Capítulo 24

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Su celular sonó, lo sacó del bolsillo interno de su traje y lo dejó en su mano. Se volteó para responder rápidamente y luego conocer a aquella muchacha que le hizo acelerar el corazón como solo una persona podría hacerlo en la vida, y eso que solo la había visto de perfil. Contestó el celular, resultó ser Alessandra, -rodó los ojos con fastidio al escuchar su voz chillona. Quería que ambos fueran a donde se festejaría su casamiento en tres semanas, para que ambos escogieran los centros de mesa. Algo estúpido y una pérdida de tiempo según él. Cerró el teléfono luego de un seco No, sin despedirse. Volteó rápidamente en busca de la muchacha pero esta ya estaba marchándose cogiendo al niño de la mano. Quiso correr para alcanzar, pero detuvo el impulso siguiéndola de lejos. Caminó varias cuadras a paso lejano de la muchacha. Hubo un momento en que ella llevó su mano derecha a su cuello, como acariciando algo. Él instintivamente hizo lo mismo, se tocó la cadena de oro donde colgaba su anillo. La muchacha se detuvo en unos bloques, eran solo tres columnas de dos cada una, nada grandes. Un muchacho no mucho mayor que él, salió de uno de los bloques de la planta baja como esperando la llegada de la muchacha. El corazón se le oprimió cuando vio al hombre saludando de un abrazo cariñoso a la chica y luego levantar al niño y darle varias vueltas en el aire. Seguro era el padre del bebé, pensó cuando vio al niño abrazarlo con amor. Sus ojos se humedecieron, quiso ser él quien completara aquel cuadro familiar, pero más quiso que aquella mujer fuera _______ y el bebé fuese el hijo que ella llevaba en su vientre y que un poco antes del accidente se lo revelara.
Ya se iba pensando que la muchacha entraría en ese pequeño apartamento donde la esperaba su esposo, pero lo detuvo el ver que ella y el niño se despedían con la mano y caminaban de regreso a otro de los bloques, subió las escaleras de madera y de su cartera saco unas llaves o eso parecían. Abrió las puertas, y ella y el pequeño entraron al no muy espacioso apartamento donde aparentemente no había nadie. Su rostro alzó una media sonrisa esperanzada.
Se detuvo a pensar que era lo que haría, tenía varias opciones: largarse y olvidarse de esa extraña que le hacía recordar a su _____. Volver y verla de frente con la esperanza que _____ no se haya muerto en aquel accidente y que estuviese viviendo allí sin querer volver a su vida anterior -Se pateó mentalmente al escucharse a sí mismo pensando en eso, ni aunque ese día hubiese ocurrido un milagro ______ se podría haber salvado. Ni ella, ni su hijito. Ni aunque cada noche él soñara y anhelara que ellos dos estuviesen vivos y juntos los tres.
Subió su muñeca para verificar la hora, estaba sobre tiempo. Sus socios ya deberían haber estado en la construcción esperando por él. Empezó a caminar de regreso cuando una fuerza interna e involuntaria lo detuvo, se regresó y caminó con paso decidido hasta que subió las escaleras y estaba tocando la puerta del apartamento. 
Esperó unos dos minutos, hasta que el mismo niño estaba guindado de la manija de la puerta tratando de abrirla. Se le quedó viendo con aquellos ojos tan parecidos a los suyos propios. Era una mirada tan intensa que se tuvo que acuclillar para verlo más de cerca. Su cabello tan despeinado y marrón como alguna vez lució el suyo a esa edad. Sus ojos no tenían un color definido, eran verdes olivos con manchas azules cielo, llegando a ser magníficamente hipnotizantes. Eran increíbles. Tuvo el impulso de acariciar su rostro, el niño aun lo seguía viendo a los ojos sin parpadear, su corazón le decía algo… Ese niño…

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Luego de haber llegado del parque con James pasó a saludar a Gabriel, su vecino del otro lado. Un hombre de veintitantos años, soltero y que algunas veces se quedaba cuidando a James cuando la señora Mery no podía. Aun llegando a su apartamento podía sentir la mirada que la venía siguiendo desde el parque, y ya estaba un poco asustada. En el camino se había tocado el anillo que llevaba en su cuello colgando de una cadenita, una de las pocas cosas que tenía desde que se despertó en casa de la señora Mery, después que tuvo aquel accidente, pero del que ella no recordaba nada, hasta hace unos ocho meses donde empezó a tener repetidas pesadillas donde veía a un hombre siendo sacado de un auto volcado, otras donde ella estaba con aquel mismo hombre en unas playas cristalinas.
Dejó a James comiendo cereal sin leche servido en un tazón, luego de haberlo bañado. Mientras el veía Actividad Paranormal 3. Sí, su hijo pocas veces veía series de dibujos animados o series que pasaban por Disney Channel. El veía desde las noticias de CNN, hasta películas de fantasma. Su hijo era especial. Bárbara se fue a dar una reconfortante ducha. Se desvistió y entró a la lluvia artificial, el agua estaba caliente sin tener que encender el calentador (en donde vivía la temperatura solar estaba tan alta que pocas veces hacía falta que encendiera el calentador). Se restregó el cuerpo con el jabón deteniéndose en donde tenía aquellos tatuajes. ¿Qué, en su otra vida, le había hecho pensar que los tatuajes eran geniales? Y más aquel que descansaba en su espalda, con un ‘’Hecha Para Niall Horan”, ¿Quién sería aquel Niall Horan? Fuese quien fuese se sentía estúpida por haber hecho aquello. Ella no era de nadie, ni aunque en su pasado fuese tan inmadura como para pensar lo contrario. Se terminó de quitar el shampoo del cabello, cuando escuchó la puerta, le gritó a James un ‘’No abras’’ y tomó la toalla para secarse. La envolvió alrededor de su cuerpo y salió a la habitación. Fue a una de sus cajoneras y buscó ropa interior, luego se colocó un pijama de short y una camisa sin mangas. Fue hasta su pequeño tocador para buscar el cepillo, y rápidamente peinó su corto cabello. Salió de la habitación para ir a la de James. Como la casa era pequeña, su habitación, la de James, la cocina, el pequeño juego de comedor y el cuartito de lavado daban con la sala. Por eso cuando salió vio a su hijo de espaldas siendo observado intensamente por un hombre de traje. Un hombre que curiosamente se parecía al hombre borroso de sus pesadillas. Raramente no estuvo asustada como normalmente lo haría, aun así camino los pocos pasos que la separaban de la puerta principal y alejó a su hijo de los brazos de aquel extraño hombre.
-¿Qué cree que hace? –Le preguntó enojada – ¿Quién es usted? Si el Señor Marshall lo mandó a que me cobrara nuevamente, dígale que el acuerdo que teníamos era para la próxima semana, que no me moleste.
-Yo… No, no… -Puso su mano para que ella no le cerrara la puerta en la cara y colocó su pie entre ella sin importarle lo que le pasaran a sus caros zapatos italianos. Ella se parecía tanto a _____... ¿Y si era ella? Su corazón empezó a latir con fuerza.
-¿Quién es usted entonces? –Espetó ella viéndolo a los ojos por primera vez. Quedó casi boquiabierta al verlo de frente, era ÉL. Aquel hombre con el que ella soñaba casi a diario. Sus ojos. Eran tan parecidos a las manchitas que tenía James en el contorno de su iris. Su nariz y perfil eran los mismos que los de James, casi podía jurar que si aquel hombre no llevara una barba de tres días, y su cabello no estuviese corto a la par y arreglado, pudiese pasar por hermano o padre de James. Sacudió la cabeza, aquel hombre de traje fino y mirada penetrante nunca sería el padre de James.
-____... –No terminó de decir el nombre –el hombre estaba que se desmayaba.
-¿Quién? –Aquel nombre desenrollándose en la lengua de él, le pareció tan familiar.
-_____... –Se acercó a ella, llevando su mano suavemente hasta la mejilla de ella, la veía a los ojos, perdiéndose en aquel verde olivo que lo había enamorado. Ladeó la cabeza y se acercó a ella, podía sentir su respiración acelerada y su aliento con olor a menta. Cortó el espacio que quedaba entre ambos y la besó.
Bárbara no sabía lo que estaba haciendo, pero aquel beso le supo tan bien, aquellos labios ella los conocía, estaba segura. Aunque desde que despertó y luego de haber tenido a James jamás ni nunca dedicó tiempo para salir con hombres, excepto por Gabriel, que era su vecino y que aunque sabía que el tenia sentimientos por ella, nunca le había insinuado algo.
Aquel beso le sabía a gloria, no pensaba ni actuaba, su parte racional había desaparecido. No sabía si habían pasado horas, minutos o segundos, pero cuando una lucecita en su cabeza se prendió acusándola como ‘’inconsciente’’ y diciéndole algo como ‘’No te sabes el nombre de este hombre Bárbara’’ se separó. Aunque su mano estaba en el pecho del hombre no tenía la fuerza como para moverle ni un musculo, por lo que quitó el rostro con un movimiento brusco y con un impulso y fuerza nada normal le pegó una cachetada dejándole en segundos la mejilla roja con todos sus dedos marcados.
- ¡Pervertido! ¿¡Qué se cree!? ¡Váyase de mi casa! –tuvo impulso de pegarle nuevamente, pero al ver la cara perturbada del hombre, solo dio unos pasos atrás y le cerró la puerta en la cara, esta vez el chico no hizo nada por sostener la puerta.

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-Mami… ¿Ete teño eda mi papá? –Preguntó James un rato después, cuando ambos estaban viendo una película animada por petición de una madre con la mente ida. La voz de James iba cargada de sentimiento y esperanza.
-¿James, tú te acuerdas cuando hace un tiempo yo te conté que hay muchos niños que no tienen papá, y que esos niños tienen suerte de tener una madre que los ame por dos, verdad?
-¿Entonces pod que Bobby, el de mi estueda tiene und papá y unda mamá y ed se ve más fediz en susd dibujitos? –James se movió en la pequeña cama, y ahora quedó viendo de frente a su mamá con ojitos lagrimeados.
-¿Tú no eres feliz, mi amor?
-Ti, pedo hay veces en donde quisieda tened un papá –Sus ojos empezaron a botar pequeñas lagrimitas- Quiedo que juntitos veamos las estellas.
-Perdóname mi amor –Lo abrazó con fuerza y lo acostó en su regazo, empezó a acariciar su despeinado cabello, hasta que el niño se quedó dormido –Te amo, mi corazón –Le murmuró, cuando lo dejó acostado en su camita, lo arropó hasta los brazos y le dio un beso en la frente, apagó la televisión, y luego apagó la luz, cuando estuvo todo apagado, unas estrellas pegadas en el techo empezaron a brillar, haciendo ver su techo como el mismo cielo.
Caminó hasta su habitación y se dejó caer en la cama, recordando todo lo que había pasado desde que tuvo a James, las noches que paso en trasnocho porque el bebé dormía en las tardes y estaba toda la noches despierto, se dormía a las tres de la mañana y a las cinco ella se tenía que levantar para ir a la casa de servicio donde la señora Mery le había conseguido su primer trabajo como limpiadora de hogar. Luego, cuando James tuvo su primer añito y le habían empezado a salir los dientes, el bebé lloraba porque le dolían sus pequeñas encías, haciendo que ella quisiese llorar también, al ver su sufrimiento. Recordaba, todos y cada uno de los momentos que había pasado con James, como cuando se enfermó hace un tiempo y el niño había estado débil y no se le veían en sus ojitos ese brillo travieso que le caracterizaban. También recordó cuando a penas a sus dos añitos el pediatra le dijo que James tenía un leve autismo, que aunque era un niño normal, su conducta personal y su desarrollo con otros niños sería diferente. Recordaba el sufrimiento por el que paso cuando le dijeron aquello, pero que luego con mucho amor ella se había levantado y había empezado poco a poco a inducir a James por un camino normal, y aunque ella sabía que su niño era un amor con ella, casi no hablaba ni jugaba o interactuaba con otros niños de su edad. Recordando tanto, se quedó dormida.

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Se movía entre sueños. Veía unos ojos color miel a cada parte que iba. Le dolía la cabeza de tanto pensar. Se veía a ella misma en un auto corriendo por una pista a toda velocidad. Se veía a ella de nuevo con un hombre mayor, dos muchachos jóvenes y una mujer como de su edad. Estaba más joven, se le veía en la cara, su cabello más largo y su cuerpo más de niña. Se vio también a ella peleando un par de veces con el mismo hombre al que había besado hoy. Con la temperatura alta y retorciéndose cada vez más, HABÍA RECORDADO ALGO.
Sabía quién era.

_______ Jarrett.

Amor Clandestino-Niall y Tu-Hot-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora