Si tú esperas por mí.

Capítulo 23. Hora de partir.

La mañana siguiente desperté a las 8:00 a.m.
Me quedé en silencio e inmóvil por un momento tratando de procesar si lo que había sucedido la noche anterior había sido verdad o producto de mi imaginación.

No pude evitar sonreír y dar algunas vueltas de la emoción al darme cuenta de que todo había sido completamente real.

Me levanté demasiado feliz y salí a la cocina a tomar un vaso de agua, entonces me encontré con la tía Mi-So.

-¡Buenos días!, ¿cómo amaneció? - le pregunté alegremente.

-Buenos días, muy bien. ¿Y tú que tal? Al parecer dormiste muy bien. - respondió a propósito al ver mi expresión.

-¡Me alegra muchísimo! Yo también dormí muuy bien, incluso tuve un sueño increíble. - le contesté con sarcasmo, ya que nada de eso había sido un sueño.

-Me da gusto Nina, hace rato que no te veía tan contenta. - me dijo.

-Creo que a partir de hoy me verá así todos los días. Presiento que vendrán días buenos. - agregué.

-Vaya, compárteme un poco de tu optimismo por favor, lo necesito. - me dijo en broma.

-Por supuesto, incluso tengo de sobra. -le contesté y comencé a reír.

La señora Mi-So había hecho el desayuno, así que me invitó a comer junto con ella.
Preparó huevos cocidos con pan tostado y un poco de fruta.
Como no era el típico desayuno asiático, me sentí contenta de poder comer algo diferente por lo menos una vez.

Ese día era domingo, así que tenía el día libre para hacer lo que yo quisiera ya que no tendría que ir a trabajar.
Planeaba ir de compras ya que la ropa del diario había comenzado a enfadarme; además, gracias al trabajo ya tenía bastante dinero ahorrado que no había sido capaz de gastar hasta ese entonces.

Cuando terminamos de desayunar procedí a recoger la mesa y comenzar a lavar los platos.
Mientras estaba lavando los sartenes noté que la señora Mi-So no se separaba de mí.
Se encontraba demasiado sospechosa, como que había algo que quería decirme pero no sabía cómo.

No estaba segura si debía preguntarle, así que preferí quedarme en silencio durante un rato y darle la oportunidad de hablarme primero.
Pasaron aproximadamente 10 minutos hasta que por fin fue capaz de decir:

-Nina, creo que no te había platicado acerca de tu tío Yeon-Jun...

En ese punto la señora Mi-So ya me consideraba como su sobrina, así que por eso lo llamó "tío Yeon-Jun".

-¿Qué sucede con el tío? - le pregunté un poco confundida.

-Bueno, me llamó hace 2 días y me dijo que por fin regresará a Corea. -respondió con un gesto de timidez mientras se le escapaba una sonrisita picarona, tal como si fuese su novio quien por fin vendría a verla.

-¡Wow, me da mucho gusto tía!, ¿ya se terminó su contrato? -le pregunté.

-No se terminó en realidad, sino que le dieron su cambio de regreso a Corea.
Así que... volveremos a vivir juntos después de mucho tiempo. - me dijo al fin.

En ese momento comprendí lo que ella quería decirme pero que no era capaz.
Yo ya llevaba un poco más de 6 meses viviendo con ella debido a que en un principio se encontraba sola, sin embargo, ahora que su esposo estaría de regreso, podría llegar a ser bastante incómodo que una extraña estuviera viviendo con ellos en su propia casa.
Entonces se me ocurrió comentarle que ya era tiempo de mudarme, antes de que ella se viera obligada a hacerlo.

-Tía, no le había platicado esto ya que aún no he logrado decidirme, pero desde hace unas semanas comencé a buscar algunos departamentos porque creo que ya es momento de mudarme. - me atreví a decir, con bastantes nervios y un poco de miedo, ya que verdaderamente aún no había hecho nada de eso, aunque sí lo tenía en mente.

-¿De verdad? ¡No tenía idea! -respondió sorprendida. -Me da gusto saber que ya estás aspirando más alto, sin embargo, no quiero que pienses que ya quiero que te vayas, por supuesto que no. Pero sabemos que si realmente planeas quedarte a vivir durante algunos años en Corea, esa es una muy buena decisión para que logres irte estabilizando poco a poco.

-Por supuesto, sabe que le agradezco infinitamente todo el amor y el apoyo que usted me ha dado durante todo este tiempo. Jamás podré olvidar este enorme gesto de cariño, ya que gracias a usted mi vida en Corea ha sido mucho más fácil de lo que imaginé que sería. - le dije con sinceridad y gratitud. -Y creo que ya he encontrado el indicado, así que en estos días firmaré el contrato para poder cambiarme. -agregué al final.

A pesar de que llevaba bastante tiempo viviendo con ella, no crean que jamás había cooperado con nada, ya que yo hacía la mayoría de los quehaceres diarios y aportaba una cierta cantidad de mi sueldo para comprar la comida, así que en realidad nuestra convivencia me parecía bastante justa y equitativa en cuanto a trabajo e ingresos.

Al cabo de un rato le dije que saldría a hacer algunas compras, pero en realidad comenzaría mi búsqueda de apartamentos ya que el tío Yeon-Jun estaría de regreso en 3 días exactamente.
Sabía que sería casi imposible encontrar uno nuevo en tan poco tiempo a pesar de que tenía bastante dinero ahorrado, pero aún así no tenía más alternativa que comenzar a buscarlo.

Había tomado el autobús sin rumbo fijo y sin dirección, simplemente necesitaba alejarme de casa para poder aclarar mi mente y pensar en dónde o con quién podría contar para asesorarme.
En ese momento Do-Yeon llegó a mi mente, así que no lo pensé 2 veces y comencé a llamarle.

-¡Hola Nina! ¿Y ese milagro que te acordaste de mí? -respondió Do-Yeon inmediatamente.

-¡Hola! Extraño a mi amigo, es todo... y bueno, también necesito pedirle un favor. - me atreví a confesarle.

Empezó a reírse y me preguntó de qué se trataba, así que le pedí que nos reuniéramos en un café para poder contarle el resto de la historia.

Y así fue, nos encontramos en un bonito café llamado "3f/lobby". Fue el primer lugar que visitamos juntos cuando recién nos conocimos, así que creí que sería una buena idea para mover un poco sus sentimientos y que estuviese dispuesto a ayudarme... o eso es lo que yo pensaba.