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Emilio y Ema habían decido cerrar por tres dias el restaurante mientras le hacían unos arreglos, así no incomodaban a la gente y estos terminaban rápido. El rizado estaba más que feliz, pues ahora podía pasar más tiempo con su pequeña familia.

Era las seis de la mañana y Joaquin escuchaba a su Alfa fuerte a lo lejos y un chapoteo de agua junto a cosas cayendose. Restregó su rostro en la almohada sin abrir los ojos, espero a que parara.

No sucedió.

Enojado de que habían interrumpido su sueño y de que despertaría a Amaris, el Omega se levantó, yendo hacia la cocina con sus pantuflas de dinosaurio.

No importa cuántos años pasasen, ni cuántos hijos tuviese, Joaquin Bondoni era todo un bebé.

Encontró a su Alfa, sentando en medio de la cocina observando al tubo botar agua en cantidades de chorros. Joaquin se encandalizo.

──¡Emilio, pero que haces!

──Arregló el tubo del agua.

Joaquin llevó su mano a su frente viendo el desastre que había hecho su Emi.

──Amor. ──llamó. ──¿Cómo te digo esto si que suene malo?, mi vida, tú no sabes de fontanería.

───¡Claro que sí, Joaco!, no es tan difícil. ──el Omega suspiró. Odiaba matar las ilusiones de Emilio.

Pero, era eso o su casa destrozada.

──Amor, no sabes...

──Que si sé, Omega.

──No, amor. No sabes. ──siguió el Omega, esquivando el charco de agua y llegando hasta su Alfa.

──Si sé, Omega. ──Emilio hizo una especie de berrinche, Joaquin rodó los ojos.

──Marcos, no sabes. ──Joaquin lo beso en la mejilla. ──Trata de tapar eso, yo limpiare el charco.

El mayor suspiró.

──Perdóname, Omega. Te desperté nada más para limpiar, no debía ser así, tenía que mimarte, luego hariamos el amor y después nos levantaríamos de la cama.

──Emi, bebé. Amaris es una niña de dos años, creeme que los mimos y hacer el amor no hubieran alcanzado en el tiempo. ──Emilio bufó.

──Amor, no lo tomes a mal. Pero extraño estar dentro de ti. ──Joaquin sonrió enternecido.

──No hemos tenido mucha acción, lo lamento, Alfa. ──Emilio negó.

──Está bien, ambos estamos ocupados. ──Joaquin asintió estándo de acuerdo. ──Pero esa no es excusa, hemos estado hasta la corinilla y siempre teníamos sexo.

──Si, pero esos problemas no tenían manitos ni piecitos ni una vocecita que gritara mami a cada rato. ──Joaquin se giro por mero instinto. ──Hola, mi bebé preciosa.

Amaris se veía más dormida qué despierta. El Omega la tomó en brazos y dejó un beso en su mejilla pequeña, la arropo por hacía un poco de frío.

──Zafiro. ──llamó Emilio, Joaquin se volteó. ──Llévala a la cama, yo limpió aquí.

──Pero amor...

──Anda, yo quiero acostarme también otro rato. ──Joaquin asintió.

──Bien.

Amaris se durmió en brazos de su madre, el Omega la acostó en la cama de Emilio y él, se cepillo rápidamente los dientes y luego se posicionó al lado de ella y su hija se acurrucó a él. Escuchó a Emilio mover cosas y como veinte minutos después apareció en la habitación.

──Debo darme un ducha rápida, estoy sucio. ──informó como si Joaquin no lo supiera.

La ducha de Emilio fue rápido, sentía el cabello mojado pero ya se encontraba vestido. Se acercó hasta su Omega y lo besó, lento y profundo, el Omega paso sus brazos por detrás del cuello de Emilio y jugó con los cabellos del Alfa.

Eventualmente se separaron, no queriendo que se despertará Amaris. Joaquin le sonrió a Emilio, y se acomodó de manera que el Alfa quedará a su lado, el Alfa pasó sus manos para acariciar los muslos de su amor.

──Amor.

──¿Mmmh? ──respondió Emilio mientras besaba el hombro de Joaquin.

──Amaris está aquí, y no podemos hacer nada. ──recordó Joaquin.

──Joaquin, te extraño. No lo hacemos desde tu celo y ya pasó un mes. ──Emilio gruñó levemente en el cuello de Joaquin, mandando corrientes eléctricas al Omega.

──Si, amor. Pero tememos a Amaris. ──Emilio bufó.

No dijeron nada más, pero ambos sabían que estaban terriblemente frustrados sexualmente y el no poder hacer nada más, solo lo empeoraba.

Zafiro [Emiliaco-omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora