Criatura diminuta.

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Como siempre Anne acompañada de Sasha caminaba de regreso a casa, después de una larga jornada en la escuela, se sentía cansada, pues había hecho educación física y poco después participó en el primer día del club de Tennis.

— Oye, Anne, yo voy de esta esquina a mi casa, ¿esta bien si te dejo aquí o...?— Decía Sasha un poco insegura.

— Oh, Sash, ya te dije que no soy una niñita, puedo cuidarme sola. —contestó relajada mientras se acerca a la rubia rápidamente— Ahora ve y come tu almuerzo en tu casa, cuidate, bye, shushu.

Anne sin más empujó con un toque sueve la espalda de su amiga para que vaya a su hogar sin preocupaciones. Sin duda alguna Anne estaría bien, ella mismo lo dijo ¿no?

Se dio media vuelta y siguió su camino por la calle contraria.

— Está bien, ¡no hagas nada extraño!

La tailandesa pudo escuchar de lejos a Sasha, no contestó y rió por lo bajo.

Al mirar casualmente un carro donde vendían hamburguesas, pudo ver... ¿un duende? ¿Un elfo?... ¿Qué era? La cosa es que, una pequeña criatura estaba robando un pedazo de pan de la mesa, se tiró a una escoba y bajó resbalándose del tubo ágilmente para luego ir corriendo a hurtadillas debajo del carro.

Ahora Anne se preguntaba si lo que acababa de ver es real o es solo su imaginación. Su expresión facial era indescriptible, tenía la boca abierta y estaba confundida, sus ojos tenía un toque de admiración y curiosidad... Además de estar viendo que alguien roba...

Disimuladamente fue por un costado del carro, de alguna manera esa personita había captado su atención y ahora Anne iba a descubrir de quién se trataba realmente.

Lo que no sabía, era que encontrarla iba a dar un gran giro en su rutina diaria.

Anne respiró profundo mientras se acerbaba sigilosa por el costado de la camioneta, se preguntaba si estaba loca realmente como para imaginar cosas extrañas.

La única vez que recuerda haber alusinado algo es cuando tomó Vino a los cinco años, el vaso estaba a su alcance y sin supervisor. Pensó "¿Porque no tomar un poco, mi papá lo hace, que si yo lo hago?".

El sabor dulce de la uva fermentada en su paladar la hizo adicta al líquido rojizo, no pudo con la tentación y terminó con el vaso completo... Claro, ese día acabó borracha alucinando cualquier cosa fantástica hasta el punto de andar desnuda en la calle, pero eso no es a lo que vine a contar...

— Hey niña, ¿viniste por alguna hamburguesa? —preguntó divertido el chico de cabello castaño.

Mierda, me atrapó... —pensó Anne sobresaltándose en su lugar— Ah... ¿Y-yo? —cuestionó señalándose a ella misma.

El chico solo afirmó con la cabeza manteniendo una sonrisa simple, apoyando su codo a la mesa.

— Ohhhh... Si, en realidad, quiero una hamburguesa de esas que están en la vitrina.

— Per-fecto.

Aprovechando que el chico había volteado, Anne se tiro al suelo y buscó con la miraba a su objetivo.

La pequeña criatura que comía tranquila su pan recientemente robado, volteó en un movimiento brusco a mirar a la invasora con los ojos abiertos y un sentimiento notable... Miedo.

Pequeños problemas || Marcanne Donde viven las historias. Descúbrelo ahora