Prologo

12 2 0
                                    

— ¡Helena! — La voz de Ángel me llama mientras la única sensación que soy capaz de sentir es su mano tomando la mía con fuerza — Mantente conmigo, cariño. Estarás bien, cielo ¡Quédate conmigo! ¡Por favor! — Su voz se quiebra en llanto — No puedo seguir adelante sin ti...

Todo está confuso para mí. Todo es pesado y doloroso: Mi cabeza, mis brazos, mis ojos... Cada extremo de mi cuerpo está indispuesto a moverse. Escucho sirenas de ambulancia, muchas personas a mi alrededor corriendo de un lado a otro, puertas abriéndose y cerrándose. ¿Dónde estoy? Intento abrir los ojos y responder al llamado de Ángel, pero se me es imposible. La única respuesta que tengo ante mi contusión es una profunda oscuridad.

— ¿Informe de la paciente? — Exclama una desconocida voz.

— Herida de bala, doctor — Responde una mujer — Sus signos vitales están bajos y disminuyen por minuto.

— ¿Hace cuanto sucedió el accidente?

— Aproximadamente hace diez minutos, Doctor. La chica ha perdido mucha sangre y no respira.

Escucho vibraciones a mi alrededor como si mi cuerpo estuviera corriendo sobre una cama a través de los pasillos. Ángel sigue sosteniendo mi mano con mucha fuerza, sé que está a mi lado y eso me reconforta. Mis ojos y mi boca están entumecidos, indispuestos a abrirse sin saber que es lo que está pasando. La oscuridad comienza a volverse más pesada sumergiendo mi cuerpo entre una niebla, siento que me estoy alejándome de todos y todo.

— ¡Su pulso desciende, hay que internarla rápido! 

— ¡No, no, no! ¡Helena! — Grita Ángel asustado mientras sujeta mi mano con mucha más fuerza, me estoy hundiendo tanto en la oscuridad que ya casi no soy capaz de sentirlo — ¡Cariño! ¡No me hagas esto, Helena! — Su voz se escucha cada vez más lejos — No me hagas esto, cielo ¡Vamos!

— Señor, procederemos a internarla de emergencia. Tendrá que esperar afuera.

— ¡No voy a dejarla!

¿Me van a alejar de Ángel? intento despertarme para impedirlo... Pero lo ultimo que llego a sentir es su mano soltando la mía, y su voz alejándose cada vez más mientras lucha con los doctores por permanecer a mi lado.

No quiero que lo alejen de mí, no quiero dejarlo solo. Quiero levantarme.

— ¡La paciente va a entrar en shock! ¡Necesitamos todos los operativos del área!

—¡Helena!

La oscuridad me consume por completo. La niebla desaparece y todo deja de existir.

Lo siento, Ángel...

Puedo Oírte - La Secuela De ¿Puedes Oírme? CANCELADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora