5. Amalia

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La tensión podía cortarse con un cuchillo, en aquel pasillo que olía a desinfectante y Paula dedujo que esa mujer junto a Roby, era la causante del estado nervioso de él. Aunque Roby siempre había sido muy reservado, Paula tuvo la extraña certeza de que era su ex prometida.

-Hola, soy Paula, la compañera de Roby.

-Inés, es un gusto conocerte. --respondió y se giró hacía él -. Te acompaño a ver a la señora Amalia.

-No, después voy. Gracias, Inés.

-Ok -decepcionada no tuvo más remedio que irse-. Regresaré a mis quehaceres entonces. Chau.

Roby buscó la mirada de su compañera, le extrañó que no llevara el uniforme y cuando le preguntó los motivos, ella simplemente respondió que estaba de vacaciones.

-¿Cómo supiste que estaba acá?

-Supuse que estarías con la señora Parsons y vine a verte, porque Ibáñez me avisó que el comisario te quería comer crudo, así que quise advertirte.

-Si, ya estuvimos dialogando.

-¿Y qué te dijo?

-Lo de siempre, amenazas y más amenazas.

-Ese tipo te odia.

-Me importa muy poco eso, yo solo quiero llegar al fondo de todo esto.

- ¿Quién es la señora Amalia?

-Es una larga historia, pero te la voy a contar más tarde. Gracias por preocuparte por mi.

-Para eso estamos los compañeros.

-Voy a hablar con Amalia y ya me retiro del hospital. Hay una cafetería acá en frente ¿Me esperarías ahí?

-Sí -sonrió y tomó asiento en un banco.

La puerta de la habitación 56 estaba entreabierta y al asomarse, Roby pudo verla acostada. Su cabello gris se extendía sobre la almohada y su cuerpo frágil estaba cubierto de vendajes. Cualquiera al ver sus heridas, hubiera sentido pena por ella, cualquiera menos él. Roby conocía muy bien a la "La bruja del bajo". Desde niño había tenido el cuidado de no pasar por enfrente de su casa y jamás participó en las expediciones, que sus compañeros de escuela hacían a la propiedad de la vieja. Su querida abuela, siempre le había advertido de la maldad que reinaba en el corazón de Amalia y del viejo rencor que había entre ellas. Una enemistad de larga data y de la cual nunca conoció detalles.

La vieja Amalia tenía fama de abortera, experta en amarres, y otros trabajos de magia negra. En el pueblo todos le temían. Sin embargo nunca faltaban quienes camuflándose en las sombras de la noche, se acercaban a su hogar para resolver sus "problemas".

-Permiso...

-Pasá, te estaba esperando.

Acercándose permaneció de pie junto a la ventana y fijo los ojos en los de la vieja.

- ¿Por qué quiere hablar conmigo?

-Ahora sos un hombre, pero todavía me tenés miedo.

- ¿Qué es lo que quiere, Amalia?

-Alguien quiere matarme.

-Eso no me extraña. ¿Hizo la denuncia?

-Esto no es algo que la policía pueda resolver.

- ¿Entonces por qué me llamó?

-Hace años recibí en mi casa a una niña y al hermano. Su nombre es Fátima y quería hacer un pacto satánico.

-¿Eso que tiene que ver conmigo?

-Siempre fuiste educado, te pido que no me interrumpas. Puede que esta sea la única vez que admita un crimen -Roby se disculpó -. Ella me entregó a su hermanito bebé a cambio de una nueva vida ligada a las riquezas y fama. El pacto salió bien y cubrir las huellas del asesinato no fue un problema. El padre era un borracho y fue preso por el homicidio. Murió en la cárcel y los niños fueron adoptados por una familia rica.

-¿Quién desea su muerte, Amalia?

-El niño. No recuerdo su nombre, pero sé que viene a matarme. Lo vi en el fuego, la noche que me accidenté.

- ¿Y me cuenta esto para que la proteja?

-No, te lo cuento porque también vi tu cara en las llamas. Él también quiere matarte.

- ¿A mí? ¿Por qué? -. Preguntó incrédulo.

-Sos la espina en su pie.

-No la entiendo, Amalia.

-Sos un chico inteligente y astuto como un zorro. Sé que vas a resolver esto.

- ¿Qué espera de mí?

-Nada, solo quería hablar con vos para advertirte -se le quedó viendo y esbozó una sonrisa -. Te pareces mucho a él. Demasiado.

-¿A quién?

-Estoy cansada, quiero dormir un poco.

-Aunque no se lo merece, tiene que pedir ayuda.

-No le tengo miedo a la muerte. Cuídate, muchacho.

-Adiós, Amalia.

Cuando llegó a la puerta se giró para verla por última vez. Todas las cosas que ella le había dicho corrían por su cabeza y algo perturbado salió de la habitación.

Lux In Tenebris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora