Tan rápido como podía Roby revisaba las cajas de evidencia, del caso del payaso, y su pulso se aceleró cuando abrieron la puerta.
—Si el jefe te encuentra acá, vas a terminar haciendo peatonal hasta que te jubiles. Ya te lo advirtió—dijo Álvarez.
—No me importa, porque mirá lo que encontré —mostrándole una bolsa de papel madera, le señaló la esquina en donde estaba el dibujo, hecho a mano, de la cabeza de un payaso —. Es su firma, estoy seguro de eso.
Roby tomó un par de fotografías con su móvil, y volvió a dejar todo en su lugar. Antes de que pudieran salir, sin ser vistos, un agente apareció de improvisto.
— ¿Qué hacen acá?
—Queríamos estar solos —respondió ella guiñándole el ojo —. Ya sabés para qué...
— ¡Ah, ya veo! No se preocupen que no voy a decir nada.
—Gracias. Te debemos una —dijo Álvarez ante la impávidez de Roby.
En el pasillo Roby le dio las gracias por su lealtad y ella le pidió que tuviera cuidado.
Los últimos rayos del sol se perdían detrás de las torres de los edificios y en el cielo sonrojado se podían apreciar las primeras estrellas.
Roby estaba a unos pasos de su edificio y sentía que había llegado con las últimas fuerzas. Estaba agotado física y mentalmente, pero tenía planes de comer con Miguel y no quería postergar otra vez. Hacía mucho que no se veían, en parte por la diferencia de horarios y también porque no estaba del mejor humor últimamente.Ingresó al edificio y fue como si le dieran un golpe en el vientre, cuando vio los globos rojos decorando el lobby.
—Es el cumpleaños de la nena del 5to "b" — le informó José, el conserje, al verlo tan sorprendido — ¿Estás bien, Roby?
—Sí, solo estoy cansado.
En ese momento las puertas del ascensor se abrieron y un hombre joven salió de la cabina metálica. Llevaba una llamativa camiseta con la imagen del payaso IT. Sin embargo, lo que más perturbó a Roby, fue la manera en la que lo miró, directo a los ojos, como si lo estuviera desafiando y con un dejo burlón asomando en su sonrisa torcida.
—Feliz noche, señor oficial. —dijo imitando un inapropiado saludo militar.
Roby asintió con la cabeza y se obligó a no responder a la provocación de aquel desconocido. Estaba acostumbrado, por su trabajo a recibir burlas y humillaciones.
—Hay cada loco suelto —dijo el conserje.
—No te das una idea. Hasta mañana, José.
Arrancando el globo pegado en su puerta entró al departamento. Lo primero que percibió fue el olor de la carne asándose en el horno y su estómago vacío le recordó que llevaba días sin comer algo decente.
Asomándose a la cocina, saludó a Miguel quien muy concentrado preparaba una ensalada y luego siguió de largo rumbo al baño.Después de una reconfortante ducha y de ponerse ropa cómoda, estuvo listo para disfrutar de la velada.
Mientras comían, Roby le habló de los casos que le había tocado atender y Miguel se mostró muy interesado por la historia de el perro zombie.
—Un nigromante en la city. ¿Quién lo habría imaginado, no? —rellenó su copa y la de Roby — Bueno, vos y yo sabemos que en esta ciudad han pasado y pasan cosas muy raras. Y vos tenés un imán, amigo.
—Álvarez dice que es porque tengo una luz interna que atrae a seres malignos. Que soy una especie de faro en la oscuridad.
—Humm, es linda tu compañera. ¿Ustedes están juntos?
—No. Solo somos camaradas.
—Nadie te culparía, Inés siguió con su vida y vos deberías de hacer lo mismo.
—¿Hablaste con ella? —se animó a indagar.
—Sí, y me dijo que se va a casar pronto.
--Life goes on —sonrió triste.
Desviando la mente de Inés, decidió mostrarle las fotos que había sacado, en donde se veía lo que él denominaba la firma del asesino.
Miguel sabía que Roby no se iba a dar por vencido y por esa razón le ofreció su ayuda. Iba a ser como en los viejos tiempos, ellos dos contra las fuerzas del mal y sin darse cuenta sonrió.
Roby salió al balcón con la excusa de fumar un cigarrillo, pero la verdad era que necesitaba estar a solas por un momento, para poder digerir la noticia de la boda de Inés.
Durante un tiempo había pensado que ella iba a volver, pero ahora las cosas habían cambiado y no tenía más opción que dar vuelta la página y concentrarse en atrapar al maldito payaso asesino.
Cuando entró a la cocina, encontró a Miguel comiendo pastel y quiso saber de dónde lo había sacado.
—Lo trajo un chico antes de que vos llegues. Dijo que te lo mandaba su mamá, la señora del 5to "b" —se metió un enorme bocado y luego le acercó el plato.
Roby se quedó pasmado con el tenedor suspendido a escasos centímetros de su boca. Acababa de ver entre las migas del bizcocho y la crema, una serie de líneas dibujadas en el plato que le resultaron muy familiares.
Desoyendo las protestas de Miguel, tomó el plato y arrojó el resto del pastel a la basura. Ante los ojos de ambos quedó expuesto el dibujo del payaso y Miguel aterrado, comenzó a meterse los dedos en la boca para inducirse el vómito.
La señora del 5to "b" no entendía de que le estaba hablando su vecino, pero le repitió varias veces que ella no tenía ningún hijo varón y que nunca mandó pastel a su casa ni sabía nada de los globos rojos. Roby lleno de frustración, regresó a su casa y le dijo a Miguel que iba a llevarlo al hospital.
De camino al nosocomio, su móvil comenzó a vibrar y en la pantalla decía "número desconocido". Aceptando la llamada, puso en altavoz y segundos después una macabra melodía de circo, resonó en el interior del automóvil.
—¡Te voy a encontrar, hijo de puta!
ESTÁS LEYENDO
Lux In Tenebris
Mistero / ThrillerUna fiesta de cumpleaños infantil que termina en tragedia, sacude tranquilidad de una pequeña ciudad, y el oficial de la policía Roby Valente siente que es su obligación encontrar al asesino, que ocultando su identidad bajo un disfraz de payaso. fue...