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Pov. Rosé

Lisa me apartó de su pecho sujetándome por los hombros  y conectó sus orbes con los míos–Me dirás hasta los más pequeños detalles de lo que te está ocurriendo, y quiero toda la verdad-demandó en un tono suave, mis ojos comenzaron a escocer y mis labios a temblar. Ella lo notó y volvió a abrazarme susurrándome cosas bonitas al oido y me quebré, dejé salir todo lo que había estado guardando, me derrumbé en sus brazos y fue ahí presizamente donde me volví a armar.

–Ya no lo soporto más, siento que me volveré loca, todo esto me atormenta día y noche, no puedo comer ni dormir, sonreir cada vez me cuesta más, ya no lo soporto-sollozé hundiéndome en su pecho, apreté su ropa entre mis manos y sobó mi espalda.

–Ya no tendrás que soportarlo sola, yo estoy aquí, las chicas también, ya no tienes que ser fuerte sola, lo seremos entre todas, y tampoco intentes protegernos porque si te hace daño a nosotras también aunque no sepamos de lo que se trata-besó mi cabeza apretándome más contra ella.

–Y-ya estoy mejor-me separé lo suficiente para poder verla y dejé un beso en su mejilla levantándome para sacar la agenda de la gaveta y regresar a mi lugar–Ahí está todo-se la entregué y comenzó a leerla. No era mucho lo que había escrito, solo lo que lograba recordar del mismo sueño repetido una y otra vez noche tras noche, las palabras, los detalles del lugar, las sensaciones que me transmitía, las sombras, ellas, y la misma frase que se repetía una y otra y otra vez en mi cabeza «ellas son la clave».

–Entonces crees que podríamos ser una de ellos-afirmó Lisa tras cerrar la libreta, asentí avergonzada, era una locura, una de las grandes, pero realmente no se me ocurría nada más que eso, analizé miles de veces cada detalle del sueño y siempre me llevaba al mismo callejón sin salida–¿Hay alguna manera de comprobarlo?

–Quizás con el localizador, pero no estoy segura-fui sincera con ella, en los últimos días no estoy segura de nada.

–No podemos hablarlo con las chicas hasta que no lo estemos-rascó su nuca pensando en una solución, me recosté en su hombro para descansar, no sé cuantas noches más pueda soportar sin dormir–Intentémoslo conmigo-levanté la cabeza y la miré como si se hubiera puesto azúl, es una verdadera estupidez lo que acaba de decir.

–¡Claro que no! Si algo saliera mal no me lo perdonaría, no quiero hacerte daño-negué repetidas veces hasta que sujetó mi rostro con sus manos acercándolo al suyo a tal punto que lo único acelerado es mi corazón.

–Tranquila Rosie-unió su frente a la mía mirándome directamente a los ojos–No me pasará nada ¿sí? Te lo prometo-aseguró besando la punta de mi nariz, sabía que eso me calmaba hasta en mis peores momentos, lo que no sabía es que solo funciona con ella, cualquier cosa funcionaría si fuera con ella.

–No prometas algo que no sabes si vas a cumplir, no estás segura de que las cosas saldrán bien, no soportaría perderte, a ti no-lo había pensado tantas veces, pero fue esta la primera que esas palabras salieron de mis labios, estoy enamorada de ella aunque eso tal vez nunca se lo llegue a decir.

–Estás aquí conmigo y eso me asegura que estaré bien-sonrió sin dientes y asentí sin estar convencida, de todas formas no tenemos otra opción, busqué el localizador en una pequeña cajita escondida en el fondo de mi armario, no quiero que alguien la encuentre por error y me tomen por loca–¿Qué es lo que tengo que hacer?-preguntó ya con el objeto en sus manos.

–No sé, cierra los ojos-obedeció y coloqué mis manos sobre las suyas–ahora piensa en algo que te haga sentir una emoción muy fuerte, no importa cual sea-admiré su rostro, tan perfecto y hermoso, aún no puedo creer que algunas personas la menosprecien por tener ascendencia y razgos tailandeses, si ella es un ángel, uno de verdad, de esos que llenan al mundo de luz y felicidad, esos que nacieron para ser amados por todos. La luz plateada se hizo presente y me alejé para observar mejor lo que ocurría, siguió brillando unos minutos más hasta que sus ojos se abrieron–Eres una de nosotros-le dije cuando lo dejó a un lado–¿Estás bien con eso?

–Sí, es raro pero al saber que no soy la única lo hace más llevadero-entrelazó nuestros dedos mientras me sonreía–Ahora que todo se a aclarado, aunque sea un poco, es hora de descansar Rosie-acarició y me atrajo hacia ella acostándose bajo las mantas conmigo sobre su cuerpo–Descansa-abrazó mi cintura cerrando los ojos y yo imité su acción, me costó dormirme pues estaba nerviosa, nunca habíamos dormido así y me di cuenta de que nunca había descansado de la forma que lo hice, al levantarnos estaba llena de energía para comenzar el día, estaba feliz y estaba con Lisa, después de desayunar buscamos a Seulgi y fuimos a la escuela donde las demás ya nos estaban esperando.

–Hoy estás muy feliz Chaeng-Jennie rodeó mis hombros con su brazo–¿Qué te habrá puesto de tan buen humor?¿ya resolviste el problema que no salía de tu cabeza?-un pequeño tono de reproche se podía escuchar en su voz.

–Algo así, pero tenemos que hablar con ustedes esta tarde-aclaró Lisa colocándome a su lado.

–Creo que ya nos podemos imaginar de que se trata, por fin aceptaron que están enamoradas-comentó Jisoo enlazando su brazo con el de Irene, mis mejillas ardieron de solo imaginarlo una sonrisa idiota crece en mi rostro.

–¡Oh! Se han puesto coloradas-exclamó Seulgi señalándonos divertida miré a mi acompañante y parecía un tomate, nuestros orbes se conectaron y ambas soltamos una risita nerviosa.

–No es eso, es sobre las visiones, ya tenemos una idea de quienes son las chicas que debía buscar, es más, ya encontré a una-conté cambiando mi expresión a una seria.

–¿Quién es?¿Como se llama?¿La conocemos?-Irene me atacó con preguntas hasta que Jen le pidió que se callara y me dejara hablar.

–La chica que encontré es Lisa, ella es igual que yo.

Visitantes (Chaelisa-Jensoo-Seulrene)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora