Capítulo I: Mi Nombre es Ángel Joel Behemot.

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21 de julio del 2019

Son las diez de la noche y salgo como de costumbre.

La noche era muy helada, la pantalla de mi Iphone último modelo indica que la noche  daba unos 14 grados, recogí mi manga izquierda dejando ver levemente el tatuaje de mi brazo para ver la hora en mi reloj Patek bañado en oro rosado marcando las 10pm.

Antes de bajarme del mercedes vi mi rostro en el espejo y me fijé que todavía tenía labial derramado al rededor de la boca.

— Maldición — Quejé.

Todavía había evidencia aparte del aroma del perfume de Natasha — La chica que había conocido un día antes bajando en el ascensor de mi edificio —quien me pidió hace un par de horas que la buscará a la parada de autobuses para llevarla a una reunión con sus compañeros de trabajo, todo fue muy tranquilo hasta que en el camino se interpusieron unos besos y un par de preservativos dentro del coche.

Me limpie con unas toallas húmedas para quitarlo y aproveché de peinarme un poco mi peinado, me comí un dulce de menta, me perfumé con un poco de Chanel y acomodé mis gafas de sol Cazal estilo aviator "858"en metal y acetato doradas de Cazal con acabado en tono dorado y efecto degradado.

Nada fuera de lo normal.

Al bajarme del Mercedes llegaron unos mensajes de dos modelos extranjeras escribiéndome en mi idioma para ir a verla. Seguramente, desesperadas por volver a acostarse conmigo, había pasado una semana y parece ya me extrañaban — O mejor dicho, hacían en falta los hoteles y restaurantes de lujo dónde las lleve-

Las dejé en visto.

Cerré la puerta.

Con mis prendas en diamantes que alumbran en la noche al tener reflejo con la luz me diferenciaba entre cualquier grupo de gente y que al pasar entre las personas muchos se marcaban su interés en mi, tenía un estilo al que me había acostumbrado. Todo era superficial, y si lo pensabas profundamente irreal y a la vez monótono, nada que el dinero no pudiera comprar.

Supuestamente ya mi crisis la olvidé, pero eran las once y veinticinco y  los recuerdos venían a mi mente, no había vuelto a sentir amor apasionado por nadie ni he escuchado el nombre de Emily desde que me mudé, pero de vez en cuando su recuerdo sonriendo aparecía en mis sueños. Me adentré a una vida de lujos y caprichos en la que había estado con modelos y con actrices tratando de llenar el vacío que yacía dentro de mí, seguramente nunca ninguna de ellas las había querido. Ya me cansaban las tríos, las orgías y los encuentros ocasionales sin sentimiento. Nada de eso me divertía.

Y recuerdo como era que se sentía estar enamorado de alguien que le gustaba todo lo que no estaba por fuera, pues todas estas mujeres con las que había estado sólo me quería por mi buen aspecto, los cuadros en mi abdomen que se veían en mis fotos de redes sociales, el apartamento y los coches que tenía, como había dicho antes, nada  que el dinero no pudiera comprar, pues a fin de cuentas...

— Hola — Oí detrás de mi.

... Ninguna de esas mujeres me quería de verdad....

Miré por encima de mi hombro y allí estaba la chica que hace rato no paraba de mirarme.

— Hola — Respondí con una sonrisa.

— Mucho gusto, te estaba viendo hace rato y quería saber si podías tomar algo para hablar, conocernos y quizás salir a tomar aire más tarde.

En fin, esto era...

— Claro, siéntate.

... Otra noche común en mi vida moderna.

— Mi Nombre es Ángel Joel Behemot.





Puedo Oírte - La Secuela De ¿Puedes Oírme? CANCELADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora