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Gabriel escuchaba como una mujer pedía auxilio a los gritos, pero por más que quisiera hacer algo le era imposible, luego vio fuego, más gritos se sumaron a ese, su corazón latía con mucha fuerza, aunque quisiera hacer algo no podía, era como si el control de su cuerpo lo tuviera otra persona.

─¡GABRIEL AYUDA!.

Escucho con claridad, ahora frente a el estaba Nathalie, tenía su traje ejecutivo puesto, no tenía lentes y había notables rasguños en su rostro.

Por favor Gabriel, tienes que volver, tienes que ayudarnos.

Un aullido se escucha, Nathalie desaparece y al mismo tiempo ella grita de dolor; Gabriel se despierta, era de madrugada, Emilie lo miraba atónita, con miedo, este respira con fuerza y luego se toca el rostro.

─¿Que paso?.

─Te hiperventilabas, quise despertarte pero me fue imposible.

─Una pesadilla. . .

─Y muy fea, dabas patadas y manotazos, como si quieras agarrar a alguien, ¿está todo bien?.

─Si amor─ se acuesta

─¿Que soñaste?.

─No lo se─ la mira ─Senti miedo, nada más─ suspira

─Seguro es el estrés del trabajo, mañana es tu día libre, ¿cierto?.

─Si. . .

─Vayamos al parque como en los viejos tiempos─ toma su mano

─Bien, me agrada la idea─ sonríe

─Tenemos un día más para hacer vida de solteros, antes de que Adrien vuelva de la fiesta de los Tsurugi─ agrego coqueta

─Me agrada la pequeña experiencia de solteros─ la besa

Los dos se acurrucan y se disponen a dormir; del otro lado de la ciudad, Nathalie regresaba a su casa después de un encuentro con un hombre, estaba muy cansada y sin mentir algo adolorida, esa persona fue muy ruda con ella, era la primera vez que se topaba con alguien así; rápidamente se quitó la ropa y entro en la bañera para tomar un baño de relajación y quitar todas las impurezas que aquella bestia pudo haber dejado sobre su cuerpo.

Estando ahí no pudo evitar pensar en la cena que tuvo con Gabriel el otro día, quería creer que lo que ese hombre había dicho era mentira, pero, la seriedad de su voz y los datos que le dio, era imposible que lo sepa con solo seguirla.

─No suena mal ser una asistente─ susurró mientras enjabonaba sus hombros ─Podria hacerlo─ pensó viendo hacia una pequeña ventana que tenía allí cerca ─A quien engaño, no sirvo más que para dar placer y poner inyecciones─ se recuesta un poco en la tina ─¿Cómo puedo creer semejante idiotez?, seguro me conoce de algún otro lado y no quiere decírmelo

Después de eso, salió de la tina, seco su cuerpo, y aprovechando que su hijo no estaba en casa, decidió dormir así, como dios la trajo al mundo, más relajación que esa, no había.

A la mañana siguiente la flamante jefa de enfermeras del mejor hospital que tenía la ciudad, ya estaba con su uniforme puesto y lista para ir comenzar sus actividades, al abrir la puerta se llevó una enorme sorpresa, afuera, apunto de tocar se encontraba Estephan, su antiguo novio, proxeneta y padre de Thiago.

─¿Que demonios estás haciendo tu aquí?.

─Florecita, ¿ese te parece recibimiento adecuado para tu dueño?─ la toma por la muñeca

─No sos mí dueño─ la suelta ─Todo termino cuando te fuiste y me dejaste embarazada

─Lo se, estuve mal, pero me había salido un trabajo en Londres, fui en busca de más mercancía, las entrene como hice contigo y ahora pudo volver a ti─ sonríe

─No, estás equivocado, acá no tienes lugar, no te quiero, lo nuestro se acabó, soy independiente y no te necesitó.

─Saliste buena prostituta─ entra ─Ahora eres independiente, si odiaras la profesión como decías las primeras veces, hubieras huido apenas me fui, pero no, sigues en el ruedo, porque te encanta que los hombres te follen─ lo abofetea

─No es eso, tengo un hijo que mantener y por tu culpa desgraciado no pude terminar mis estudios, todo lo tengo que pagar con favores, no vengas ahora a decir que me gusta porque no es así.

─Vamos cariño, ¿trabajas de verdad o vas disfrazada para atender algún viejo decrépito dispuesto a pagarte muy bien por unas caricias?─ ríe

─Trabajo, pero el miserable suelto que tengo no me alcanza, ahora volvete a Londres y déjame en paz─ lo empuja

─Vos sos mí chica─ la toma por ambos brazos ─Y te necesito, me vas a ayudar porque sino voy a conseguir un buen abogado, voy a demostrarle al ministerio que sos una puta barata y me voy a llevar al niño lejos tuyo

─¿Que es lo que querés de mí?.

─Que vuelvas a trabajar conmigo.

─No, todo el dinero de esos pervertidos va a la educación, salud y bienestar de Thiago, no pienso entregarte nada de ese dinero.

─Yo me encargo Nathalie, al chico no le va a faltar nada, solo necesito que vuelvas a estar en mis filas y asunto solucionado, no vamos a negar que eres la mejor haciendo lo que haces.

─Bien. . .de todas formas no tengo opción.

─Esa es mí gatita─ cierra la puerta ─Ahora avisa que vas a llegar tarde porque te quiero probar

─No me hagas esto, es mí trabajó, no puedo llegar tarde.

─Te di una orden─ se desabrocha el cinturón ─Ahora me volves a obedecer, si te digo algo lo cumplís

La toma del pelo y la lleva a la arrastra hasta la habitación, el hombre cierra de un portazo y luego se sienten golpes; después de un buen rato, Nathalie salió de aquella habitación, acomodando su uniforme, tomo su bolso y las llaves, detrás de ella salió Estephan completamente desnudó.

─Dejare abierto, ándate de mí casa antes de las cinco, que mí hijo va a estar de regreso, mí única condición es que el no sepa de ti ni de lo que hago, espero respetes eso.

─Me vas a hacer ganar tanto dinero que te voy a respetar esa simple decisión─ sonríe, la besa y lleva su mano hasta su miembro ─Así de contento me pones cuando haces lo que quiero

─Sos un cerdo─ lo empuja

Después de eso sale rápidamente de su casa, se toma un taxi para poder escapar lo más rápido que podía de ese nefasto hombre.

Miraculous: ChangesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora