Esa noche, Emma despierta luego de estar horas inconsciente en la ducha. Le cuesta comprender cómo ha llegado a esa situación.
Está bastante golpeada y aturdida.
Las preguntas sin respuesta se acumulan en su mente. Ella quiere saber qué sucedió y qu...
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El humo se extiende por todo el horizonte. No tengo ni idea qué porción de la ciudad de nueva Francia sigue en pie, pero, por las distancias, parece que son los campos de alrededor y algunas secciones de la costa.
Y, como siempre que los veo, no puedo evitar preguntarme si mi casa seguirá en pie.
Pensé que en algún punto cesarían, pero me equivoqué. Lo único que hicieron fue aumentar. Esta semana ya van cuatro. La cantidad de aviones y helicópteros que entra a la isla debe ser gigantesca, pero hace tiempo que no los veo de cerca.
«Mejor así», suspiro.
Avanzo con un nudo en la garganta mientras repaso mentalmente que he dejado todas las ventanas aseguradas y me fije que cada una de las puertas estuviera cerrada. Lo revisé dos veces. Incluso con una checklist en papel.
Me acomodo la mochila, la cual no pesa demasiado, pero tiene cosas suficiente para que no me suceda nada malo. Traje conmigo una linterna que alumbra varios metros de distancia y dos teléfonos de repuesto. Además, tengo un cargador solar bien lleno de batería para cuando empiecen a acabarme la pila de alguna de mis tres fuentes de luz.
En la parte inferior de la mochila de campista tengo enganchada una carpa pequeña en caso de no encontrar refugio. La última vez que la armé, me demoré exactamente trece minutos. Nada mal para una novata que ensayó más de cuarenta y cinco veces, creo.
En pleno invierno, quise salir a explorar. Pero me tuve que regresar por una tormenta donde, incluso, había una ventisca en la cual caía una cantidad copiosa agua nieve. Hacía tanto frío que tenía los músculos entumecidos y cada movimiento resultaba ser una tortura inexplicable. Sin embargo, como ahora estamos en octubre, los días están siendo cada vez un poco más cálidos, aunque en las noches el frío afuera sigue siendo insoportable. De todos modos, no me quejo ya pasó «la peor temporada».
Luego de dejar el pozo atrás y empezar a caminar por la autopista, saco mi mapa de la localidad de Munitze. He señalado con marcadores todas las zonas exploradas y las que me faltan aún por mirar. Munitze es más chica que Nueva Francia en cuanto habitantes, pero en tamaño, la duplica.
Tenemos que ir a un sitio bastante alejado, pues lo que es la intendencia de Vomtinèr la recorrí por completo bastante rápido, después de todo, es la más pequeña del país y su mayor territorio lo ocupa el bosque nacional y la planta nuclear que está abandonada. Pero, según el mapa, donde voy ahora es un área en la cual hay varias estaciones de servicios, paradores de descanso, fábricas, moteles y más. No es una zona turística, más bien parece ser el polo industrial de Munitze.
