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Gabriel llevaba dos semanas acompañando a Nathalie todas las tardes, Estephan no pudo tener contacto con ella y eso lo estaba sacando de sus cabales.

Las cosas parecían normales, por un rato todo estaba en su lugar y parecía haber paz, hasta que como siempre las cosas se dieron vuelta.

Aunque ausente de todo, Emilie sospechaba que su marido estaba en algo raro, llegaba más tarde de lo habitual, y con un extraño aroma en su cuerpo, no podía saber con exactitud que era, pero llamaba poderosamente su atención.

Es por eso que hoy, aprovechando que Adrien se había quedado a dormir en la casa de su mejor amigo y está no tenía ninguna responsabilidad, decidió seguir a Gabriel, el diseñador iba ausente a todo, miraba sus alrededores como si buscará algo y al mismo tiempo se encontraba tan distraído como para notar la presencia de su esposa.

El platinado entro en el café, y está decidió pararse en la acera frente al edificio, para poder observar todo, para su suerte la cafetería estaba toda vidriada asique tenía una vista perfecta.

Según ella, Gabriel dejaba de trabajar a las siete de la tarde, aunque tuviera que estar ahí todo el día, no le importaba, las horas pasaron rápido, siendo las cinco, vio como su esposo salió cambiado del lugar, despidiéndose.

Los dos empezaron a caminar en la misma dirección, Gabriel de un lado de la acera y Emilie del otro, rápidamente llegaron al hospital Le Coq, Gabriel se metió allí y tarde un buen rato; el corazón de Emilie se paralizó cuando lo vio salir junto con Nathalie, se quedó ahí espantada unos minutos y luego empezó a caminar, los dos reían, lucían como una auténtica y hermosa pareja, la rubia estaba desesperándose, no podía soportar que su esposo tenga una aventura con una cualquiera como lo era esa mujer.

Después de unos pasos finalmente llegaron a un edificio y los dos se metieron, la rubia cruzo desesperada y subió, los vio meterse en el ascensor, espero unos minutos hasta que marque el piso y después pidió subir.

Adentro, los dos supuestos amantes desconocidos a todo, se preparaban para tomar café, Gabriel era adicto a esa infusión, todavía no sabía cómo era que ella podía hacerlo.

─Te agradezco todo esto Gabriel.

─No tiene nada que agradecer Nathalie, ya te lo dije varias veces, es mí culpa y lo hago por los viejos tiempos.

─Pero esto es una molestia de todas formas, tu tienes tus problemas.

El timbre sonó impidiendo que Gabriel pueda responder, la teñida sonrió y fue hasta la puerta, cuando la abrió se encontró con Emilie, las dos se miraron indiferentes en esta nueva realidad no se conocían, eran dos ajenas.

─¿Donde está mí marido?─ cuestionó

─¿Perdón?.

─No te hagas la tonta, los vi entrar.

─Discúlpame, no se de que hablas, no te conozco, ni se quién es tu marido, seguro te confundiste.

En eso aparece Gabriel que le resultó extraño que tardará tanto, los dos hicieron contacto visual, el aire se puso tenso.

─¿Con que no sabías?.

─La verdad que no sabía que eras su esposa.

─¡Tenes una amante!─ la corre bruscamente y se acerca a Gabriel ─¡Traidor!─ golpea su pecho

─No es mí amante es solo una amiga.

─¿¡Una amiga!?─ sigue golpeándolo ─¿Por qué no me hablaste de ella, por qué?

─Que dramática─ Nathalie cierra la puerta y los sobre pasa ─Cállate mejor, no seas escandalosa, si este hombre te quisiera dejar ya lo habría hecho

─¿Que dices?.

─Digo lo que pienso, si eres así todo el tiempo, yo ya habría salido corriendo.

─Perra maldita─ intenta pegarle pero Gabriel la frena

─Por favor Emilie, tranquilízate, no sucede nada extraño aquí, deja de gritar o nuestro hijo te puede escuchar.

─¿Adrien está aquí?.

─No pero está a punto de llegar.

─¿El sabe de esto?.

─Claro que lo sabe, mí hijo es su mejor amigo, y el pasa más tiempo aquí que en su casa─ comento la enfermera ─No lo digo mal, Adrien es un chico excelente, me parece la mejor compañía para mí hijo, lo aprecio mucho

─¿Decime que esto no es verdad?─ suplico mirando a Gabriel ─Tu amante es la madre del amigo de Adrien, ¿estás loco?

─No es mí amante Emilie.

─¿Y entonces que son, por qué todos saben y yo no?.

─Por loca seguramente. . .

─Nathalie.

─¿Que?, estoy en mí casa, opino lo que quiero, no me vengas a retar.

La puerta se abre y los dos adolescentes ven la escena, Gabriel sosteniendo a Emilie y Nathalie cruzada de brazos con cara despectiva, viendo a la rubia fijamente, los dos chicos intercambiaron miradas, al hacerlo, los adultos fingieron una actitud relajada.

─¿Mama que haces aquí?.

─¿Por qué me preguntas eso hijo, no puedo estar aquí?.

─Si, pero conociéndote armarías un escándalo.

─¿Por qué dices eso?.

─Y bueno, se que no te gusta que papá tenga amigas─ mira a la pelinegra

─¿Para que necesita amigas cuando me tiene a mí?.

Nathalie río ganándose una mirada llena de odio de parte de la ama de casa, Gabriel la sostuvo con más fuerza y los chicos entraron más, cerrando la puerta detrás de ellos.

─Mama estamos en pleno siglo veintiuno, la amistad entre el hombre y la mujer existe, sin ningún otro tipo de intención, además la señora Sancoeur es lo máximo.

─¿¡Señora!?─ se sumó la de lentes

─Perdón Nathalie─ río

─Bueno, tal vez exageré. . .pero debieron contarme esto, y presentarme a la señora─ comento despectiva

─Bueno─ el rubio rasca su nuca ─Mama, ella es Nathalie Sancoeur, la mamá de mí amigo Thiago y la jefa de enfermeras del hospital Le Coq

─Un placer señora Sancoeur, Emilie Graham de Vanily D'Agreste a sus servicios─ extiende su mano

─¿Graham de Vanily?─ replicó espantada

─Si─ dijo orgullosa

─¿Pasa algo Nathalie?─ cuestionó Gabriel

─Si, muchas cosas, son una de las familias más poderosas de Londres, ¿pero como crees que hicieron su fortuna?.

─Trabajando honradamente─ replicó la ojiverde

─La escoria Graham no sabe de honradez─ se cruza de brazos

─Nosotros mejor nos vamos─ Adrien toma del brazo a Thiago y salen del departamento

─¿De que hablas Nathalie?─ prosiguió Gabriel

─Para quién crees que trabaja Estephan, toda la vida trabajo para los Graham, y lo sé bien, porque Enrique Graham fue quien me inicio en toda esta locura.

─¿De que locura hablas?, mí padre es un hombre honesto y trabajador, no pienso permitir que manches su nombre con locuras tuyas.

─Sera mejor que ambos se vayan de aquí, gracias por todo Gabriel─ camina y abre la puerta

─Pero Nathalie─ intento hablar el platinado

─Ya la escuchaste.

Emilie lo toma por el brazo y lo arrastra fuera del departamento, la pelinegra cierra de un portazo y luego se va a tomar una ducha, el estrés del día de hoy era demasiado.

Miraculous: ChangesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora