38. Condimentos y especias

3.3K 449 156
                                    

¿Sabían que tengo un 📱 grupo de lectores 📱 de Telegram? ¡¿Qué esperan para unirse?! Hay adelantos de SOLA. 😌

Recuerden votar, sus interacciones me ayudan mucho a crecer. 💖

¡Si es posible, dejen opiniones y comentarios! ¡De verdad, son muy importantes para mí!

No se olviden seguirme en mis redes. 🤳🏻 (Estoy mucho por Twitter e Instagram - Soy NaiiPhilpotts  en TODOS lados) 

----

🛐🛐🛐 Etiqueta a un amigo al que le recomendarías esta historia o Emma se meterá en problemas. 🤠👀

Síganme, 

NaiiPhilpotts

El tintineo de los cubiertos se diluye hasta que un silencio incómodo se instaura entre nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El tintineo de los cubiertos se diluye hasta que un silencio incómodo se instaura entre nosotros. Mi petición aún flota en el ambiente, entre nosotros, casi podría jurar que se oye como un eco a nuestro alrededor. Las volutas de humo que se desprenden de la olla de comida capturan mi atención. Huele a especias.

Tomo mi cuenco y me dejo embriagar por el calor de la cerámica que traspasa hasta mis manos. Gabriel me tiende una cuchara para que no me estire y, tras agarrarla, cargo una cucharada de comida y me la llevo a la boca, intrigada por probar su sabor aromático. No sé qué comida es y en apariencia parece algo horrible. Sin embargo, está tan caliente que me obligo a tragar sin siquiera pensarlo, inmutable. El caldo se desliza por mi lengua y baja a través de mi interior calentándolo con un calor que, en el fondo, no deja de ser agradable. Apenas puedo distinguir más que unos cuántos sabores.

Gabriel parece no percatarse de mi pequeño accidente. Al contrario, me observa de una manera que me resulta imposible de descifrar. Huyo de sus ojos grises, sobre todo por el cardenal morado que adorna uno de ellos. A pesar de estar avergonzada por golpearlo, me siento orgullosa de saber que fui capaz de lograr algo así. No sé, se siente revitalizante ser consciente de que ya no soy débil.

—¿De qué te gustaría hablar? —responde con una pregunta. Su voz me sobresalta y me aparta de mis pensamientos.

No respondo. Tomo una nueva cucharada de la comida y soplo, despacio. Observo con detenimiento el alimento que estoy a punto de tragar, el cual consiste en un caldo de color extraño y de textura algo espesa, poco apetitoso. Tiene algunos vegetales enlatados, papas salvajes del bosque, con algo de pasta y carne enlatada. Cuando se enfría, como.

Y me sorprendo. Las texturas juegan en mi boca y cada vez que chocan causan una explosión de sabor totalmente diferente a la anterior. Son gustos ajenos y nuevos, pero hay un picor familiar, algo que me causa una sensación de cercanía que no soy capaz de recordar.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora