Capítulo 27. Regalo.

24 5 0
                                    

Al llegarse la hora de mi clase, los chicos entraron a la sala y se sentaron en sus respectivos lugares.

Había planeado comenzar a aplicar una estrategia didáctica diferente.
Aunque llegara a parecer un poco raro, los pondría a ver una serie en español con subtítulos en coreano para que pudieran mejorar el escucha, y a su vez, les pedí que escribieran todas las palabras que lograran entender.

Creí que sería una excelente idea, ya que a mí me ayudó a relacionarme con la pronunciación real que no se puede aprender solo con la teoría.

Miramos un solo capítulo de 1 hora y lograron anotar aproximadamente entre 15 y 20 palabras cada uno. Bastante bien para iniciar.

Al terminar la clase me comentaron que les había parecido bastante divertido este nuevo método y que realmente habían disfrutado el poder ver una serie todos juntos, aunque fuera por trabajo.
Me sentí muy contenta ya que de alguna forma también les había servido para poder despejar su mente.

Sobraron algunos minutos antes de que se fueran, entonces decidí entregarle a Jimin los aretes que le había comprado, ya que al mismo tiempo planeaba confesarle lo que estaba sucediendo con Do-Yeon para amortiguar el golpe.

-Tengo algo para ti. -le dije una vez que se acercó a mí.

-¿De verdad? -respondió con emoción mientras sonreía.

-Sí, pero quiero que cierres tus ojos y extiendas tus manos.

Así que rápidamente me hizo caso, mientras yo sacaba la cajita de mi bolso para entregársela.

-No es la gran cosa, pero al verlos no pude evitar acordarme de ti. -le dije un poco tímida.

-Lo que sea que me regales me encantará por el simple hecho de que me lo hayas dado tú. -respondió rápidamente.

-Listo, puedes abrirlos.

Cuando abrió los ojos sospechó de qué se trataba debido al tamaño de la caja, así que, cuando la abrió, una enorme sonrisa invadió su rostro.

-¡Oh por Dios, me encantan! Son completamente mi estilo. De verdad me gustan muchísimo, y ahora sí que no lo digo solo porque me los hayas regalado tú. -me dijo, al mismo tiempo que se quitaba los que traía puestos.

-Me alegra que te hayan gustado, aunque puedes usarlos cuando tú quieras. -le dije para que no se sintiera presionado.

-Los usaré todos los días a partir de ahora. -respondió con una enorme sonrisa una vez que terminó de ponérselos.

Como era de esperarse, los chicos no pudieron ignorar nuestra plática y se acercaron a darnos carrilla.

-Que romántico, también deseo que mi novia me regale aretes. -respondió Tae con un poco de sarcasmo.

-Bueno, ya que estamos en confianza... -agregó Jimin. En ese momento se acercó a mí y procedió a darme un abrazo.

No pude evitar comenzar a ponerme bastante roja debido a que todos los chicos comenzaron a gritar emocionados. Se comportaban como niños pequeños apoyando a un amigo, lo que era bastante gracioso y lindo a la vez.

Rápidamente decidí abrazarlo de vuelta solo por un momento ya que el ruido que hacían comenzaría a llamar la atención de las otras salas, por lo que podrían terminar reprendiéndonos a todos.

En ese momento les dije que era hora de que se fueran porque ya había terminado nuestra clase y no debía quitarles más tiempo, pero antes de que se marcharan le pedí a Jimin en secreto que por favor esperara un momento, así que emocionado me respondió que sí.

Estaba mucho más nerviosa que otra veces, pero sabía que debía aprovechar ese pequeño momento para platicarle lo que había sucedido.

Empecé a resumirle rápidamente el contexto antes de confesarle con quién me había mudado, pero cuando ya era inevitable continuar evadiendo el nombre, le comenté que había sido al departamento de Do-Yeon...

Inmediatamente el gesto de alegría desapareció de su rostro, entonces pude sentir como mi estómago comenzaba a doler.

-¿Me estás diciendo que te mudaste con tu exnovio? -respondió Jimin con un gesto de confusión y un tanto desconcertado.

-¿¡Mi exnovio!? ¡Por supuesto que no! -respondí rápidamente.

Entonces recordé que ante la gente habíamos fingido ser "pareja" durante el primer mes de mi llegada a la empresa, e irónicamente creí que era algo a lo que Jimin no le había prestado demasiada importancia.

Así que rápidamente traté de explicarle que fue lo que verdaderamente había pasado.

-Do-Yeon y yo nunca fuimos novios en realidad, sé que dijimos que lo éramos, pero todo fue una mentira y gracias a una confusión. Pero creo que necesitaré un poco de tiempo para poder explicártelo todo. -le dije.

-Descuida, aunque somos novios no tienes que darme explicaciones sobre antiguos noviazgos. Es solo que, para cualquier pareja sería incómodo saber que su novia estará viviendo con otro hombre, ¿no lo crees?
Y no lo digo porque no confíe en ti, sino que realmente no confío en él. El maestro de coreografías suele ser bastante coqueto con las chicas que trabajan en la empresa, así que no podría sentirme tranquilo sabiendo que ahora estarán viviendo juntos. -me dijo muy serio.

No sabía que Do-Yeon se comportaba así dentro de la empresa, pero, aunque sentía curiosidad por lo que Jimin había visto, era lógico que no podría preguntarle, así que me quedé en silencio un momento mientras pensaba cómo arreglaría este problema.

-Por favor déjame ayudarte a pagar el resto del alquiler para que puedas mudarte, solo eso te pido. -dijo, acompañado de un pequeño gesto de tristeza.

Aunque en realidad no me faltaba mucho dinero, me daba vergüenza tener que pedirle prestado o dejar que mi novio pagara mi alquiler, así que tuve que decirle que no.

-Entiendo muy bien cómo te sientes, por eso tenía mucho miedo de decirte esto, pero me temo que no puedo aceptarlo. No estoy contigo porque quiera que me pagues mis cosas, y aunque tú conozcas como soy, no quiero abrir paso a futuros malentendidos. Te prometo que solo estaré ahí durante una semana en lo que me pagan e inmediatamente me iré. -le respondí mientras sujetaba disimuladamente una de sus manos.

-Yo no veo nada de malo en que tu novio te apoye en algo como eso, pero si así es como te sientes, lo respetaré. -me dijo al final mientras soltaba un pequeño suspiro y soltaba mi mano.

-Te lo agradezco muchísimo, sabía que me entenderías, ¡eres el mejor! -le dije mientras sonreía para impulsarlo a ceder.

Así que me hizo un pequeño gesto de puchero pero luego lo cambió por una sonrisa y después de eso salió de la sala.

La verdad no me sentía mejor, ya que sabía que no era algo que él aceptaría, pero estaba un poco más aliviada de por fin habérselo confesado.

Si tú esperas por mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora