Capítulo 13

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— ¿Y son novios? —me preguntó Zoe.

Después de que Max se fuera la llamé para que viniera a mi casa. Necesitaba alguien con quien conversar. Claro, oré a Dios, pero una conversación con Zoe también sería gratificante.

— No, todavía.

— ¿Pero por qué? —me preguntó pataleando como una niña pequeña— ¿Acaso no se aman y Dios les reveló que era mutuo?

— Sí, pero todo tiene su tiempo —le contesté—. Por ahora seremos amigos, tendremos citas y nos conoceremos mucho mejor.

— Agh~ —gruñió Zoe—. Bueno, si tú crees que así es mejor, yo te apoyo totalmente —añadió sonriendo.

— Aprecio mucho que me apoyes —le contesté y la abracé—. Eres mi mejor amiga, por no decir la única —dije sonriendo.

— Lo sé —dijo con una ligera sonrisa—. Por cierto, ya tengo que irme. Iván y yo quedamos para ir a la Iglesia y ayudar a decorar a las chicas de la danza.

Las danzarinas de la estaban preparando una hermosa danza por el aniversario dieciocho de la fundación de nuestra Iglesia, y necesitaban ayuda para decorar el ambiente para su presentación.

— Vale, Max y yo iremos más tarde a ayudar —le dije mientras se levantaba para irse.

— Ay, que lindo suena “Max y Vega” —dijo sonriendo.

— Bobita —le contesté riendo—. Vete o llegarás tarde.

Ella se despidió y se fue. Una hora después Max pasó a recogerme para ir juntos y ayudar a las danzarinas.

Cuando llegamos, Regina inmediatamente fue corriendo a los brazos de Max.

— ¡Maxi Maxi! —ahora le había dado por llamar a Max así.

— Eh, hola Regina —dijo un poco confuso por el recibimiento de ella.

— Hola Regina, bendiciones —le dije intentando hacerme presente. Parecía que solo Max estaba ahí.

— ¿Ustedes vinieron juntos? —preguntó mirándome un poco despectiva.

— De hecho, sí —dijo Max mientras ponía su mano en mi hombro.

— Oh Dios, ¿eres novio de la rarita? —dijo en tono burlesco, mirándome de la cabeza a los pies?

— ¿Qué te pasa Regina? —Zoe se acercó a ella molesta e intentó defenderme.

— Ups, ¿dije alguna mentira? ¡Válgame Dios!

— ¿Tienes algún problema con Vega? —le preguntó Max con los brazos cruzados.

— Oh, Maxi Maxi, no es eso... —dijo tratándolo con amabilidad.

— ¿Entonces qué es? ¿Por qué hablas así de mi? Somos hermanas en Cristo —le dije buscando una respuesta a su despotismo.

— Es que me parece raro que una chica como tú esté con un chico como él —dijo y se mordió los labios.

La entendía. Siempre fui una anti-chicos y ahora venía acompañada de uno. Yo era Vega, la solterona de la Iglesia, la que no quería novio ni contacto con chicos. Pero no fue correcto la forma en la Regina que se expresó.

— Lo sé Regina —le dije—. Sé que es raro ver a una chica como yo con un chico como Max, pero él y yo somos amigos, nos apreciamos y nos queremos. Dios hace milagros —le contesté riendo.

— Vaya, sí que hace milagros —dijo y girando sobre sus talones se fue con las demás chicas de la danza.

— Mi dominio propio se está agotando —dijo Zoe molesta por la actitud de Regina.

— Déjala —dije mientras miraba a Regina irse—. Lo mejor que podemos hacer por ella es orar, para que Dios remueva de su vida toda esa prepotencia y orgullo que tiene.

— Tienes razón —me dijo Max—. Y ahora, olvidemos esta escenita de Regi Regi —dijo riendo— y vayamos a ayudar a las chicas.

Casi todos los jóvenes de la Iglesia estábamos allí, por lo que terminamos rápido la decoración. Al finalizar, Max, Zoe, Iván y yo nos fuimos juntos.

Dejando a un lado el incómodo encuentro entre Regina y yo, fue un día muy hermoso.

Crónicas de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora