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¿Por que me trata así? Nunca le hice nada, ¡la odio tanto! Y aún así entiendo por qué lo hace, solo soy un ser inservible que utilizan los demás para olvidar sus problemas. Pero ella, Lalisa Manoban ¿qué maldito problema podría tener si tiene todo con lo que todos soñamos?

Su padre es el Sr. Manoban, es uno de los empresarios más ricos de toda Asia, los medios lo idolatran, aman al hombre, padre y esposo perfecto; las donaciones realizadas a nombre de su apellido son conocidas por todo el continente, por lo que también le dan ciertos derechos en esta escuela, pisotear a los demás y salir sin siquiera una advertencia es otra de las ventajas de su apellido. Esa ególatra abusadora tiene todo lo que podría querer, es inteligente, seguida y respetada por nuestros compañeros y profesores incluídos, es muy hermosa y sus amigas son casi tan perfectas como ella. ¿Qué pinto yo en su vida?¿Por qué está en mi contra?¿Qué le hice para que me trate de esa forma?¿Por qué se fijó en mí de todas formas?

El área de asistencia médica se había convertido en mi lugar más frecuentado aparte de los baños, donde ocurría lo que me llevaba ahí en primer lugar. Habíamos salido de la enfermería hace un par de minutos, por suerte no se ensañaron tanto está vez o la doctora habría comenzado a sospechar más de lo que ya lo hace.

Estábamos caminando por los pasillos rumbo al patio para almorzar, a Jisoo y a mí nos gusta comer en la cafetería del instituto por Lisa y porque solo somos nosotras dos, nadie se quiere acercar porque les da miedo ser las próximas víctimas de las populares, y en parte me da vergüenza con ella porque es una chica increíble, podría estar rodeada de personas geniales si se decidiera a dejarme a un lado, sin embrago prefirió quedarse y ayudarme en mi sufrimiento.

Llegamos a la parte más desolada del instituto y nos sentamos en el césped, me recosté a la vieja pared de ladrillos permitiéndole a mis pulmones expulsar el aire contenido en ellos de forma violenta antes de llenarlos otra vez y esperé nuevamente el sermón de mi mejor amiga.

–Chaeyoung-pronunció de forma lenta, como una advertencia; solo me llama hací cuando está lo suficientemente enojada como para olvidar la amabilidad que la caracteriza o cuando me quiere pedir algún favor y la segunda no creo que sea en esta ocasión–deberías decirle a los profesores para que te ayuden, no es justo lo que hace Manoban, no tiene derecho a golpearte cuando le venga en gana-alegó el mismo discurso de siempre, sé que tiene razón, mas no hay nada que yo pueda hacer. Decirle a alguien no es una opción como Chu cree, no lo es en absoluto–no eres un juguete que pueda utilizar cuando está molesta o por puro placer, no es bueno para ti. Esta vez casi te fracturó tres costillas, los moretones en tu abdomen cada vez son más grandes y la doctora te dijo que pueden comprometer tus órganos-recordó una por una las advertencias que acababa de escuchar de parte de la galeno–¡te golpeó peor que otras veces y va a seguir empeorando!-vociferó y tal vez tenga razón, nunca había recibido tantas indicaciones para el cuidado de las heridas y mucho menos tenía que detenerme cada dos minutos para recuperar el aliento–Por favor-suplicó, me duele verla tan preocupada cada vez que pasa, siento que solo soy una carga para ella. Jisoo no tiene por qué pasar por estas cosas, podría tener una adolescencia normal y corriente, salir a fiestas, tener citas, más amigos.

–Soo ya te lo he dicho muchas veces-suspiré mirándola a los ojos; yo también estoy agotada de la situación, sin embrago no hay salida posible–no puedo decirle a nadie, si lo hago las cosas se saldrían de control, y no estoy hablando de Lalisa-aclaré sin intenciones de decir ni una palabra más, si lo hago podría poner a Jisoo en peligro y eso es lo último que quiero, es la única a la que puedo considerar familia, una hermana, no soportaría perderla por no saber mantener la boca cerrada.

–No te pediré explicaciones por ahora, sé que cuando me miras así es para que me conforme con lo que has dicho y no pregunte-comentó dándole una mordida a su pierna de pollo «sí, pollo en la merienda, extraño, pero ella es especial, muy especial, en todos los sentidos», la imité pero con mi emparedado y comimos en silencio durante los siguientes diez minutos que duró el recreo.

–¿Crees que tu madre esté en casa?-indagó mientras removía las cosas de mi mochila en busca de la llave, a pesar de que llevamos años siendo amigas solo ha visto a mis padres un par de veces.

–No, a esta hora siempre está de voluntaria en la iglesia-me encogí de hombros abriendo la puerta y permitiéndole entrar de primera dejando después nuestras pertenencias sobre el sofá.

–Entonces vamos a ponerte la pomada que mandó la doctora-mandó empujándome por los hombros hasta que estuve sentada–¿Dónde está el botiquín?-inquirió mirando en todas las direcciones, suspiré resignada, ya estoy más que acostumbrada a esta línea consecutiva: me golpean, salimos de la enfermería, recibo un sermón, llegamos a mi casa y me da el medicamento que necesite.

–Utiliza el del baño, el de mi habitación está casi vacío ya-contesté creando una nota mental cuando la ví alejarse, debo ir a la farmacia por más insumos.

–Quítate la blusa-ordenó sentándose frente a mí y sacando lo necesario para la curación–Mientras más lo veo más me horrorizo y aún te preguntas por qué insisto tanto en que la detengas de una vez-repitió mientras retiraba las vendas y frotaba el ungüento con suavidad sobre la piel más oscura y las heridas abiertas.

–¡¿Qué rayos es esto Roseanne?!-el grito de mi padre provocó que un frío intenso calara en mis huesos–¡¿No te bastó con toda la mierda que has hecho?!-él y mi madre se acercaron a nosotras por lo que me puse de pie con la cabeza agachada frente a ellos; miré a Jisoo de hito en hito esperando que pudiera leer mi mirada, me hubiera encantado evitar este encuentro–Hoy vas a aprender-lo escuché murmurar y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, la débil voz de mi madre pronunciando un «yo la saco» fue lo último que escuché antes de que mi padre me arratrara para darme el estúpido castigo–porque no toleraré tener una hija que aparte de débil y estúpida, sea una desviada.

Mi vida no es perfecta (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora