Un Amor Inesperado

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Una vez en el apartamento:

-Voy a cambiarme a ropa del hogar, puedes darte una ducha y ponerte ropa más cómoda.- dijo ella señalando la puerta del baño.

Unos minutos después ella se encontraba guardando la compra en el refrigerador cuando oyó la puerta del baño abrirse. De ahí salió Tae con una camiseta blanca, pantalón de pijama negro, su pelo mojado y los lentes. La verdad era que ante los ojos de Alana, su novio nunca se había visto más guapo. Novio, se le hacía difícil poder asimilar que Tae era suyo. Si, hacen dos años le hubieran dicho que ayudaría a una banda famosa y que a causa de eso encontraría al amor de su vida, probablemente se hubiese reído. Pero ahora que tiene todo eso, unos buenos amigos y el novio más tierno del mundo, podía decir con certeza, que esa fue su mejor decisión. Ella sabía que estar con él no iba a ser fácil por el mundo en el que él vivía, pero tenía fe de que su amor sería lo bastante fuerte para extrañarlo a él, aún llevaba sus lentes puestos, no es que ella se quejara, pero le estaba extraño.

-¿Por qué llevas los lentes? Estas en mi casa, ya te los puedes quitar. Nadie nos está viendo.-

-Porque me dijiste que me veía guapo con ellos.- dijo Tae mientras se acercaba a ella con una sonrisa provocadora. Una vez en frente de ella, la aprisionó contra el refrigerador al ponerle ambas manos a cada lado de su rostro.

-Quiero intentar algo que he esperado hacer hace mucho tiempo.- dijo Tae en un susurro al oído y en ese mismo instante la levantó del suelo y la sentó en la encimera de la cocina. Ella estaba perpleja por lo que ocurría. De pronto, él puso sus manos en ambos lados del rostro de ella y poco a poco se fue acercando. Mientras hacía esto, su vista estaba fijada en los labios de ella, dando una clara advertencia de que la anhelaba. Alana cerró sus ojos y justo en ese mismo instante, sus labios se encontraron. Al inicio fue un pequeño roce de labios que decía que a pesar de la distancia de 13 horas que los separaba, valía la pena si al final estaban juntos. Pero luego, el beso se fue intensificando mientras que con cada roce se decían lo mucho que se extrañaron. Muy pronto, ambos se encontraron sin aliento, por lo que descansaron en la frente del otro mientras el aire les entraba en los pulmones. La mirada que se dieron durante ese momento, lo decían todo y no decían nada.

Cuando al fin pudieron regresar a la normalidad, Alana recordó que aún tenían que guardar la compra. 

-Tae, tenemos que guardar la compra y montar el matre inflable. Si no hacemos esto, no tendrás donde dormir.-

Fue entonces, cuando él la bajó de la encimera y pusieron manos a la obra. La tarea no duró mucho y muy pronto ambos se encontraban sentados en el sofá de la sala. Ya era de madrugada, por lo que ambos se encontraban muy cansados, pero la emoción del encuentro les impedía dormir y mucho menos separarse. Para ambos era increíble lo que estaba ocurriendo y a la vez sentían un poco de miedo. Ambos fueron amigos por dos años y con el tiempo desarrollaron sentimientos el uno por el otro. Su mayor temor, era que su relación no funcionara y perdieran a una persona valiosa en sus vidas. De pronto, mientras asimilaban toda la situación, Tae se recostó en el sofá y le pidió a Alana que hiciese lo mismo, y entonces la abrazó por la espalda.

-¿Estás seguro de que la empresa te permitió estar conmigo?- susurró Alana.

-Muy seguro. Yo mismo fui y les pedí que me dejaran estar contigo. Ellos dijeron que te conocen desde hace dos años y que has sido discreta y nunca te aprovechaste de tu amistad con nosotros. Solo pidieron que lo mantuviéramos en secreto del ojo público. Que separaramos lo personal de lo profesional, por lo que ellos no dará ningún anuncio oficial. Dijeron que solo se podría dar el anuncio cuando nos casemos.

-Así que mientras no nos casemos, ¿solo sabrán de esto los demás del grupo, tu manager, los jefes de la empresa y nosotros?-

-Eso es correcto.-

-Me gusta que esto se quede en este pequeño grupo de personas.-

-A mi me gusta que con tan solo unos lentes, un abrigo y una gorra, pueda salir con mi novia como una persona normal.- dice Tae todo enamorado.

En ese momento ella se vira y sus rostros quedan frente a frente. Con sus miradas encontradas, Alana le dice: Nada de ti es normal, y eso me gusta.-

Taehyung no puede evitar sonreír al escuchar esas palabras. Desde que hizo su debut, siempre ha tenido miedo de relacionarse con las personas porque teme que se aprovechen de él y lo traicionen. Su círculo de amistades siempre se limitó a sus compañeros de banda, hasta que la conocieron a ella. En ese momento ella no era fan de la banda, les ofreció ayuda ininteresadamente, y resultó que se convirtieron todos en los mejores amigos. A Alana nunca le importó que fuesen famosos, para ella eso era el empleo de ellos y no los hacía diferente. Al inicio, él no estaba de acuerdo en dejarla entrar en su mundo, pero esa pequeña con su personalidad alegre y esa confianza que desprende donde quiera que vaya, lo hizo enamorarse de ella mirándola a los ojos, pudo sentir que todas las decisiones que había tomado en su vida, valían la pena si lo llevaron a ese momento. Fue por todos esos pensamientos, que Taehyung posó sus labios en la frente de ella, dándole un beso que decía que no importase lo que pasara, él estaría ahí para protegerla. Entonces, ella se viró y él volvió a abrazarla.

-Quedémonos así un rato más.- fue el susurro de su voz. Y sin darse cuenta, ambos cayeron en un profundo sueño en los brazos del otro. La noche fue testigo de un romance que lucharía contra todo siempre juntos.

One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora