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Emilio entró a la casa desesperado, su lobo rasguñaba su interior al sentir por el lazo como Joaquín pedía por su nudo. Camino por toda la casa y no encontró a Amaris, llegó hasta la habitación donde el olor y gemidos de Joaquín eran más fuertes y más altos. Abrió la puerta y observó la escena.

Su Omega estaba con sus pequeñas manos sostenido de la cabecera de la cama mientras que con sus rodillas incrustadas en el colchón brincaban sobre un consolador de goma.

El bendito consolador de goma que el Alfa le había regalado para el primer celo juntos.

—¡Ah, mm Emiii!— el Alfa se inclinó, tomó el consolador de la parte del nudo y cuando Joaquin bajó él lo empujó —¡Ah!

El castaño cayó en la cama debido al desequilibrio que tuvo, observó con sus manos ojitos lloroso y sus mejillas rojitas a su Alfa.

—¡Alfa!—Emilio le sonrió, acercándose para que Joaquin lo oliese mejor y si quería lo lamiera —Alfa.

—¿Donde está Amaris, amor?— Joaquin gruñó cuando Emilio se separó de su rostro.

—Tus madres— fue lo único que dijo, y eso bastó para el mayor.

Tomo el consolador nuevamente y observó a Joaquín que lo veía aún encantado por tener a su Alfa cerca de su rostro, lo empujó. Amo la forma en la que la cara de el Omega se desfigurado para dar paso a las muecas del placer.

—Eres una j-jodida b-bestia. —regañó el menor.

—Mi Alfa quiere tomar el control ¿puede?— Joaquín gimió por la sensación de Emilio moviendo el consolador. Asintió.

Joaquín observó el momento donde el iris se tornó rojo, sonrío encantado, el lobo gruñó posesivo.

Siento por el lazo cómo quieres que te coja, hasta tener mi nudo— Joaquín gimió cuando su vista se nublo. — te lo daré, Omega.

Rompió la ropa que llevaba puesta y se subió encima de Joaquín, empujó un poco el consolador para observar la expresión de su Omega.

Esto ya hizo su trabajo, ¿No crees?

El lobo lo sacó bruscamente, Joaquín se retorcio de bajo del cuerpo del Alfa. Emilio se inclinó para lamer los labio de Joaquín, lo besó lento a pesar de que el Omega quería que se lo follara sin un mañana, Emilio llevó su manos a las mejillas traseras de Joaquín, tanteo la entrada del castaño que chorreaba lubricante, metio dos dedos de una vez, el lubricante empapando su muñeca y las sábanas.

Estas tan mojado.

Alineó su pene a la entrada del castaño, pero algo rápidamente hizo click. El condon, se levantó de la cama y caminó hasta el baño, sacó uno y lo llevó hasta la cama de nuevo. Joaquín se quejó cuando vio al Alfa colocarse el condon.

—N-no.— gruñó —Quiero u-un c-cachorro.

No.

Joaquín empezó a llorar y se separó del Alfa, se acurrucó en una esquina de la cama. El Alfa bufó.

Odiaba a veces a Joaquín en celo, por lo general el menor era sensible y un tanto coqueto, pero en celo era un jodido caprichoso y mimado que si no se hacía lo que quería sería un jodido dolor de cabeza.

—¡Eres un Alfa malo!— gritó mientras trataba de quitar las lágrimas con sus manitas.

—¿Sí?, tú eres un jodido Omega caprichoso, pero no te lo digo— Joaquín lloró todavía más — No puedo.

Los ojos de Emilio se tornaron de un negro muy profundo, suspiró cuando vio a su pequeño amor tapándose con las sábanas para seguir llorando.

—Amor...

—Cállate— le gruñó. Emilio suspiró.

—Joaquin, escúchame.

—Quiero un cachorro.

—No ahora, no estás consciente, es tu Omega, si te anudo y quedas preñado vas a matarme— Joaquín lo volteó a mirar, su iris estaba brillando de un color dorado.

—Alfa malo.

—¿Quiere que te haga un nido?

—Quiero que te vayas— susurró Joaquín, pero Emilio lo escuchó.

—Cuidado con lo que estás pidiendo,
Joaquín.

—¡No te quiero!

El Alfa llevó sus dedos al tabique de la nariz, la brotó y luego se levantó de la cama. Buscó un boxer que ponerse y caminó a la puerta.

—¿Alfa?

—Voy a llamar a mi madre para saber como está, Amaris— comentó duro Emilio —Llámame si necesitas algo.

Zafiro [Emiliaco-omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora