Capítulo 15

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Hace un mes Max y yo comenzamos a salir solo como amigos que desean conocerse mejor. En este tiempo hemos tenido varias citas las cuales sin duda alguna han sido inolvidables. Sobre todos hemos orado bastante y hemos pedido dirección a Dios, porque sin él ninguno de nuestros planes tendrían éxito.

Estoy demasiado feliz que no puedo contener mi alegría. Mis días con Dios siempre serán hermosos y alegres, y ahora el Señor me permitió conocer a Max el cual añade ese toque de alegría y entusiasmo a mis días.

Y bueno... Allí estaba yo, en el portal de mi casa leyendo la Biblia, tomando café y contemplando el atardecer.

— Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto (Cantares 2:14) —estaba leyendo y sonriendo como una tonta. Ahora el libro de Cantares tenía sentido para mí.

— ¡Hey! —Zoe venía corriendo hacia mi casa.

— Bueno señorita, se estaba demorando en llegar —le dije en forma de broma mientras cerraba la Biblia y la ponía a mi lado izquierdo.

— Hoy ha sido un día bastante largo —me dijo sonriendo mientras se sentaba junto a mí.

— ¿Tienes alguna noticia para mí? —le pregunté sonriendo mientras miraba sus vivos y expresivos ojos color café.

— No, nada nuevo Vega —me dijo recostando su cabeza hacia atrás—. ¿Y tú tienes algo nuevo que contarme? ¿Algún novio? —me preguntó indirectamente y sonriendo.

— ¡Que va! —le dije dando una palmada a su hombro—. Él y yo solo somos amigos que estamos esperando en el tiempo de Dios.

— ¿Sabías que para Dios un día son mil años? —me preguntó riendo.

— Sí —le respondí sonriendo—, pero sabes al tiempo al que me refiero.

— Lo sé amiga, lo sé.

— ¿Sabes cuál es una de las cosas más lindas de estar enamorada? —le pregunté y ella negó con su cabeza— A veces es el silencio, ese silencio que hay cuando él y yo nos miramos directamente a los ojos. Supongo que el amor también es eso: sonreír callados.

— ¡Nena! —me dijo con una risa y los ojos ligeramente llorosos— Que cosas más lindas dices del amor —agregó sonriendo.

— Lo sé, y a veces me siento un poco tonta, ¿sabes?

— ¿Tonta, por qué?

— Porque siento que estar enamorada me atonta, me hace ser un poco infantil, llena de ilusiones y sueños que si Dios permite se cumplirán —le dije mientras miraba al cielo.

— Se cumplirán. Tus sueños se cumplirán porque se que están sujetos a la voluntad de Dios.

Zoe me abrazó.

Las palabras que me dijo quedaron impregnadas en mi mente: “Tus sueños se cumplirán porque se que están sujetos a la voluntad de Dios”.

Es importante que nuestros planes y sueños estén sujetos a la voluntad de Dios. No importa si es un amor, un proyecto u otro ideal: para que nuestro planes sean llevados a cabo deben estar bajo los preceptos del Señor.

Crónicas de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora