VI

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Gon había recibido un mensaje en la mañana, era su tía Mitosan. Le había depositado dinero explícitamente cuándo él le pidió que no lo hiciera. Así que debía ir al banco a pedir tarjetas y vainas así para depositarle el dinero de vuelta y poder transferir desde su celular. El gran problema era que estaba completamente perdido en la ciudad. Fernanda no lo pudo acompañar porque tenía que hacer unos trámites de la universidad y Kurapika tenía un exámen importante así que no lo molestaría con sus problemas.

Lo siento Kura...

Tomó su teléfono y marcó con los pocos minutos que le quedaban de saldo, debía conseguir un trabajo ya.

-¿Alo?-

-¿Gon?-

-Que bueno que contestaste, que milagro.

-Jajaja, que gracioso. ¿Qué quieres?-

-Me perdí, ¿Puedes venir a buscarme?-

-¿Dónde estás?-

-Cerca de un parque muy grande.-

-Okey, esperat...-

Ya no hay saldo disponible

Gon maldijo en voz alta y se sentó en una banca a esperar a su amigo. Había salido aproximadamente hace dos horas y aún no lograba hacer un mísero trámite. Aparte el hambre ya lo estaba acomplejando, debió desayunar en la mañana.

Una hora después una mano tomó su hombro y lo giró.

-Kurapi...- Sus ojos se abrieron de par en par.

-No soy Kura, idiota.-

-Eso ya lo sé...- Gon no podía evitar cohibirse al recordar el extraño sueño que tuvo con ese albino hace un par de noches.

-Entonces vamos a la unive...-

-Es que aún no voy al banco.- Se rascó su cabeza sonrojado, realmente se sentía un idiota.

-Comprendo...- Miró su reloj. -Son las una y media, ¿Pasamos a comer y luego te llevo al banco?

-¿Acaso tengo cara de hambriento?- Trató de sonar ofendido, pero estaba que se moría de hambre.

-Puedo verlo en tu rostro, tienes hambre.-

Comenzaron a caminar en silencio por la ruidosa ciudad, intentando no pensar en el sueño que recurrentemente llegaba a sus mentes. No se dieron ni cuenta de cuando estaban pidiendo comida en un local de comida rápida.

-Yo pago. ¿Qué quieres?-

-Uhhhh, ese pollo con papas se ve delicioso.- La boca de Gon se hacía agua.

-Un pollo grande y doble ración de papas, también unas gaseosas grandes. Por favor.-

Se fueron a sentar a una mesa, que estaba al aire libre, para esperar su comida. El silencio era incómodo.

-¿Y para qué querías ir al banco?-

-Bueno... Esto...-

Cuando por fin iban a iniciar una conversación la señorita llamó al número 99. Killua se paró y fue a buscar su pedido.
Una vez en la mesa Gon limpió sus manos con una servilleta y comenzó a atacar las papas fritas. Killua lo miró expectante.

Estragos De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora