Taehyung, Jimin y Seokjin han sido amigos inseparables desde la secundaria. Hoy, a sus 35 años, son tres hombres desilusionados, atrapados en vidas desastrosas e infelices. La noche en que están a punto de cometer el mayor error de sus vidas, ocurre...
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💙💗
—¡Buenos días, Seokjin-ssi!
—¡Buenos días, Sr. Kim!
—Espero que su viaje haya sido placentero.
—Todo fue tranquilo, muchas gracias.
—Bueno, esta es mi casa. Aquí vivirá a partir de ahora. Ya organicé todo con relación a su empleo, desde salario hasta el día libre.
—No tenía que hacer eso, señor.
—Tenía, es un trabajo. Solo no me rechace. Vamos adentro, mi esposa nos espera.
—Sí.
SeokJin entró a la gran casa y se sorprendió mucho por lo grande que era, se quedó en el salón sin moverse ni por un instante. Minutos después, miró a la joven y elegante mujer acercarse a recibirlo.
—¡Al fin llegó! —miró a la bebé. —Al fin llegó, al fin está aquí —se acercó a la pequeña y la cargó con mucho cuidado. —Es un ángel, gracias cariño por traerla a casa.
—Espero que te haga feliz, querida.
Seokjin miró a la pareja junto a su hija y se sintió un poco triste.
—Querida, déjame presentarte al señor Kim. Él cuidará de nuestra hija, él estará en todo lo que necesites. Vivirá aquí a partir de ahora.
—¡Un placer! Soy Kim Hyuna.
SeokJin la miró detalladamente y recordó la noticia que había visto en la televisión sobre su suicidio.«¿Kim Hyuna? Entonces es ella...» Pensó.
—¡Un placer, Sra. Hyuna! Estaré a su disposición en lo que necesite.
—Muy bien... —miró a la niña y le sonrió —.
—Seokjin-ssi, venga conmigo. Lo llevaré a su habitación.
Subieron juntos a la parte de arriba de la casa dónde se encontraba la habitación.
—Dormirá aquí. Cualquier cosa que necesite solo dígame, no sienta vergüenza.
—Lo haré, señor Kim.
—En la noche hablamos. Tengo que irme, nos vemos.
—Nos vemos...
Seokjin entró a la habitación y colocó su equipaje en el suelo, abrió la ventana y miró a la mujer jugar con la niña en el jardín. «Hice lo correcto, Sae byeok será feliz con ellos.» Dijo en voz baja. Abrió la maleta y comenzó a arreglar su ropa, sacó el oso de peluche favorito de la niña y lo miró con tristeza.
—Vamos, Seokjin. Al menos podrás estar con tu hija... —suspiró y se detuvo a pensar —pero, ¿por qué se habrá suicidado esta mujer?
