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─Nooroo la bese, ¿que es lo que acabo de hacer?.

Dijo mientras caminaba atontado de regreso a su casa, pasos más tarde y ante el silencio recordó que su kwami ya no lo acompañaba; ante eso paro metros antes de una esquina, observo su alrededor y luego miro al cielo, empezaba a oscurecer, algunas estrellas podían verse tan tenues pero presentes; Gabriel sonrió, como nunca lo había hecho antes, estaba feliz, ese beso fue como magia, como si su vida fuera gris y ahora lentamente se iba tiñendo de color, ese beso encendió su vida de nuevo, y mentiría si no quisiera probar esos labios nuevamente.

Después de eso continuó a su casa, al llegar se encontró con Emilie sentada en la mesa, cruzada de brazos y con notorio mal humor, el dejo sus llaves sobre el aparador y se sentó frente a esta, los dos se miraban, el estaba contento pero poco a poco su cara también se transformaba en una llena de enojo.

─¿Donde estuviste?.

─Fui a saludar a Nathalie es su cumpleaños.

─¿Que?.

─Lo que escuchaste, y me enteré lo de tu padre, ¿Emilie por que lo has hecho?.

─Muy bocona tu amiga.

─Por favor, solo me pedía que me aleje, ¿que te sucede?, soy tu esposo, tenemos un hijo y te amo, ¿eso no te alcanza?.

─Si, pero tu no te das cuenta que pasas más tiempo a su lado que conmigo, vienes tarde y duermes o te la pasas cociendo esos estúpidos uniformes que nadie te pidió que los hagas tu, solo debías diseñarlos nada más.

─Nadie entiende las instrucciones, para que sean perfectos los estoy haciendo yo mismo, y gracias a eso la señora Dupain-Cheng me paga extra, así comemos mejor todos los días, así tiene Adrien sus útiles, y tu en vez de hacer entrar en razón a tu padre para que nos ayude lo enviaste a intimidar Nathalie.

─Estoy celosa, por eso lo hice, quiero a esa mujer fuera de nuestras vidas.

─Si tu padre es tan peligroso como dice ella, ¿de verdad quieres que la saqué del camino?─ la rubia desvía la mirada ─¿Tu todo el tiempo supiste lo que tu padre hacia y lo negaste?

─Que clase de hija me crees si no lo supiera. . .

─Esto es horrible Emilie, por dios.

─Gabriel, ¿sabes por que papá no quiere ayudarnos─ el niega  ─Porque a cambio quiere que administre un burdel, yo no soy como el, no me veas así, si lo fuera nuestra situación sería mil veces mejor, pero no, estoy aquí contigo, por eso quiero que esa mujer se aleje de ti, perdí muchas cosas por estar a tu lado, no pienso permitir que venga una zorra como ella y te robe

─¿Soy solo una cosa para ti?─ ella desvía la mirada ─¿Me amas de verdad o estás obsesionada con tenerme?

Y ahí recibe un golpe de claridad, era como si ahora hablara con el mismo y se reprochara todo lo que hizo en la vida pasada.

─Ambas cosas Gabriel, sin ti no soy nada, no puedo seguir.

El ojigris escuchaba eso y recordaba las cientos de veces que estuvo en la guarida diciéndole eso mismo al féretro con el cuerpo inmóvil de su esposa, ahora se sentía un inmenso idiota, ¿acaso el beso de Nathalie lo había despertado de alguna clase de hechizo idiota que lo mantenía ciego y atado a una sola persona?, o gracias a este nuevo mundo, tenía nuevas perspectivas que cambiaron completamente su forma de pensar.

─Soy tu esposo, no un objeto; eres mí mujer no mí dueña, no sé cómo se hacen las cosas en la familia Graham de Vanily, pero quiero que quites a tu padre del medio y a partir de ahora hagamos las cosas bien.

─Esta bien, pero prométeme que estarás lejos de esa mujer.

─No te prometo nada, Nathalie es mí amiga, quiero ayudarla, y parece ser que todos los problemas que tiene son culpa de tu familia─ se levanta

─Gabriel no seas necio, mí familia no le dio problemas, ella misma se los busco seguramente, no me trates como si fuera una villana, no lo soy. . .

─Ya no se que pensar Emilie.

─Me conoces mejor que nadie Gabriel, por eso te casaste conmigo. . .

─Siento que ya no te conozco.

─No puedes decir eso, ¿que fue lo que ella te hizo Gabriel, que tiene que no tenga?.

─No digas tonterías.

─¿Cómo quieres que no lo diga?, si ella entro en tu vida y me ves como a una extraña.

─Tal vez siempre lo fuiste y no me había dado cuenta.

Gabriel tras decir esas palabras sintió una enorme punzada en su cabeza, gracias a eso dio dos pasos hacia atrás y termino cayéndose por chocar con la mesa ratona que había en el espacio, Emilie se asustó mucho al ver la escena, se acerco a el y como pudo lo llevo hasta la cama, preocupada marco el número de emergencias y solicito una ambulancia. En la mente de Gabriel se escuchaban aullidos y gritos, el hombre quería moverse pero no podía, era como si estuviera pegado al piso.

¡¡Gabriel!!

Alguien grito, en el mundo real la respiración del diseñador aumentaba espantando más a su esposa, en su mente, este corría hacia aquel grito, hasta que una escena lo espanto aún más, debajo de sus pies había cuerpos, cientos de ellos, con marcas de garras y cubiertos por sangré.

¡Duusu esparce mis plumas!.

Se escuchó a lo lejos, el giró su cabeza y a metros suyo pudo ver a Mayura corriendo en dirección contraria, este ahora sí pudo moverse, la siguió, estaba desesperado, de pronto la figura azul se detuvo, el la alcanzó.

─¿Nathalie?.

Pregunto obnubilado, pero parecía que nadie podía escucharlo o verlo, preocupado la sacudió, pero Mayura solo fijaba su vista en un único punto, a metros, en el suelo, se encontraba Adrien, gravemente herido, sosteniendo lo que parecía ser una mano humana sin cuerpo, la escena fue tan aterradora que Gabriel despertó del trance, a su alrededor había un médico, dos camilleros y una enfermera que sostenía sus manos.

─¿Que paso?.

─Señor Agreste estuvo convulsionando─ hablo el médico ─Creímos que no contaría el cuento

─¿Donde está mí esposa, mí hijo?─ agrego alarmado

─Están bien en la sala de espera, nada que deba preocuparlo

El platinado suspiro aliviado y cayó rendido en la cama, se había vuelto a desmayar, está vez por el cansancio, los médicos lo revisaron y al ver qué estaba bien, le colocaron un calmante vía suero y lo dejaron dormir.

Miraculous: ChangesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora