13: Un abrazo para el alma

354 66 392
                                    

Gerard detestaba los abrazos, por eso cada vez que alguien intentaba si quiera acercarse a él, conociendo muy bien sus intenciones, lo apartaba con cortesía

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Gerard detestaba los abrazos, por eso cada vez que alguien intentaba si quiera acercarse a él, conociendo muy bien sus intenciones, lo apartaba con cortesía. O por lo menos eso trataba.

No disfrutaba de la atención y mucho menos el contacto físico, le parecía algo muy incómodo. Toda su vida había sido de esa forma, podría culpar a sus padres, los cuales nunca le demostraron el cariño que se suponía que se debía brindar a un hijo. Aunque, prefería excusarse diciendo que de esa forma era su personalidad, a contar sus problemas familiares.

Suspiró y con más fuerza de la que le hubiera gustado, cerró el casillero. Era oficial, los lunes eran un fastidio. La hora pico se hacía presente en los pasillos y con ello las molestas voces de sus compañeros hacían eco. Tenía tan solo diecisiete y el hecho de que aquel ruido le molestara, lo hacía sentirse un anciano.

Después de asegurar la mochila en su espalda, caminó con pasos grandes a la cafetería. No tenía apetito, pero tampoco quería que Mikey, su hermano, le reprendiera si lo veía sentado en la mesa con su libreta de dibujos y nada comestible. Su hermano menor, era la única persona a la que su odiosa personalidad, soportaba.

También le parecía un fastidio hacer fila. Nunca faltaba el chistosito que se colaba porque había encontrado un amigo al cual casualmente no le había hablado en semanas. ¿Cómo lo sabía? Bueno, siempre le pasaba.

—¡Gee, amigo del alma! ¿Cuánto tiempo? ¿Te acuerdas de mí? Comimos tierra juntos cuando niños. —No pudo evitarlo, rodó los ojos.

—Cállate Patrick y dame el dinero. —Gerard cortó su charla sin ánimos de discutir con el rubio. Porque él nunca había comido tierra, Patrick se haba ahogado con ella y él como todo buen niño fue a avisarle a la maestra. Al final tuvieron que llevarlo al hospital, pero ese no era el punto.

—Quiero un jugo de manzana y un burrito —sonrió mostrando sus braquets mientras le extendía el billete al más alto. Gerard asintió y le quitó el billete de sus manos. Pues al final terminó por darle un espacio en la fila.

—Gracias Gee, eres un amor —agradeció el rubio con la intención de acercase a Gerard, pero este lo esquivó—. Oh, lo siento, lo había olvidado.

—Me quedaré con el cambio —dijo cortante y Patrick asintió yéndose a la mesa con sus amigos.

Gerard bufó y observó el tablero del menú, pesando en que podría comprar y esperando a que la fila avanzara.

A

lgunos caminaban en sus ratos libres, otros jugaban algún video juego en su móvil, incluso aprovechaban para practicar algún deporte y Gerard... bueno, Gerard dibujaba.

Estaba recargado en un árbol mientras se concentraba en facciones ficticias para sus nuevos personajes. No lo consideraba una pérdida de tiempo, pues pronto vendrían las admisiones para la universidad y esperaba entrar a la universidad de arte y luego poder dedicarse a los cómics. No le importaban las palabras de su madre diciendo que se moriría de hambre, ni las muecas de su padre cada que mencionaba el tema.

FRERARDTOBER 2021Where stories live. Discover now