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El día estaba nublado como todos los anteriores, pero ese en especial era más frío y ventoso.
La vida de los detectives y policías de Nueva Jersey no era fácil, pues era una cuidad bastante peligrosa. Si bien lo sabía Frank, pues en medio de un tiroteo en el ultimo caso había recibido un disparo. Por suerte para él, su compañero llegó a tiempo y lo cubrió. Aunque le costaba admitirlo, le debía la vida a Gerard Way.
Ese día había entrado un nuevo caso sobre drogas, esos casos eran los favoritos de Frank y Gerard. En esa ocasión había descubierto el interés que el detective Way tenía por el caso, pues al llegar a la entrada de la oficina lo vio bajar corriendo de su auto.
—Hazte a un lado Iero, este caso es mío —el mencionado rodó los ojos.
—Olvídalo, es obvio que te tardarías años en resolverlo —dijo con sorna.
—Y tú, terminarías con otra bala antes de hacerlo. —Frank volteó a verlo mal.
Se miraron de mala manera aún en la puerta, incluso Frank le sacó el dedo de en medio y Gerard le dio un empujón. Luego siguieron como si nada hubiera pasado. Era normal que se comportaran así entre ellos, ya a nadie se le hacía extraño sus comportamientos, en lugar de eso apostaban a que terminarían siendo muy amigos gracias a las diferencias que manejaban.
Entraron a la oficina del director de operaciones, el hombre no estaba sorprendido en lo absoluto por eso, era algo normal incluso para él verlos en desacuerdo. También fue una de las razones por las cuales decidió hacerlos compañeros, eso, y su brillantes, ingenio y estrategias para resolver los casos. Sabía que de una forma u otra, iban a ser un buen equipo.
—Ya quería verlos chicos… —Gerard interrumpió.
—Yo quiero el caso.
—Yo no lo quiero, yo lo necesito —siguió Frank.
—Yo creo que será mejor que yo lo haga —insistió Gerard sonriéndole a Frank falsamente.
El hombre no comprendía porque la rivalidad de ellos, pero le pareció perfecto enviarlos a trabajar juntos. Sonrió y juntó sus manos sobre su escritorio.
—En realidad van a trabajar juntos —mencionó con tranquilidad.
—¿¡Qué!? —exclamó Gerard y carraspeó después—. Digo, uhmm ¿qué?
—No creo que sea necesario… —trató de decir Frank.
—Sí, exacto, creo que podría hacerlo solo uno de nosotros, perfectamente —apoyó el de ojos verdes.
—Yo creo que no, es un caso muy importante y ustedes son mis dos mejores agentes. Los necesito trabajando juntos. Ambos tienen habilidades que son muy útiles.
