35: Muerte en el Cielo

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Durante siglos, he visto a los humanos hacer locuras por amor a otros humanos, los he visto renunciar a sus más grandes posesiones terrenales y espirituales, abandonando lo que alguna vez fue más importante para ellos, todo para estar en brazos aj...

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Durante siglos, he visto a los humanos hacer locuras por amor a otros humanos, los he visto renunciar a sus más grandes posesiones terrenales y espirituales, abandonando lo que alguna vez fue más importante para ellos, todo para estar en brazos ajenos y vivir el resto de sus días en el pecado, sin temor a Dios o a Lucifer.
            
        
        

Nunca lo comprendí.
 

      

             
 

      
Siempre creí que no podía entenderlo porque eran cosas de humanos, mientras que yo fui creado en el Cielo y he vivido todos mis días en el Cielo, por lo que nunca experimenté otro amor que no fuera el de mi creador.

Una vez, y sólo una vez, he sentido algo parecido al amor humano, pero me deshice de ello porque los ángeles también tenemos mandamientos que cumplir. Además, aquel que lo provocaba en mí, fue expulsado, y nunca más volví a saber de él.

Así fue, hasta que el segundo milenio después de Cristo llegó a su fin, y llegó el momento para el cual se me preparó desde mi creación: La Guerra Espiritual, luz contra oscuridad.

El fin de los tiempos será dentro de poco, y por primera vez, tengo permitido bajar a la Tierra; sólo los arcángeles podían pasearse entre los humanos siendo invisibles, ayudándoles y salvándoles, siendo Gabriel el líder. Son ellos quienes nos han entrenado para servir a Dios en la guerra, y ahora nos han enviado a la Tierra para determinar quién será salvo y ascenderá a los Cielos, y quién será destruido en el apocalipsis.

No hay mucha esperanza para los humanos, realmente. Por ahora, me parece que sólo los niños irán al Cielo.  

La Tierra está plagada de guerras sin sentido, enfermedades mortíferas, falsas religiones, y humanos sin humanidad; la empatía y el respeto por la vida ajena son conceptos que dejaron de existir hace mucho. Los recursos naturales, la flora, la fauna, todo ha sido casi extinto por la raza humana y su egoísmo, y como ya no les queda nada que destruir, se destruyen entre ellos.

Se me dio un estudio y preparación durante toda mi vida, sin embargo, mi imaginación no se compara con las atrocidades que he visto.

En medio de la perdición, lo encontré a él…

Estaba dándome la espalda, pero lo reconocí por su cabello castaño, su silueta, y la marca en su espalda, donde alguna vez estuvieron sus alas. Sólo llevaba pantalones negros, por lo que noté a detalle cómo ahora su cuerpo está lleno de tatuajes.

De pronto, hizo algo que me dejó completamente horrorizado; le rompió el cuello a un niño, sólo para arrebatarle una botella de agua. Aquel acto, suscitó que surgiera un nuevo dibujo en su piel; unas manos en forma de plegaria, con la palabra “Perdido”.   

FRERARDTOBER 2021Where stories live. Discover now