansaron allí.

Estos tres meses fueron muy increíbles. Dios me permitió conocer a un maravilloso chico y ser su novia, me permitió conocer a su familia y sobre todo nos permitió servirle a él juntos, lo cual me encantaba hacer. Nada podía estorbar el plan de Dios en nuestras vidas.

Crónicas de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora