| Up no more |
Tus manos estaban heladas, pero tus mejillas se sentían ardientes. El agua que escurría por ellas no dejaba de salir, trataste de detenerte, pero no podías.
—Ven, te calentaré las manos. —el pelinegro agarró tus manos haciéndolas un puño mientras extendía su gran mano por encima de las tuyas y las pegaba a su pecho.
Tus ojos seguían goteando grandes y gordas lagrimas que ya habían empapado las mangas de tu sudadera, estabas sentada recargada en la cabecera de tu cama, sorbiste tu nariz.
—Ya no llores, así no te ves muy bonita. —reprimió una risa en lo que su mano iba a tu cabeza para recargarte y acurrucarte en él. Le pegaste delicadamente por decir algo así.
En tu rostro se asomo una sonrisa. Podría ser un chico rudo ante todos, pero contigo se volvía la persona más empalagosa que podrías imaginar. Repasaste tus labios con la lengua.
—Tal vez podríamos hacer otra cosa, puedo ir a comprar algunos dulces si quieres, eso te levantará el ánimo. —su respiración te cosquilleaba la oreja haciéndote estremecer, mientras con su mano quitaba su cabello de tu cara, ya que le estorbaba.
Sentiste frío, te abrazaste a ti misma. Tus lagrimas se estaba secando y endureciendo en tus mejillas, tus pies jugaron entre sí mientras los observabas detenidamente.
—Ya regrese. No encontré todos y tu padre me tuvo que ayudar un poco a escoger, pero aquí están. Anda, no te quiero ver triste. —soltaste una pequeña risa mientras él se sentaba en la orilla de tu cama con los dulces entre sus brazos.
Te separaste de la cabecera mientras mirabas la ventana de tu habitación, la oscuridad entraba de lleno, aunque por dentro la habitación estuviera un poco iluminada. Tus manos seguían frías y entraba el aire por lo que no lograbas calentarte.
—Mira, este está bueno. Pruébalo, sé que te gustará. —te acercó el dulce a la cara, pero antes de que lo mordieras estampó sus labios contra los tuyos dándole espacio a su lengua para profundizarlo en el momento, empezando a recostarte en la cama.
Tus ojos se fijaron directamente enfrente, la oscuridad de la habitación no ayudaba mucho a que tus manos no se movieran inquietas por el aire, tus mejillas empezaron a enfriarse.
El pelinegro apoyó su mano izquierda a lado de tu cabeza para no aplastarte mientras sus cabellos pasaban sutilmente por tus mejillas y hombros. —Estaba rico el dulce, ¿verdad? —Su pierna izquierda fue a dar en medio de las tuyas separándolas y subiendo chocando con tu intimidad. Su sonrisa característica se hizo presente.
Tus manos se posicionaron en tu pecho, este latía rápidamente, intentabas regularizar tu respiración mientras seguías viendo hacia la misma dirección. Tu mente estaba nublada por el momento.
—Oye, tienes algo aquí. —agarró tus muslos subiéndolos a su cadera, después apoyó sus brazos a los costados de tu cara de nuevo juntando sus labios. Sus labios en un ritmo sin pausa. Lo jalaste de su playera para acercarlo más a tu cuerpo.
Tus piernas se enredaban entre sí, las lagrimas se asomaban nuevamente por tus ojos, llevaste tu mano a ellas para removerlas. No querías volver a llorar, te entretuviste con tus labios.
—Se podría decir que esta vez gane yo, pero hay que hacerlo bajito. No quiero que tu padre me termine corriendo después de tanto luchar por caerle bien. —sus respiraciones se mezclaban, sus ojos te penetraban y hacían que te estremecieras de solo eso.
—Keisuke... —susurraste, tu cabeza se elevó un poco mientras tus manos luchaban con alcanzar y apretar algo, tus brazos terminaron rodeando algo impactándolo contra tu pecho.
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One Shots | Tokyo Revengers
FanficPequeñas historias con los personajes de Tokyo Revengers. Este puede contener smut, por lo que si eres menor de edad no lo leas y si lo haces es bajo tu responsabilidad Son la propiedad de Ken Wakui excepto por mis oc