[Capítulo 3]

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Sus cavilaciones fueron dejadas de lado cuando el cabello ensortijado cobró vida entre las luces de un potente lumos, por mero reflejo sus facciones se deformaron en desagrado, estudiando el perfil del estudiante, antes de que la mirada recayera e...

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Sus cavilaciones fueron dejadas de lado cuando el cabello ensortijado cobró vida entre las luces de un potente lumos, por mero reflejo sus facciones se deformaron en desagrado, estudiando el perfil del estudiante, antes de que la mirada recayera en el trozo de pergamino que éste cargaba.

—¿Qué hace con ese estúpido mapa, mocoso? Debería estar en su Torre. —bramó, silenciando en un mortífero susurro las quejas de sus vecinos causadas por la cálida luz.

—¡Lo siento! —se apresuró en disculparse, antes de sospesar las palabras—. Yo...¿cómo sabe del mapa? —cuestionó el joven de cabellera rebelde y oscura, alzando la mirada hacia el molesto retrato. Snape contuvo el jadeo al visualizar los reconocibles rasgos de Potter...sin embargo no eran los ojos de Lily los que lo observaban, sino un par de ojos azules y brillantes.

—Señor Potter. —escupió imprimiendo el desagrado en el apellido—. Conozco lo suficiente del Mapa del Merodeador, como para saber que no lo tendría entre manos si no fuera tan irresponsable como el idiota de su padre como para estar buscando problemas en medio de la noche, ¿acaso un par de guerras no es suficiente para los Potter?

—¿Cómo? —la voz del joven viajó por el pasillo—. ¿Quién es usted? —cuestionó, al tiempo que el lumos de su varita se alejaba del pergamino, para iluminar la figura del gallardo hombre que lo observaba con descontento.

—Regrese a su Torre. —demandó, antes de desaparecer entre los retratos, al son de sus túnicas.

James se quedó estático en el lugar, siendo reprendido por las pinturas ni bien aquel extraño partió; se deshizo de la luz que brillaba en la punta de la varita, antes de regresar sobre sus pasos hacia la Torre Gryffindor.

Como cada noche volvió a recorrer los pasillos por la noche, aquello lo ayudaba a pensar, a distraerse...cada vez se le hacía más difícil el conciliar el sueño, en un principio creyó que era a causa del cambio entre su hogar y el colegio, mas llegó un momento en que tuvo que admitir que no era eso, no eran las habitaciones, las personas, o el edificio, era su mente que no dejaba de correr, creando escenarios tormentosos que lo tenían como protagonista, esta última semana se le había hecho por demás extensa.

¡Por Merlín! ¿Qué tan egoísta debía ser para tener celos de su hermano menor?

Pero es que a los ojos de James, era Albus quien siempre obtenía la atención...bien, quizá su madre no era así, ella siempre estaba al pendiente de los tres, a pesar de que su carácter era fuerte, no perdía aquella faceta de dulzura que la envolvía cuando se dirigía a ellos; sin embargo, su padre, es como si Albus fuese su favorito, no entendía el porqué. James no entendía que había hecho mal para que su padre no reparara en él.

El joven heredero había logrado ser capitán del equipo de Quidditch en su segundo año, no es que prefiera el liderazgo, pero temía que su hermano se presentara a las pruebas, y por algún giro éste fuese su capitán. No, él era el buscador y él era el capitán, Albus le había quitado la atención de su padre, no le quitaría aquello también, debería conformarse con algún otro puesto, o enfrentarlo por el de buscador...que tonto se había sentido ante sus pensamientos al oír como su hermano era sorteado en Slytherin.

El retrato. [Snarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora