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Emilio acomodó los papeles en el restaurante y apagó las luces de la oficina, eran las diez de la noche y hasta ahora había podido terminar, iba cansado, subió a su auto luego de asegurarse de cerrar bien el restaurante. Llegó a su casa a eso de las once por el tráfico de Londres, buscó entre su bolso las llaves y se adentró a la casa.

Joaquin ya estaba en la cama, aún no dormía porque esperaba a Emilio para hacerlo, siempre era igual. El Alfa entró a la habitación, Joaquin sonrió en la oscuridad pero se acercó para abrazar a su Alfa y llenarle el rostro de besitos.

──Hola, cielo. ──susurró Joaquin.

──Hola, zafiro. ──saludó Emilio. Se despojó de su ropa y se quedó solo en boxer. ──Dios, estoy muerto.

Joaquin le dejó un beso en pecho, lo tomó de la mano y lo acostó en la cama.

──Volteate. ──ordenó el Omega. Emilio quedó boca abajo y Joaquin se sentó en el trasero de su Alfa. Se inclinó para dejar besos en la espalda manchada de pecas pequeños.

Masajeo los hombros de Emilio mientras paraba a darle besos en la nuca, hombros y espalda.

──Estás tan tenso, amor. ──Emilio ronroneó.

──Eres tan bueno con las manos. Realmente bueno──comentó Emilio.

──¿Quieres oír lo que pensé? ──preguntó divertido Joaquin.

──Eres un pervertido pero dime.

──No pude evitar pensar en cuándo te masturbo. ──susurró el Omega como si contará un secreto.

Joaquin se bajó de donde Emilio para acostarse al lado del Alfa que ladeo la cabeza para verle.

── ¿Que tienes? ──preguntó Joaquin y Emilio parpadeó.

──Pensaras que te obligo o algo. ──Joaquin frunció el ceño.

──Hey, ¿que pasa? ──Emilio suspiró.

──Yo... como que quiero un bebé. ──Joaquin se quedó en silencio. ──No te estoy obligando a nada.

──Emilio tú sabes que...

──Ya sé. No te estoy obligando, solo quise contartelo. ──comentó el Alfa. Joaquin asintió.

Se quedaron en silencio un gran tiempo en que el Emilio estaba quedándose dormido y Joaquin no podía dejar de pensar.

──¿Eso fue lo que Niurka te dijo? ──pregunta después de un tiempo el Omega.

──Algo así.

──Emilio, no puede seguir metiéndote ideas en la cabeza. ──opinó Joaquin.

──Ella no lo hizo, sabes. No importaba cuántas veces te dijera que estaba bien con esperar tres años para tener un bebé, yo solo quiero uno ahora. ──explicó el Alfa. ──No sé, Joaco. Solo quería decirte lo que sentia, definitivamente no tendremos un bebé.

Joaquin suspiró.

──Está bien. ¿Estás de acuerdo en no tener niños ahora? ──preguntó el Omega.

──Da igual lo que quiera. ──comentó Emilio ──Yo no soy él que pasa nueve meses embarazado, ni él que llega a parirlo. Así que mi opinión poco interesa en esto. Tú tienes toda la razón en lo que decidas o no. No quiero que lo hagas porque yo quiero.

──Lo sé. Pero estamos en una relación, si quiero que tener un cachorrito quiero que estemos de acuerdo ambos, no quiero pasar por lo de Amaris otra vez. ──Emilio tomó la mano de Joaquin y la entrelazó.

──Era estúpido antes, no te supe apoyar. Estoy seguro que ahora si soy el Alfa que necesitas. ──Joaquin sonrió.

──Siempre haz sido el Alfa que necesito. ──Joaquin apretó sus manos entrelazadas. ──Y nunca hago cosas por complacerte.

Emilio alzó las cejas y Joaquin rió.

──No ese tipo de cosas, lo sabes. ──Joaquin sonrió.

──Yo no dije nada. Una vez más, eres un Omega pervertido.

──Sabes a lo que me refiero. ──Joaquin siguió. ──Tener un hijo es un asunto importante, Alfa. No podemos tomarlo a la ligera.

──Yo no te estoy diciendo qué tomemos nada. Te dije lo que deseaba. ──comentó Emilio. ──Sólo quería decírselo a alguien que no fuese Emanuel, ni mis madres. Tú eres mi pareja, lamento si ahora tienes un conflicto en tu cabeza, pero Joaquin no quiero nada aún. No si tú no quieres.

El Omega asintió.

──Ya sé. ¿Y si te dijera que quiero?

──Me costaría creerte, pienso que lo haces solo porque te dije que quería. ──Emilio hizo una mueca.

──Cariño, entiende. Soy tu Omega, pero no todo lo hago por ti ──Joaquin besó sus manos entrelazadas.

──¿Amaris?

──Amaris tiene dos años. En una mes cumple tres, ya puede ir con Romi o tus madres a cualquier lado, creo que es momento de tener otro bebé, ¿no crees? ──Emilio no dijo nada──Oh, no seas así. Te juro que no lo hago por ti.

Emilio suspiró. Lo sabía, sabía que Joaquin deseaba otro cachorro tanto como él.

──¿Cuándo es tu próximo celo? ──preguntó el Alfa.

──En tres semanas.

──Bien. Veremos si puedo dar en el blanco una vez más.

Ambos sonrieron.

Zafiro [Emiliaco-omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora