Capítulo X: Una noche complicada.

7 2 0
                                    

Ángel Behemot

— ¿Cuánto crees que estará dormida? — Pregunta Elle, su amiga pelirroja, mientras la otra chica descansa en el sofá de mi sala.

— Pues no sabría decirlo, pero probablemente sea por un buen rato.

Luego de que cayera desmayada he traído a Helena hasta mi penthouse y sus dos amigas me han acompañado. Está inmóvil en mi cama, arropada con mis sábanas. Sus amigas les han cambiado la ropa que estaba manchada de vómito y le han puesto unas de mis prendas para acostarla. Habrá que esperar unas horas para que se despierte. Me pregunto si es la primera vez que se emborracha, sabía que había bebido mucho, pero antes de verla salir no parecía estar tan intoxicada. Tal vez la tristeza que tuvo al saber que su ex novia se marchó a no sé dónde le haya afectado tanto, incluso hasta físicamente, que se debilitó y no pudo seguir controlando los efectos de todo lo que ingirió.

Su amigas están muy preocupadas por ella, así que les ofrecí agua a ambas siendo cortez. Llevan en mi casa al menos una hora y media y ya casi está saliendo el sol, las dos se le ven la mar de cansadas y con mucho sueño, yo por el contrario, sigo teniendo mis niveles de energía altos como casi siempre. Por los que les sugiero a ambas que vayan a su casa a descansar y que yo me quedaría cuidando a Helena hasta que despierte, al principio se oponen, pero luego de un rato aceptan y me dejan sus números de teléfonos para llamarlas apenas Helena se despierte, les digo que no se preocupen, y después de unos minutos de conversación, las acompañó hasta la puerta.

La chica pelirroja me da un abrazo de despedida y me da las gracias por haber salido a buscar a Helena, le respondo amablemente que no pasa nada, que son cosas imprevistas que pasan muy seguido, vuelve a agradecerme y se retira.

La chica rubia está por salir, pero se detiene delante de mí.

— Escucha... Lamento todo lo que te dije hace rato, no quería ofenderte — Dice avergonzada.

Le sonrío despreocupado.

— No pasa nada, no me sentí ofendido en lo absoluto, más bien, me sentí alagado de que dos chicas como ustedes se hayan interesado en mí. Pero como dije, no fui al club con intenciones de liarme con nadie y también respeto el hecho de que sean amigas de Helena.

— Ya... — Agacha la mirada — No quiero que pienses que somos unas regaladas o algo así....

— No pensé en eso, todos somos libres de hacer lo que queramos. Que dos chicas quieran divertirse sexualmente no las hace menos. Y no te preocupes, soy un cofre sellado, no le diré a nadie lo de esta noche.

La chica me regresa la sonrisa.

— Que bueno que sigan habiendo hombres tan caballeros como tú — Dice y me da un abrazo amistoso — Gracias por todo lo de esta noche, por cuidar a nuestra amiga y por... Ya sabes, no irte a la cama con nosotras a la primera.

— Hubiera estado muy entretenido si hubiera aceptado su oferta, de eso no hay duda.

La escucho reír.

— Seguro... Bueno, ya me voy. Cuida muy bien de muestra amiga y... Gracias por todo de nuevo.

La chica rubia me da un beso en la mejilla y da media vuelta para irse, pero no sin antes decir:

— Ah, y era en serio cuando dije que no hay duda de que Helena se encontró al tipo más raro de todo el continente — Me sonríe, confirmando que efectivamente lo había dicho como un cumplido y se va.

Puedo Oírte - La Secuela De ¿Puedes Oírme? CANCELADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora