Capitulo VII: Abrazar a alguien. Parte 1

10 0 0
                                    

Helena Schneider

Sábado por la noche.

Estoy emocionada por ir a esta fiesta. Para la ocasión elijo un vestido violeta que se ajusta a mis curvas y cadera. Nunca lo he usado, lo compre hace tres meses para alguna ocasión especial, pero por mis estudios pocas veces se dio la oportunidad. Es un vestido sexy y a la vez elegante que llega hasta mis muslos y deja al descubierto mi espalda. Me aliso el cabello y me maquillo: me aplico un poco de sombra sobre mis párpados, me delineo los ojos con color negro y me aplico un tono rosado de colorete en mis mejillas. Me veo al espejo y me siento linda, creo que me quedó fabuloso.

Elle y Mia me pasarán buscando dentro de al menos cinco minutos, y antes de salir decido marcarle a Ángel para recordarle lo de hoy y también agradecerle por lo que ha hecho por mí. Una vez estemos en el club, no tendremos oportunidad de hablar a solas.

Busco su nombre en mi lista de contactos y lo llamo. Tras tres segundos contesta.

— Helena ¿Cómo va todo? — Me sorprende su manera de hablar. La voz de Ángel siempre es fría, ronca y profunda.

— Gracias por haberme ayudado a pagar el motel.

— No ha sido nada. Me preocupé por ti.

Algo en su forma de decir que se preocupa por mí hace que me arda el estomago de una manera confusa. Me quedo unos segundos en silencio mientras contengo el deseo de morderme la boca para no dañar mi labial.

— No, de verdad gracias por lo que hiciste, me has salvado. Quiero que sepas que en lo que pueda, te pagaré.

Casi puedo oírlo sonreír desde el otro lado del teléfono.

— Tranquila, sé que lo harás. Y a no ser que él día de mañana caiga en bancarrota, cosa que no creo que pase, no hay prisa por que regreses el dinero.

— ¿Vendrás al club esta noche? Estaré con mis amigas, tengo muchas ganas de que te conozcan.

— Ahí estaré, Helena.

— ¿Estás trabajando ahora?

— Estoy viendo que camisa queda mejor con un pantalón Thom Browne.

No puedo evitar sacar una carcajada.

— ¿Que es tan gracioso? La apariencia de un hombre dice mucho de sí.

— Ya. Seguro que sí. Supongo que nos encontraremos allá cuando te decidas.

— Dalo por hecho.

— Vale, vale... y... hey... de verdad muchas gracias por lo que hiciste por mí, fue un gesto muy lindo de tu parte, considerando que apenas me conoces.

— No pienses en eso. Lo importante es que ahora estás bien, Helena Schneider. Te veo en al menos una hora.

Por un segundo siento que está presente a mi lado, hablándome al oído. No es hasta que cuelgo cuando el sentimiento desaparece, restándole la mayor importancia posible. Salgo del motel y un minuto después el jeep amarillo de Mia se aparca frente al motel. Veo la cabellera rubia y pelirroja de mis dos amigas bajarse del Jeep.

— ¡Amigaaa! — Grita Mia corriendo hacia mí junto a Elle. Es muy raro no verla juntas.

— ¡Chicassss! — Les digo corriendo también en dirección a ellas al mismo tiempo que me llevo las manos a la boca, sorprendida de lo lindas que se ven. Ambas se me vienen encima y nos abrazamos las tres con mucho cariño — ¡Mira nada más, están preciosas!

— ¡Tú estás que alucinas, helena! ¡Pareces la princesa de Inglaterra! — Grita Elle y todas volvemos a abrazarnos con fuerza.

Ambas están espectacularmente hermosas. Elle se ve divina en un llamativo minivestido Zuri con un sólo hombro, de color rojo brillante. Lleva su lacio cabello pelirrojo recogido con una trenza francesa que incorpora continuamente hebras de cabello en una trenza de tres hilos. Tiene la misma apariencia a la princesa del cuento de la sirenita. Mía no se queda atrás, luce un vestido corto Asa con cuello V, modelado en negro. Trae su cabello rubio con una trenza que empieza desde su nunca y que va subiendo hasta hacerse un moño por encima de su cabeza. Juntas hacemos el trío perfecto de las chicas súper poderosas.

Puedo Oírte - La Secuela De ¿Puedes Oírme? CANCELADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora