Jennie es una estudiante de intercambio en Corea del Sur. Lleva 1 mes en el país, pero las cosas no han salido como ella esperaba. Desde siempre había soñado con vivir allí y conocer todos esos sitios que solo a través de la pantalla podía admirar. Sin embargo, aunque el paisaje era hermoso, la vida en Corea no era para nada fácil. Lejos de todo lo que conocía y sola en un país en el cual se le hacía difícil comunicarse, Jennie vivía estresada. Nunca pensó que la competitividad de los coreanos llegara hasta el grado de que si dormía dos horas era mucho y aún así terminaba reprobando. El día de hoy, acababa de reprobar un trabajo el cual había hecho totalmente sola a pesar de que era en grupo y ya sentía que no daba más. Quería regresarse a su país, pero tenia miedo de admitir que había fracasado. Decidió llamar a su madre, para decirle que se regresaba.
-Mija, ¿cómo estás?-dijo su madre con dulce voz, pero antes que Jennie pudiese hablar, su madre comenzó a hablar.
-¿Te acuerdas de la mamá de Sofia? Me la encontré el otro día y me preguntó por ti. Le dije que estabas en Corea del Sur estudiando y que estábamos muy orgullosos por lo que habías logrado.- Después de escuchar eso, Jennie no pudo atreverse a decirle a su mamá que se iba a rendir así que se aguantó las lágrimas y decidió cortar la llamada.
-Mamá, tengo que cortar la llamada.-
-Si, mija. Cuídate y recuerda que te amamos.-
-Y yo a ustedes.-Derrotada y sin ánimos de seguir caminando, Jennie entro a un café cercano y colapsó en el asiento. ¿Cómo se supone que debía rendirse? ¿Cómo iba a decepcionar a su familia? ¿Cómo les podía decir que su hija era un fracaso?
Mientras Jennie pensaba esto, al otro lado del café se encontraba un joven barista que se había dado cuenta del estado de ánimo de Jennie. Sabia que ella no había ordenado nada, pero estaba decidido a hacerla sonreír. Así que preparó el café y se acercó a su mesa. Jennie escuchó el ruido de la taza contra la mesa y alzó su cabeza para encontrarse con un chico de ojos grandes y hermosa sonrisa.
-No ordené eso.- dijo ella
-Va por la casa.- respondió el chico antes de seguir su camino.Jennie se le quedó mirando, y luego vio la taza de café y ahí escrito con crema se encontraba la palabra "Fighting". No pudo evitar que unas lágrimas se les escapasen porque hasta ese momento no sabía lo mucho que necesitaba esa palabra de aliento. Levantó el rostro y miró en dirección al barista quien la miraba mientras sonreía y levantaba los pulgares. Ella, le devolvió la sonrisa.
A partir de ese día, Jennie le echó más ganas a sus estudios y a aprender el idioma. Poco a poco fue mejorando sus calificaciones así como su estado de ánimo. Ya no sentía ganas de regresar a su país ni se sentía como un fracaso. Parte del crédito lo tenía ese barista al que todos los días veía porque se había vuelto cliente frecuente. Su nombre era Jungkook y como ella, era estudiante. Él estudiaba artes liberales y trabajaba medio tiempo en el café para poder pagarse la colegiatura. Con cada día que pasaba, Jennie y Jungkook comenzaron a conocerse más. Incluso, se podría decir que eran amigos porque hasta se veían fuera del café para comer algo o ir a la biblioteca a estudiar. Con el paso del tiempo Jennie comenzó a desarrollar sentimientos por Jungkook. Al inicio era gratitud por haberla ayudado en el momento en que más lo necesitó, pero entre más tiempo pasaban juntos, más se enamoraba. Sin embargo, no se atrevía a decir nada porque sentía que él solo la veía como una amiga.
Un día se encontraban en la biblioteca y uno de los compañeros comenzó a molestarla y a decir que ningún coreano querría estar con una extranjera. Jennie ese día estaba un poco sensible, se levantó del asiento y se fue de la biblioteca. Esas palabras eran dagas para ella porque solo afirmaban lo imposible que sería su amor con Jungkook. Cuando estaba saliendo, Jungkook la detuvo con una mano en su brazo y la llevó a una esquina.
-¿Estás bien? No le hagas caso, es un tarado. Nadie piensa como él. Seguro muchos chicos de aquí les encantaria salir contigo y tu nacionalidad no les afectaria.-
-¿Y tu?-dijo Jennie entre un susurro a lo que Jungkook quedó sorprendido. Este no respondió, causando que Jennie derramarse unas lágrimas. Al ver esto, él se sintió mal por hacerla llorar. Así que llevó sus manos al rostro de Jennie. Con una, levantó su rostro y con la otra secó sus lágrimas.
-No seas tontita, claro que querría salir contigo. Llevo queriéndolo hacer desde el primer día en que entraste a mi trabajo.- dijo Jungkook a lo que procedió a entrelazar sus dedos con los de ella y a darle un dulce beso en la cabeza.
Nota de la autora:
Fighting significa Tú puedes en coreano
Este capítulo está dedicado a una amiga que quería tener su propia historia con Jungkook.
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One Shot
FanfictionEste libro es una recopilación de historias cortas hechas por mi, utilizando como protagonistas a diferentes figuras del kpop y de los dramas asiáticos o personajes inventados por mi. No se aceptan adaptaciones ni que se publique en otras plataforma...