Capítulo 13. Catarsis.

31 6 0
                                    

Por fin había llegado el mes de noviembre; como estábamos en otoño, las hojas de los árboles habían comenzado a tornarse de un color carmesí; y la sensación del viento rosando tu rostro te hacía sentir incomprensiblemente pleno.

En aquel día decidí aplicarles un examen oral y posteriormente uno escrito. En ese punto los chicos eran capaces de leer, escribir y hablar ciertas oraciones y palabras de manera comprensible; si bien, su pronunciación aún no era muy buena, se comprendía lo que querían transmitir.

Y como era de esperarse, la persona con el puntaje más alto en la prueba oral fue Kim Nam Joon.
Y por otro lado, sorpresivamente la persona con el puntaje más alto en la prueba escrita fue Jeon Jung Kook.

Sin embargo, todos tuvieron resultados aceptables lo que los hizo sentir muy felices y comenzaron celebrar.
Entre risas, desorden y carcajadas, Jin tuvo la brillante idea de comprar un pastel para comer todos juntos.
Era de chocolate con cacahuates, casualmente mi favorito.
Cuando nos sirvió una rebanada a cada uno, Jimin se negó a recibir la suya, por lo que Jin aprovechó para comerse un segundo pedazo.

Al cabo de un rato decidí ir al área del comedor que se encontraba a 2 oficinas de distancia a prepararme un café, ya que la noche anterior no había podido dormir bien, por lo que tenía bastante sueño.

En ese momento Yoongi decidió acompañarme ya que él también quería prepararse uno.

Nos encontrábamos platicando casualmente cuando de repente entra Jimin a la sala y se acerca a ver qué es lo que estábamos haciendo.

-Vinimos a prepararnos café, ¿quieres que te haga uno? -le pregunté.

-Sí por favor, te lo agradecería mucho. -respondió mientras lanzaba unas miraditas extrañas a Yoongi.

Le preparé su café y justo antes de que pudiera sentarse a la mesa, alguien entró y le pidió que saliera a atender un asunto referente a la coreografía de una canción.
Se le notaba la expresión un poco indispuesta, pero no tuvo más opción que cambiarla por una sonrisa y salir.

Nos quedamos de nuevo Yoongi y yo solos en la sala cuando de repente me dice:
-Qué extraño. -con la mirada perdida al exterior del comedor.

-¿Qué cosa? - le pregunté.

-Jimin no tomaba café. -respondió mientras sonreía levemente.

Me confundió un poco escuchar eso, y de nuevo mi mente comenzaba a imaginar cosas, así que decidí tomar un sorbo de café antes de dejar escapar una sonrisa.

Y en ese momento a él se le ocurre preguntarme:
-Te gusta Jimin, ¿cierto?. -así, tan directo y sincero.

Estuve a punto de ahogarme con el café cuando se me ocurrió echarme a reír y decirle que tenía una buena imaginación.

-Los ojos no saben guardar secretos. - respondió; con esa seriedad y compostura que lo caracterizan. Se sintió como una expresión realmente profunda y a su vez extraña, ya que el Yoongi que conocemos suele ser una persona casi completamente inexpresiva.

Me quedé en silencio por un momento ya que era incapaz de negarlo. Y aunque había planeado mil excusas para justificarme si alguien lo descubría, por alguna extraña razón sentía que Yoongi podía descubrir más allá de mis palabras, por lo que resultaba completamente inútil negarlo.

-El amor es complicado, pero aún más el que no es correspondido. - me dijo.

No sabía si indirectamente me estaba informando que Jimin no sentía lo mismo por mí, por lo que la expresión de mi cara permanecía inmutable.

-Estoy hablando de mí. -respondió mientras sonreía.

De nuevo la confusión comenzaba a hacerse más grande. ¿qué rayos significaba eso?
No creía que Yoongi fuese a estar enamorado de mí, aunque evaluando el contexto, esa expresión podía llegar a malinterpretarse.

-Yo... -respondí, pero él me interrumpió al instante.

-Oh, no creas que lo digo porque esté enamorado de ti. -respondió cuando por fin se dio cuenta de que todo apuntaba a eso. -Hay alguien que aún me gusta desde hace 2 años. Pero como sabes, una de las tantas desventajas de ser Idol es que el amor para nosotros viene siendo como un lujo; irónicamente el único lujo que no podemos darnos.

En ese punto de nuestras vidas, Yoongi y yo nos habíamos vuelto un poco cercanos, pero no me imaginaba que era a tal punto en el que él fuera capaz de abrir su corazón hacia mí.

-Y... ¿ella no siente lo mismo por ti? - me atreví a preguntarle.

-Lo hacía, pero al parecer fue solo durante el primer año. Intenté innumerables veces estar cerca de ella, pero en todas fracasé.
Cuando por fin habíamos logrado estar juntos, la empresa se enteró de lo nuestro y decidieron tomar las medidas más tontas e irracionales del mundo. -me dijo con una expresión de molestia. -Le quitaron su empleo y le ofrecieron una gran cantidad de dinero para que jamás pensara si quiera en volver a acercarse a mí...

Me encontraba completamente impactada con cada una de las palabras que salían de su boca; y a su vez, las expresiones de enojo y decepción que transmitía eran tan claras que las podía llegar a sentir.

-Habría sido suficiente si me hubiesen reprendido solamente a mí, habría soportado lo que fuera por ella, te lo prometo.
Pero, la peor parte de la historia es que ella aceptó ese dinero y decidió irse a otro país.
En ese momento me resultaba algo completamente comprensible aunque sentía que mi corazón estaba siendo destrozado.
Pero ella fue quien terminó de romperlo cuando decidió casarse con alguien a los pocos meses de llegar ahí. - dijo al fin.

En ese momento Yoongi se volvió incapaz de articular palabras, era evidente que si continuaba platicándome su historia podría llegar a derrumbarse, así que decidió detenerse un momento, soltó un pequeño suspiro y comenzó a beber su café.

Me sentía tan triste por él, ya que podía notar que todo esto comenzó gracias a que en ese momento de su vida le era prácticamente imposible seguir conteniendo esos sentimientos.

Decidí comenzar a darle algunas palabras de aliento. Inevitablemente, a raíz de ese momento nos habíamos vuelto tan íntimos; yo conocía algunos de sus secretos y él conocía de los míos.

Y en cierto momento me dijo:
-Discúlpame por haberte compartido todas mis cargas; desde hace una semana volví a tener dolores musculares en mi hombro izquierdo así que he tomado demasiada medicación. Debe ser por eso que comencé a hablar tanto sin pensar. - agregó con una sonrisita forzada.

-Descuida, dicen que las penas compartidas aligeran el peso - respondí para animarlo. -Y ya sea un efecto secundario del medicamento o no, me pone feliz que hayas decidido platicarme algo tan personal a mí. Y quiero que sepas que siempre puedes seguir confiando.

-Muchas gracias Nina, de verdad aprecio mucho tus palabras; creo que solo necesitaba tener a alguien con quien hablar, así que agradezco que esa persona hayas sido tú. - respondió con una pequeña sonrisa.

Si tú esperas por mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora