Capítulo 25

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-Kurogiri, juro que no te mato sólo porque eres necesario.- La Liga estaba de vuelta en la guarida, cosa que confundió a algunos y enfadó a cierto peliazul, que había comenzado a rascarse con frenesí.

-Qué bien, ya estamos juntitos de nuevo.- Dijo Demon, quien había aparecido en la sala acompañada de Akira.

-¿Qué coño hacéis? Estábamos en medio de una reunión.- Shigaraki se acercó a las chicas con enfado.

-Sí, una reunión que hubiera acabado mal si no hubiéramos llegado a tiempo.- La pelinegra dio unos pasos, quedando frente al hombre, pero con una distancia prudente entre ellos.- Menos mal que decidimos quitaros los supresores ayer por la noche, os podrían haber matado por no avisarnos.

-Eh eh, cuidadito con lo que estéis pensando hacer.- Twice habló con tono de sargento, intentando bajar el fuego.- ¡Destrúyele el brazo, Shigaraki!

-Podría matarte aquí mismo.- Tomura levantó su mano llevándola al cuello de la chica, con la finalidad de intimidar a esta, pero solo se ganó un manotazo por parte de la fémina y una gran sonrisa.

-Relájate, "manos de piedra". Deberías estar agradecido de que hayamos salvado a tu compañera.

-Y de que hayáis arruinado mi plan.

-Ese tío tiene un don como el tuyo.- Akira, quién había estado detrás de su compañera desde su llegada, se puso en medio de ambos.- Con la diferencia de que puede arreglar lo que destruye. Pero, ¿piensas que si os hubiera matado a alguno, luego os hubiera revivido? Porque yo creo que no.

-Hubiéramos matado a uno de los suyos.- Contestó Toga, acariciando la hoja de su cuchillo.

-Eso solo nos traería más problemas.

-Los problemas me los como.- Aportó Twice.

-Vamos a morir todos.- Susurró Akira a su amiga, aumentando la distancia entre Shigaraki.- Pero bueno, seguro que podréis poneros en contacto de nuevo, al fin y al cabo querías colaborar. Y con esta aportación, voy a prepararme para mi programa.

-¿Ese australiano-surcoreano de 23 años por el que lloras todas las noches?- Preguntó Demon, con una sonrisa ladina.

-Correcto, el amor de mi vida.- Y girando sobre sus talones, la chica salió de la sala, dejando a algunas sonrientes y negando con la cabeza, a algunos confusos pero indiferentes y a un Shigaraki que seguía enfadado.

Hawks y el Ying YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora