El predestinado de la serpiente

capitulo dos

La reunión con mis padres, en simples palabras fue un desastre y aunque estuve preparado con escoba y varita en mano, no pude escapar, hubo apuestas, gritos, desmayos, mas gritos y al final se le unieron los recuadros de la casa al escuchar que mi predestinado era un mestizo, o sea más gritos y mucho drama por parte de mi padre, el momento fue muy... traumático si se me permite decir, todos se rieron de mi al contarlo pero recibieron un buen cruccio de mi parte.

Resulto que mi madre junto a mi padrino habían hecho una apuesta de quien era mi predestinado, mi madre había apostado por Blaise y mi padrino por Potter mi madre con resignación tuvo que entregarlo los 10 galeones al mismo que el puso otra cara como si hubiera tocado la desgracia más grande del mundo con cada galeón, ni le pregunte el por qué puso esa cara ya me imagino la razón, mi padre por otra parte cerca al asiento de mi madre empezó con una cara de alegría hasta que esta termino con una mueca que luego se transformó a una de lloriqueo viendo al único amigo presento Severus Snape, mi padrino, quien con otra mirada de ... ¿dolor? Creo, le asintió a la pregunta no dicha por mi padre.

Estuve sentado todo el tiempo enfrente , en el sillón individual con mi escoba al lado listo para todo, y mi padre se desmayó, inmediatamente todos nos paramos, yo corrí hacia mi padre tratando de despertarlo mientras mi madre salía corrió a la cocina, mi padrino se río tanto que se retorcía con una mano en su boca para que no se le viera la sonrisa, esa fue una de las pocas veces que lo veía reír tanto, algo muy raro siendo quien fue el que se rio, cuando mi madre llego , la vi con un vaso de agua el cual fue aventado a la cara de un l¿ Lucius desmayado que abrió los ojos al sentir el agua helada, muy helada por lo que recuerdo pues aun tenia cubitos de hielo en la cara cuando se paró, mi padrino, el simplemente se sentó aun riéndose de mi padre.

Si recuerdo bien, ya que nunca se me podrá olvidar, estaba al lado de mi padre cuando él se levantó con los cubitos de hielo aun en su cara y al cruzar miradas entendí que no debí de haberme separado nunca de la escoba, corrí lo más rápido que pude y al alcanzarla mi padre me había agarrado de un brazo gritando hijo dime por tu herencia que me estás jugando una broma y tu predestinado no es Potter, ¡POR MERLIN Y MORGANA POR FAVOR DIME QUE BROMEAS!- la risa de mi padrino aumento aún más por el grito de mi padre, mi madre solo gritando un ¡Lucius!- mire a mi padre y separándome lentamente y me subí a la escoba donde volee hasta el techo -Draco Lucius Malfoy Black baja en este instante de allá arriba y enfréntame ¡BAJA!- ese fue el grito que despertó a los recuadros , desde arriba vi como mi madre y padre peleaban por la varita de este y como mi padrino ya parando de reír empezaba con una taza de té traída por un elfo, el bullicio de la sala fue mas fuerte cuando se escuchó el grito de mi abuelo Abrax por la sala, todos nos quedamos en silencio ante su pregunta -¡¿Por qué tanto alboroto en este lugar, cual es la noticia que perturbo mi sueño?!- mi padrino separando la taza de té de sus labios respondió tan traicioneramente como le fue posible -resulta señor Malfoy que aquí su nieto Draco descubrió quien era su predestinado el cual es el salvador del mundo mágico, niño que vivió, mi desgracia desde inicios de año hasta la muerte-esto último lo dijo susurrando pero lo pude oír perfectamente como todos los seres vivos de esa sala-, Harry Potter- al escuchar el nombre mi abuelo empezó a gritar sobre el mestizó que era, mi padre y madre dejando de lado la discusión por la varita empezaron a calmar a todos los recuadros y a los que no, los tapaban con unas cortinas, al controlarse la situación mi padrino se despidió diciendo que cuando habláramos nuevamente lo citaran para saber la decisión tomada, fue la noche más larga de mi vida, como también los días siguientes, mi padre cada vez que cruzaba conmigo me daba una mirada de incredulidad, hasta las primeras veces creí ver las lágrimas asomarse por los ojos, escuchando a veces en los pasillos como discernía por el apellido Potter -Potter, ¡Potter! ¿Por qué tenía que ser Potter de todo el mundo mágico entero?- y aun refunfuñando se iba así al ministerio.