XVIII

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Le dolía la cabeza, demasiado. Había llorado toda la noche sin parar y no se sentía con la capacidad de ir a dar el exámen, por lo que se quedó en la cama siguiendo el consejo de Fernanda. Ella prometió hablar con su profesor para que pudiera rendir la prueba después.

Sentía que su corazón dolía, le había fallado a Kurapika. Era un completo idiota.

Miró la foto que había pegado junto a Killua en la pared y se levantó para quitarla y arrojarla por algún lugar de la habitación. Su amistad de diez años estaba arruinada por eso, había perdido a Kurapika por culpa de su idiota corazón.

Su teléfono sonó, era Leorio.

-¿Gon? ¿Estás?-

-Uhm- Respondió sin ganas.

-¿Te sientes bien? ¿Estás llorando por ese idiota otra vez?-

-Leorio...-

-Precisamente Killua es por lo que te estoy llamando, lo siento.-

Sus ojos avellanas se abrieron con preocupación y curiosidad.

-¿Está bien?-

Esa llamada había sido cerca de las once de la mañana, ahora eran cerca de las dos de la tarde y nadie sabía nada de Killua. Había dejado la casa de Leorio muy por la mañana y durante las clases se llevó todas las cosas de su cuarto compartido con Kurapika.

Habían llamado a Alluka, pero ella tampoco sabía en dónde se encontraba el albino.

El rubio notó inmediatamente la ausencia de Killua cuando entró al cuarto después de las clases. Su ropa no estaba por ningún lado, sus cuadernos y libros tampoco. Se había llevado hasta sus dulces.

Cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar otra vez.

Siempre supo que había algo más que estaba pasando algo frente a sus narices, pero no lo quiso enfrentar y estas eran las consecuencias.

No era normal esa preocupación que sentía Killua por Gon, no eran normales esas noches de desvelo, esos detalles y la manera en la que acomodaba sus horarios para poder estar la mayor parte del tiempo con el moreno.

Era tan jodidamente evidente que Killua estaba comenzando a sentir cosas por Gon, pero el miedo le impidió actuar. Era un idiota.

Diez años de relación tirados a la basura y no pudo hacer nada.

Gon era demasiado deslumbrante y Killua era un insecto buscando calidez en la noche.

Si tan solo hubiera prestado más atención a Killua, si le hubiera dado más tiempo. Sabía que debía cuidarlo y no lo hizo.

Cuántas veces pospuso planes con él por estudiar o hacer cosas más importantes, sabiendo que Killua lo esperaría junto a una sonrisa a pesar de todo. Quizás fue la costumbre y la cotidianidad lo que le hizo pensar que eso sería así siempre.

Pero no fue así.

Ahora el cuarto se sentía vacío.

Quería pensar que solo era una crisis, pero sabía que no era así.

Había un tercero.

Y no era cualquier persona, era Gon. Su amigo de infancia, lo que hacía las cosas más dolorosas.

Ya no existía un nosotros, todo dependía de una sola persona. De Killua.

Y algo dentro de sí, le decía que el peliblanco escogería a Gon.

Se levantó del suelo para tirarse a la cama y ahí fue cuando vió un papel, que aparentemente era una carta.

Secó sus lágrimas y con angustia comenzó a leer.

Solo quiero que sepas que aún te quiero y siempre lo haré. Aunque ya no sea de la misma forma que al comienzo.
Me duele que todo terminara de esta forma, espero algun día me perdones.

El rubio arrugó el papel y lo tiró por algún lugar de la habitación. Killua en serio era un idiota.

Se sentía impotente.

"La misma forma que al comienzo"

Esa frase no salía de su cabeza.

¿En qué momento Killua comenzó a dejar de quererlo?

En otra habitación de esa misma universidad otro joven se encontraba llorando por el mismo chico de cabello blanco, cosa que el aspirante a doctor no entendía.

-¿Por qué mierda lloras tanto?-

Fernanda le arrojó un cojín en la cara y sus gafas cayeron al suelo. Gon los ignoró.

-No seas insensible Leorio.-

-Es que no entiendo... El chico que te gusta está soltero y tú ¿Te dedicas a llorar?-

Gon lo miró.

-El que debe estar hecho mierda es el rubio...- El mayor suspiro con tristeza. -¿Qué es lo que le ven a ese albino?-

Gon se limpió la nariz.

-Gon, tú mereces ser feliz.- Habló esta vez más serio. -Es tu oportunidad de intentarlo con Killua.-

-P...pero y Kurapika...-

-Has pensado en Kurapika mucho tiempo... Es hora de que pienses en ti Gon.-

Fernanda asintió, estaba de acuerdo con Leorio. No quería ver llorar más Gon y algo le decía que Killua también sentía cosas por él. Era algo evidente, pero nunca le dijo algo al respecto porque no quería que su mejor amigo hiciera lo que le hicieron a ella.

Ahora solo quedaba esperar la desición de Gon... Y también la de Killua.












Estragos De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora