Capitulo 2-El Encuentro

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Un importante número de escultores que desarrollaron con éxito su carrera en España en el siglo XIX lo hicieron tras una etapa formativa como pensionados en Roma, donde se imbuyeron de las tendencias del momento. Destacado ejemplo es el de Medina, cuya formación italiana fue definitiva a la hora de desarrollar su trabajo como escultor. La obra que posee el Prado es la ejecutada en mármol a partir del yeso que realizó en su cuarto año de pensionado en Roma en 1836. La escultura, representaba a la bella ninfa Eurídice, esposa del poeta y músico divino Orfeo, quien, durante un paseo, al intentar escapar de Aristeo, que había quedado prendado de su belleza, fue mordida por una serpiente que le provocó la muerte.

La voz del guía era muy profesional a la hora de explicar la escultura que estaba delante de sus ojos, había reciente terminado de tocar el violín para abrir la exposición así que ¿Por qué no quedarse a ver estas obras de arte? Además, siempre que estaba Jin en un sitio las cosas se podían poner interesantes ya que siempre se mete en problemas por lo que no estaría mal ver el show.

Miraba la escultura y es cierto que era muy hermosa, la ninfa parecía que estaba incluso jugando con la serpiente que le provocó la muerte, pero rápidamente sintió algo...era como ahora ella estuviera a punto de ser atacada por una serpiente cuando sintió una mirada sobre su ser.

LA SALA DE EXPOSICIONES SE CERRARÁ PRONTO, POR LO QUE SE AVISA A LOS VISITANTES A SALIR LO ANTES POSIBLE

Justo cuando sonó ese mensaje un joven castaño había llegado viéndose muy agitado debido a lo rápido que había corrido para llegar al sitio y frente a sus ojos la vio, ahí parada viendo la escultura ya con ropa totalmente seca e impoluta aun con el cabello algo húmedo, pero viéndose incluso mas brilloso y hermoso. Sin darse cuenta se había acercado a la joven que parecía no prestarle atención hasta que hablo.

–Es hermosa ¿no te parece? Su historia es trágica como cualquier historia de esa época, pero ella era muy bonita –comento a de cabellos dorados al castaño que no había parado de verla a ella un solo segundo– Y por como la miras te debe de gustar mucho

–...Si me gusta mucho ¿Y a usted? –pregunto acercándose un poco más a la mujer que aún no lo miraba directamente, solo miraba la escultura–

–Bueno es arte, es un trabajo excelente y ciertamente es muy hermosa, pero siento una cierta fascinación por decirlo de una manera suave...es como si quisiera conservar una imagen de ella como suya –dijo mirando más detenidamente la escultura–

–Es cierto que es un trabajo muy bueno, pero no creo que ese sea todo lo que se vea –afirmo–

–¿Estás seguro? Yo siento que estoy viendo una antesala de lo que son los posters de mujeres eróticos–dijo volteando por fin a ver al joven castaño que tenía las mejillas rojas– ¿Te he visto en alguna parte?

–...

–

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𝐍𝐢𝐧𝐟𝐚 | 𝐄𝐧 𝐏𝐚𝐮𝐬𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora