Capítulo 10. Confesión y confusión.

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Al día siguiente volvimos a la rutina y llegamos a la empresa a las 11:30 en punto.
Como era de costumbre, previamente había llegado a un Starbucks a comprarme un café; amaba tomar diariamente un frappuccino sabor caramelo en una mañana soleada.

Ese día decidí comenzar a enseñarle a los chicos las diferencias más destacadas entre un idioma y otro.
La estructura del idioma coreano y español es completamente distinta ya que el coreano es una lengua que generalmente no marca el género de las personas en las oraciones y mucho menos de los objetos.
Y, a diferencia del español, en el coreano hay algunos determinantes que no existen, como es el caso de los artículos.
Otro punto importante es que, en español solo se escribe de izquierda a derecha, y aunque el coreano lo hace del mismo modo, también se realiza escritura de arriba hacia abajo (como es el caso del Batchim).
Y así existe una gran y abundante lista de diferencias entre ambos idiomas, sin olvidar que la estructura de las oraciones de uno y otro se podría decir que es prácticamente al revés.

Una vez explicado todo eso pude notar la expresión de miedo y confusión en sus caras por lo que no pude evitar ponerme a reír.

-Sé que parece una misión imposible, pero es necesario que conozcan los retos a los que nos enfrentaremos y al mismo tiempo quiero que sepan que vamos a aprender todos juntos a paso lento, sin prisa pero sin pausa para que sea efectivo. Así que no se asusten, sé que ustedes tienen la capacidad y no me cabe ninguna duda. - les dije con afán de animarlos.

Entonces pude observar como todos comenzaron a cambiar las expresiones de sus caras y al fin comenzaron a sonreír.

A partir de ese momento, las siguientes 2 semanas estuvimos aprendiendo algunos verbos comunes, vimos reglas gramaticales e hicimos infinidad de ejercicios.
Y, como era de esperarse, Nam destacaba gracias a su asombroso coeficiente intelectual que resultaba increíblemente encantador.

La relación entre los 8 comenzaba a volverse cada vez más fuerte, ya no sentíamos miedo o vergüenza de hablarnos y ellos se volvían constantemente más curiosos en cada nuevo tema abordado, por lo tanto, mi responsabilidad por idear mejores maneras de ayudarlos a aprender crecía a la par de mis desvelos. Sin embargo, disfrutaba tanto ese momento que el hecho de dedicar todo mi tiempo al servicio de esos 7 chicos no se sentía como una obligación, sino más bien era todo un placer.

Todo iba de maravilla, hasta que llegaba el momento de toparme con Do-Yeon y tener que fingir por un momento que había pasado todo mi día esperando por él. Pero si esa era la única manera de continuar al lado de ellos, estaba comprometida a dar lo mejor de mí.

Hasta que un fin de semana se llega el domingo por la noche y yo estaba un poco cansada de tanto estudiar, así que decidí salir a caminar un rato para despejar mi mente y Do-Yeon decidió acompañarme.

Comimos unos pasteles de pescado que vendían en la calle y nos dirigimos a la plaza Design en Dongdaemun, para recorrer el Rose Garden, un lugar precioso repleto de flores blancas, que, aunque eran hechas de manera artificial, no dejaban de ser preciosas gracias a su brillo nocturno. 

Después de un rato de mucho caminar decidimos sentarnos en una banca a descansar y entonces Do-Yeon por fin comenzó a conversar.

-A pasado demasiado tiempo desde la última vez que salí a caminar con alguien. - me dijo.

-¿De verdad?, bueno, para mí esta es la primera vez. - respondí.

- ¿Nunca habías salido con nadie? - me preguntó curioso.

-Ni en Corea ni en México. - comencé a reír.

-Me vas a inventar que jamás saliste con ninguno de tus novios? - me respondió escéptico.

-¿Mis novios? Nunca he tenido ninguno. -respondí, mientras me reía de lo ingenuo que había sonado eso. - Y no porque no hubiera alguien que se interesara en mí, sino porque jamás llegué a sentir lo mismo por ninguno de ellos, a pesar de que todos eran personas de buenos sentimientos. Sé que suena ridículo pero, la verdad es que no me arrepiento. Gracias a eso tuve tiempo para conocerme a mí misma y descubrir muchas de las cosas para las cuales soy buena; y todo eso de algún modo fue lo que me trajo hasta aquí, así que la verdad no podría estar más feliz.

- Vaya, no estoy seguro si debería creerte. -contestó. - Aunque debo confesar que cada día me sorprendes más Nina, porque no eres igual a ninguna persona que haya conocido antes, y eso que han sido muchas. - respondió con sarcasmo.

-No sé si eso sea un cumplido o no, pero aún así te diré "gracias" - le dije y me eche a reír.

-Bueno, si te soy sincero... sé que tal vez no sospechas cuál es la razón por la cual paso casi todo mi tiempo junto contigo. La verdad es que incluso yo me negaba a aceptarlo desde un principio ya que nunca me había pasado con nadie... pero inevitablemente siempre busco quedarme cerca de ti.
Creo que me gustas Nina, y aunque no estoy seguro si debería confesarte esto o si decidirás corresponderme, solo me gustaría pedirte que me dieras una oportunidad de acercarme más a ti. -concluyó al fin.

Paréntesis:
¿Conocen esa sensación de encontrarse justo entre la espada y la pared?
Debo admitir que sus palabras fueron asombrosamente dulces y pude sentir su sinceridad; parecía que llevaba años organizándolas ya que las recitó de manera casi perfecta pero, la peor parte de esto es que yo soy demasiado cobarde para responderle a los demás algo que sé que probablemente los lastimará.
Sin embargo, no estaba dispuesta a obligarme a sentir algo que mi corazón realmente no podía concebir.

-Do-Yeon, yo... la verdad es que no tenía idea de que sentías algo por mí, es decir, no con el tiempo que llevamos de conocernos, así que la verdad no sé qué es lo que debería decir. -respondí, desviando la mirada hacia el suelo.

-Entonces dime que sí - respondió con una sonrisa y se quedó en silencio mientras observaba sus manos escondidas dentro de las bolsas de su sudadera...

Si tú esperas por mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora