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Nathalie sintió como una mano la tomo del brazo, la quito de la guardia y la arrastró hacia su oficina, con fuerza fue lanzada hacia su silla, frente a ella estaba aquel hombre, tan apuesto pero a la vez tan malvado.

─¡Mal nacida!─ grito lleno de cólera ─¿Que demonios hiciste?

─¿De que hablas?.

─¡Shadow Moth!, ¿quien demonios es Shadow Moth?.

─No~No lo sé.

─¡Si que sabes!─ le da un cachetazo ─No te olvides que eres mía, ahora dime, ¿a quien le diste los miraculous?

─No~No se que es un miraculous.

─No te hagas la tonta─ la toma por ambas muñecas y la levanta ─Las joyas que te di, ¿a quien se las diste?

─Las vendí.

─¿A quien?─ exigió apretando con más fuerza

─No sé, fui a una tienda y las cambie, ¿acaso dan tal poder?─ Bruce la suelta

─Por algo las pediste, sabías lo que hacias, y sabes quién las tiene, pero haré como si nada, al menos sacaré provecho de esto, solo te aseguro un cosa, a la más minima sospecha de que tienes contacto con Shadow Moth, lo mataré a el y luego a ti, ¿te queda claro?

─¿Dónde quedo el dulce y tierno Bruce Wayne que aseguraba no ser el monstruo que su prima decía?─ se acomoda el traje ─Eres un asco

─Tienes razón, exagere─ suspira ─Te invito a cenar para compensarte

─Si quieres compensarme prométeme que no vas a volver a verme, alejate de mi, enfermo, y para siempre─ se toca las muñecas, el ríe

─Me gusta tu sentido del humor Nathalie. . .eres mía─ se acerca y la besa, terminando la unión con una mordida ─Si quieres que me aleje devuelve las joyas, sino, seguiré dando vueltas por aquí─ lleva sus manos a su cintura ─Y cuando esté lo suficientemente caliente, te voy a follar, las veces que quiera, dónde quiera, ¿lo entiendes?

─Te odio.

─Y yo te amo princesa─ se aleja ─Mañana vamos a cenar juntos, ya sabes la hora, y el lugar─ sale de la oficina

La pelinegra se deja caer al suelo, y llora, tenía un nuevo carcelero, y este parecía ser el más monstruoso de todos; después de un rato de llorar, la mujer se arregló el maquillaje y regreso al trabajo.

Siendo las seis de la tarde Nathalie termino su turno, se cambió y volvió a casa, allí se encontró con Thiago y Adrien, los dos veían una película, la pelinegra entro y se sentó a un costado, estos le pasaron un tazón con palomitas, la mujer lo tomo y comenzó a comer.

─Si me dieran una moneda por las veces que ví está película, tendría diez monedas─ menciono la de lentes

─Es un clásico Mamá.

─Y mi favorita─ agrego el rubio

─¿Ustedes dos por casualidad, no tienen algo que decirme?─ los mira fijo, estos se miran y niegan ─¿Seguros?, saben que conmigo pueden hablar de lo que sea. . .

Miraculous: ChangesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora