✧✦✧ CAPÍTULO IX ✧✦✧

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N. Omnisciente

En la Avenida Prado sur número 183, donde se establecía la casa familiar de los Bernal. Derek se desperezó, despertando con el ocaso, debido a que la tarde de ayer la celebración por la adquisición de su nuevo automóvil se extendió, aún en contra de las negativas de Neil, a toda una noche de juerga; quedarse dormido en el trayecto de vuelta a casa le había servido para recargar el ánimo, motivo por el cual, apenas al abrir los ojos en el garaje tuvo esa idea y no dilato en organizar una fiesta con vecinos y cuantas personas conocidas, no dudo en extenderles la invitación. "gente" a quienes ahora llamaba amigos, de ese modo la celebración se extendió hasta las diez de la mañana. Ahora la cabeza le estallaba y tenía la boca seca.

«Nada que una cerveza fría no curara, se dijo o eso fue lo que uno de los asistentes a la fiesta comento que era infalible para la resaca».

Se encontraba en la recamara principal, la que había sido de sus padres, seguía en la cama, de forma lenta y torpe deslizo su cuerpo saliendo de entre las sábanas, se incorporó quedando sentado a la orilla y entonces sin desearlo en ese espacio familiar, donde tantos años durmieron sus progenitores, empezó a pensar en "aquel día".

No sabía por qué había elegido esa habitación para dormir, quizás fue la embriaguez del momento o tal vez era que después de todo los extrañaba, también podía deberse a lo extraño que se sentía dormir en su habitación con la cama del lado de la ventana vacía; el pensamiento lo engullo como una pleamar elevándose, lo arrastro hasta esa tarde en específico.

Se lanzó de espaldas sobre la cama con la mirada fija en el plafón blanco del techo, giro la cabeza del lado izquierdo sintiendo como era absorbido por esa fotografía familiar colgada en la pared, su mente comenzó a recrear todo: las imágenes desfilaron frente a él, obligado por una fuerza externa y en ese último pensamiento individual, inicio esa batalla

«Detente Demian. No hables de ese día ¡Lo prometimos! ¡No lo hagas! Grito dentro de su cabeza»

Enterrando las uñas sobre las sábanas, arqueando la espalda e intentando con desesperación que los pensamientos de su gemelo, no lo arrastrara a esa desdichada noche; no quería recordar, se resistía a que lograra drenarle el mínimo gramo de culpabilidad, sus ojos se pusieron en blanco, un hilillo de sangre descendió de su fosa nasal derecha. Dejo de resistirse y sonrió de forma hueca

«Perfecto hermanito ¿Quieres jugar? Juguemos. Nada más que yo seré quien cuente mi versión, advirtió empujando».

Demian se encontraba en la oficina del Doctor Paul Horwitz, decidido a tener el control de la sesión, comenzó a hablar, ignorando los ruegos dentro de su cabeza por parte de su hermano, se llevó una mano a la frente negando le respondió de forma mental

«—¿Tú versión? Aquí no hay versiones Derek, solo lo que en realidad sucedió y tus delirios, cargados de tu necesidad de culparme a mí. ¡Deja de empujar dentro de mi cerebro! Solo te vas a terminar lastimando; ya sabes que soy más fuerte y controlado en nuestros juegos, te dejare escuchar es por eso que abrí el canal de conexión, pero ni sueñes con que puedas tomar participación —le advirtió.

Demian pudo sentir el enfado de Derek en su propia piel, sus pulsaciones se incrementaron como las de su hermano potenciando sus sentidos, de la misma forma que debía estarle sucediendo a su hermano, donde quiera que se hallara. Así que sin deseos de herirlo y sin cuestionarse porque no lo hacía, ya que Derek, se merecía eso y mucho más, se detuvo y cedió

«—Está bien, al parecer has estado practicando; iniciare yo y sí logras quitarme el control de la narración, te prometo no interferir».

El silencio en su mente; y el cese de la presión dentro de su cráneo fue la respuesta a un acuerdo de gemelos. Derek había aceptado, sus pulsos cardiacos se regularon recuperando sincronía.

Opuestos IdénticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora