Izana Kurokawa

3.2K 177 26
                                    

| Empty |

—Dame eso, no te irás de aquí hasta que me lo devuelvas. —te agarraste del respaldo de la silla mientras veías con el ceño fruncido como el otro se paseaba por el lugar.

Sus movimientos jugaban con tu cordura, solo veías como pasaba el objeto de una mano a otra sin cuidado, te estaba retando descaradamente.

—¡Izana, ya devuélvemelo! —trataste de avanzar, pero él también tentaba con sus pies para huir. —¡Kakucho, dile que me lo devuelva! —el pelinegro se asomó por el sillón viéndote.

—Deja de gritar. Izana, ya devuélvele su mierda. —el otro chico te vio enojado, tú le sacaste a lengua acercándote para quitarle la pequeña escultura de vidrio.

—Que aburrida eres. —estiró el brazo con el objeto entre los dedos, la quitaste con cuidado para llevarla a tu habitación.

—Me podrías quitar cualquier otra cosa, hasta mi celular, pero esto no lo toques. —él ya se había sentado junto a Kakucho cuando volviste.

—No es divertido sino sufres. —golpeaste su cabeza a palma abierta sin tanta fuerza.

—Sufre tú, entonces. —rodeaste el mueble para sentarte al otro lado del pelinegro.

—No, porque no siento nada. —la sala se quedó en completo silencio, nadie volvió a hablar, solo quedaron cada quien viendo su celular cada quien en su mundo.

Tú corazón se reprimió un poco ante su comentario, era usual que los hiciera, pero eso no quitaba que te sintieras mal cada vez que lo decía. Jugaste disimuladamente con tus pies mientras deslizabas con tu dedo en la pantalla no encontrando nada interesante.

Dejaste a un lado tu teléfono recargándote en el hombro de tu amigo. —Oigan, ¿qué cenaremos? Tengo hambre. —Kakucho empujó tu cabeza por tu voz, se había acabado la paz en su hogar.

—¿Vas a hacer algo de comer? —el peliblanco se acomodó en forma para verte.

—No, tengo flojera. —recargaste tu cabeza en tus piernas volteando a ver a tu amigo.

—Entonces podemos ir a comprar algo o podemos pedir, el chiste es que comamos. —asentiste emocionada, mientras dos estaban otra vez en su mundo.

—He visto qué venden unos rollos por algún puesto de aquí abajo, podemos probarlos, por lo que veo va mucha gente. —Kakucho te volteó a ver bloqueando su celular.

—Está bien, te acompaño. —se levantó del mueble para ir a su habitación.

—¡No! Que me acompañe Izana, tiene que distraerse. —el peliblanco te lanzó una mirada de cansancio, le sonreíste inocentemente, el solo bufó para levantarse.

Te dirigiste a la entrada para colocarte tu calzado, tu amigo también lo hizo, revisaste la chaqueta que se encontraba ahí para buscar dinero, al sacar el suficiente estuviste lista.

—En unos minutos volvemos. —anunciaste para abrir la puerta, después de que salieras lo hizo Izana cerrando la puerta tras de si.

Los dos caminaron en silencio, a él no le gustaba el contacto físico y mucho menos hablar si no era más de lo necesario, bajó siguiéndote.

Avanzaste un poco apresurada, cuando llegaron hasta el primer piso, los dos caminaron hasta el puesto de comida, después de todo era comida chatarra.

Había un poco de gente alrededor, te acercaste a un lugar en el que vieran que estabas ahí. —Disculpe, ¿todavía tienen rollitos? —alzaste la voz para que te escuchara.

One Shots | Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora