Kurapika estaba en la sala del dentista hace más de media hora y Gon se estaba empezando a desesperar. No entendía porque el rubio siempre lo quería incluir en sus salidas. Estaba bien que no lo quisiera dejar solo pero cada vez que salía con ellos Killua lo miraba cómo si lo quisiera matar, todo parecía eterno.
-Oye.-
Incluso se llegó a asustar cuando el albino lo llamó.
-¿Q...qué?-
-¿Cuántos años dijiste que tenías?-
-22.-
Tenemos la misma edad y se ve menor que yo. Pensó el peliblanco.
-Sí me veo menor es por la ropa que ocupo... Me la suele hacer Mitosan.- Rascó su cabeza nervioso y Killua se molestó al ver que había leído sus pensamientos. -Pero somos casi del mismo porte, si no es que medimos lo mismo. Así que no presumas.-
Killua rodó los ojos y se encontró con un juego de dardos en la sala de espera. Dominaba ese juego desde los seis años. Serviría para pasar el tiempo y demostrarle al moreno que era mucho mejor que él.
Se paró en dirección al juego y tomó los dardos con sus blancas manos. -El que pierda paga la cena.- El reto estaba hecho y Gon lo aceptó sin dudar.
Se pusieron a lanzar los dardos y Killua se sorprendió al ver que Gon era capaz de seguirle el ritmo, se enfadó un poco.
-Soy experto en dardos Kallua, no vas a poder conmigo.-
-¿Ah sí?- Arqueó una ceja con superioridad. -Puedo lanzar un dardo de espalda.
-Mentiroso.-
-Yo no miento.- Y tal cómo dijo, lanzó un dardo de espalda justo en el centro. Dejando sorprendido al moreno.
-¡Wow Killua eres genial!-
Su cara se tiñó de rojo. -Idiotaaa, ya lo sé. Soy genial.-
Gon quiso intentar la hazaña anterior y se posicionó. Recordó los movimientos de Killua y lanzó el dardo escuchando un estruendo gigante.
El albino comenzó a reír como histérico y tomó su mano para salir corriendo de la clínica. Resulta que había lanzado el dardo hacía un vidrio y lo había quebrado, seguramente lo harían pagar.
-Eres un idiota Gon, hubieras visto tú cara de susto.- Dijo calmando su risa. Por alguna razón le había causado mucha gracia el suceso anterior.
-¿Y si habían cámaras?- El moreno estaba asustado.
-Con que no vuelvas a pisar esa clínica todo bien.-
Gon iba a añadir algo más cuando el teléfono del peliblanco sonó.
-Hola amor, estamos afuera, cómo a dos cuadras... Ah sí, ese vidrio lo quebró Gon.- Volvió a reírse. -Tú amigo es un idiota.
No pudo evitar sentirse mal ante ese comentario, Killua lo notó.
-Sí amor, frente al local de Pizza. No te preocupes, Gol va a pagar la cena.-
Suspiró pesadamente y miró hacía otro lado, sintió cómo alguien tocaba su hombro. -No me digas que te sentiste mal porque te llamé idiota.-
-Lo que tú digas no me afecta.-
Por eso la vez pasada dejaste de emocionarte por todo cuando te insulté.
A Killua ya no le hacía sentir bien apagar la sonrisa de ese chico como la primera semana que lo conoció, ahora se sentía un poco culpable.
-No te enojes... Supongo que ya somos amigos ¿No?- Qué estoy diciendo.
-¿Amigos?- Sus ojos se iluminaron otra vez y le regaló una enorme sonrisa.
Eres igual que un niño pequeño.
-¡Amor!- Kurapika se lanzó a los brazos de su amado y lo besó profundamente, otra vez Gon se sintió incómodo.
-Sabes a productos dentales.- Habló Killua.
El moreno pudo ver un hilo de saliva uniendo la boca de los presentes y decidió mirar hacía otro lado.
-¿Y dónde vamos a cenar?-
-Prefiero cenarte a ti.- Kurapika se sonrojó ante el comentario de su novio. Sus mejillas se pusieron aún más rojas al recordar la presencia de su amigo.
-Ehhh, yo puedo ir a comer a otro lado. Adiós.- Gon salió corriendo de ahí mientras escuchaba a Killua gritándole insultos a distancia por escapar de su responsabilidad de pagar la cena.
Una vez estuvo lo suficientemente lejos tomo un transporte para llegar a la universidad y se tumbó cansado en su cama, había sido un día agotador.
-¡Te dije que a esta hora me doy un baño!- Era la voz irritada de Fernanda.
Se sonrojó al ver a la chica en bata y se tapó la cara con las sábanas de su cama para que pudiera vestirse tranquila. Había pasado más de una semana y aún no los cambiaban de habitación.
-Ya puedes ver... Idiota...-
-Por qué todos me llaman así el día de hoy.-
-Porque quizás eres un idiota.-
-Es posible.- Gon salió debajo de sus sábanas y pudo ver a la chica con el pijama puesto y el cabello mojado pegándose a su espalda. -¿Ya te vas a dormir Fer?-
-No tengo planes esta noche...-
-¿Y tus amigas?- Pudo notar en la expresión de la chica que había tocado un punto débil.
-Ya no son mis amigas...- Secó una lágrima que cayó de su rostro y se fue directo a la cama.
-No te puedes dormir con el pelo mojado, te vas a enfermar.-
-Y a ti qué te importa.-
-Me importa porque si te enfermas, me puedes pegar el resfrío a mí.-
La chica hizo caso omiso a los comentarios de su compañero y se dispuso a dormir, había sido un día pesado.
-Voy a pedir comida, ¿Quieres algo?-
Fernanda salió de entre las sábanas como un gatito, la comida era su punto débil y más cuando tenía hambre.
-Mmmmm, ¿Pizza?-
Después de un silencio incómodo la pizza llegó y los jóvenes se sentaron en la mesa para comer con más comodidad. Gon la miraba espectante, era evidente que la luz característica que tenía en los ojos esa chica ya no estaba.
-¿Todo bien Fer?-
Fue ignorado.
Por su mente pasaban muchas cosas. Enterarse que su mejor amiga tenía un romance con su novio y que el resto del grupo lo sabía, le hervía la sangre. Pero saber que le mintieron y que le ocultaron cosas le rompía el corazón.
Quizás debería darle una oportunidad a ese chico de ojos amables.-En realidad no... Todo mal Gon.-
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Estragos De Amor
FanfictionTe quiero, en realidad lo hago... Pero en estos instantes me gustaría que fueras otra persona...