Capítulo 6. Odisea.

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Después de la presentación, Do-Yeon y yo volvimos a casa más tarde.
Entré a mi habitación sintiendo como si caminara sobre las nubes; quería contarle a todo el mundo esa experiencia tan hermosa que había vivido, sin embargo, no podía, ya que al igual que a Do-Yeon, me hicieron firmar demasiados acuerdos de confidencialidad y me mencionaron una serie de reglas de comportamiento estrictas, entre las cuales se encontraban:
-No contacto físico.
-No compartir información personal no esencial.
-No tomar fotografías.
-Usar el lenguaje adecuado.
Entre muchas otras cosas más que eran demasiado específicas para que no existiera margen de error.

Pero estaba bien, ya que el simple hecho de poder compartir tiempo con ellos me llenaba completamente de ilusión.
La bienvenida que me dieron fue demasiado amorosa, son personas con demasiado respeto y un carisma a otro nivel.

Todo era castillos y unicornios en el aire, hasta que tocó enfrentarme a mis padres por medio de una llamada telefónica.

Tardé demasiado en reunir el valor, pero cuando realmente logré hacerlo, tomé mi celular y llamé al número de mi madre.

Ella contestó y me dijo:
-Hola mi niña, ¿cómo estás? ¡Ya por fin volveré a verte! Te he extrañado demasiado, esta casa no es lo mismo sin ti. - su voz comenzaba a quebrarse.

No es posible, ¿cómo podría ser capaz de explicarle la odisea en la que se había convertido mi vida en tan solo unos días y justo antes de volver?
Así que decidí evadir el tema por un momento.

-Yo también los he extrañado demasiado, en especial la comida que usted me hace - respondí entre risas.

-¡Por supuesto! No creo que exista sazón que supere al de tu propia madre - me dijo con sarcasmo. -Y bien, ¿a qué hora es su vuelo, hija? - me preguntó.

No había manera de evadir esto, tenía que decirle todo de una vez por todas...

-Mami, no le había contado esto porque todo sucedió tan rápido, y la verdad aún ni siquiera creo que esto esté pasando. Así que, por favor le pido que me escuche y trate de entenderme. - respondí por fin.
Para no hacerles esto tan largo, le resumí a mi madre la serie de sucesos increíblemente irreales que me habían sucedido en tan solo 2 meses desde mi llegada a Corea. Pero concluí con la parte que más me aterraba contarle de dicha historia...

-Y fue así como conseguí un trabajo, me dieron un contrato por 4 meses donde seré su maestra de español, sé que esto jamás estuvo en mis planes, pero usted sabe lo mucho que significa para mí, así que espero pueda comprenderme y decida apoyarme - agregué.

Hubo un largo silencio durante un momento, hasta que mi madre finalmente dijo:
-Y... ¿qué pasará con la escuela? Es decir, estoy demasiado feliz por ti hija, aunque no lo parezca, solo que apenas lo estoy tratando de procesar.

Tenía tanto miedo de contarle la decisión que había tomado, ya que dejar una carrera a la mitad no es cualquier cosa. Decidí tomarme el famoso "año sabático" para poder dedicar mi tiempo al servicio de las clases que ahora impartiría. Sé que suena bastante loco, pero de cualquier forma no me afectaría demasiado ya que tenía esa posibilidad.

Antes de concluir con la llamada, comencé a notar un poco de decepción en el tono de voz de mi madre, ya que parte de este escenario era su culpa, pero yo estaba completamente agradecida, ya que de no haber sido así, nada de esto habría sucedido jamás.

-Quiero que sepas que te amo y eres lo más valioso que Dios nos pudo dar. Puede que en este momento no te de la reacción que esperabas ya que tenía la ilusión de por fin poder volverte a ver, pero quiero decirte que puedo sentir la felicidad que te invade a través de tus palabras, y, aunque no sea lo que yo esperaba, quiero que decirte que te apoyaré siempre hija. Sé que vas a triunfar. Luchar por tus sueños no es nada fácil y sé que gran parte de esto es gracias a los frutos de tu esfuerzo. No quiero que creas que estoy decepcionada aunque en este momento me escuches llorar, al contrario, te admiro por tener el valor de priorizar tus anhelos por sobre lo que la gente espera de ti. Aunque yo sea tu madre, debo confesarte que tú eres mi ejemplo a seguir. Te amo en la misma medida que lo haré siempre, así que, sigue firmemente a tu corazón pero no te olvides de ponerme al tanto constantemente, ¿entendido? - me dijo.

Debo admitir que jamás esperé escuchar algo como eso, no pude evitar quebrarme un momento, ya que en ese instante yo solo era lágrimas. Pero estaba tan feliz que me prometí a mí misma triunfar en ese empleo y hacer que todo esto valiera totalmente la pena.

Fue así como decidí quedarme a vivir en Corea  del Sur por unos 4 meses más; y aunque no tenía un plan trazado, jamás sentí que estuviera dando pasos en falso. Solo decidí vivir cada día al máximo y esperar lo mejor, de cualquier forma ya no había marcha atrás, y aunque fuera posible, creo que jamás habría decidido hacerlo.

Hay un tipo de amor que te lleva a creer que todo es posible, y en ese momento, era justo lo que estaba sintiendo.

Si tú esperas por mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora