¡Bienvenidos a otro capítulo de SOLA!
Su apoyo en el capítulo 21 me motivó tanto como para poder traerles este más rápido. ¡Muchas gracias! 🥳
¡Espero que puedan continuar apoyándome a mí y Emma! 🔥
Así tendremos capítulos cada vez más seguido. No saben cuánto quiero poder terminar esta novela. 💖
Salgo de bañarme. Hoy no me preocupé por el agua.
Es mi último día aquí. Horas, mejor dicho.
Me di el lujo de derrocharla y llenar la tina hasta que las canillas quedaron secas, lo cual sucedió mucho antes de llenar la bañera, valga decir. Pero no me importó, pues también calenté agua y pude bañarme con agua tibia.
Satisfactorio es una palabra que se queda corta para definir lo rico que fue. Ahora que he salido, el frío eriza mi piel por completa, así que me apresuro a secar mi cabello que hace varios días no lo lavaba por miedo a quedarme sin agua.
Huelo bien y eso me hace sentir bien. El agua se llevó consigo mis últimos malestares. Además, he podido dormir, no por mérito propio... si no por ayuda de unas pastillas para dormir que encontré cuando revisé la oficina en el maletín del que era —o es— el director del hospital. Últimamente escucho cada vez más ruidos, siento que el hospital está vivo. Todo cruje. Afuera hay muchísimos ruidos, y he escuchado hasta las criaturas. Siempre merodean. No nos han olvidado. Después de la primera noche, no había vuelto a descansar por lapsos mayores a una hora hasta hoy. Fue excelente poder dormir sin que cada minúscula cosa me despertara.
Tomo el móvil que estoy usando como mi linterna actual y camino hacia la habitación. En la cama he desplegado todo mi equipaje, el cual está listo para ser guardado en la mochila de campista.
Sin embargo, antes de ponerme a ello, me visto con una muda cómoda de ropa. Opto por ponerme mis jeans —bueno, uno de los que le saqué a Lisa—, los cuales huelen terribles a causa de secarse en este sitio con poca ventilación y una camiseta de mangas largas. Arriba, me pongo un hoodie negro con bolsillos canguros. Me calzo con mis zapatillas y, cuando veo lo maltratadas que también están, no puedo evitar pensar en todo mi armario y las cosas que dejé en casa.
—¡No importa eso ahora! —me digo y me distraigo pensando otra vez en el olor a snacks de queso que tiene toda mi ropa.
¡Dios, cómo deseo salir para poder respirar otra cosa que no sea el olor de esta habitación! No lo soporto.
Me pongo un poco de perfume que mi madre tenía en su cartera y me traje conmigo, y empiezo a trenzarme el cabello porque necesito que el cabello esté lejos de mi rostro en la salida.
Escucho que Syria gruñe en el recibidor que también funciona como oficina y la llamo. Ella también quiere irse, desde hace días está inquieta. La entiendo, a mí también me cuesta mantener la cordura en este lugar. No hay ventanas, no hay luz, no hay aire puro. Ahora tampoco hay agua.
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Sola
Science FictionEsa noche, Emma despierta luego de estar horas inconsciente en la ducha. Le cuesta comprender cómo ha llegado a esa situación. Está bastante golpeada y aturdida. Las preguntas sin respuesta se acumulan en su mente. Ella quiere saber qué sucedió y qu...