Taehyung, Jimin y Seokjin han sido amigos inseparables desde la secundaria. Hoy, a sus 35 años, son tres hombres desilusionados, atrapados en vidas desastrosas e infelices. La noche en que están a punto de cometer el mayor error de sus vidas, ocurre...
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Taehyung y Jungkook permanecieron en silencio y sin saber cómo reaccionar. En ese momento, dos almas entrelazadas por el destino volvían a encontrarse nuevamente después de un largo y doloroso lapso de ocho años sin verse y sin tocarse. Por tanto, sus ojos se conectaron y el tiempo pareció detenerse a su alrededor hasta que Jungkook rompió la muralla que los separaba.
—Hyung...
Un torrente de emociones abrumadoras invadió a Taehyung al escuchar la voz de Jungkook. Una lágrima se deslizó por su mejilla involuntariamente mientras devolvía la fotografía a su lugar y daba un paso al frente para acercarse a él. El aire se llenó de una tensión eléctrica, impregnada con la nostalgia del pasado y la esperanza del futuro. Sus corazones latían al unísono, resonando al ritmo de un amor que siempre había estado presente en sus vidas, aunque separados por el tiempo y la distancia.
—¿De verdad eres tú? —lo recorrió de arriba abajo con la mirada llena de lágrimas y esperanza. —¿O es solo una ilusión producto de mi imaginación?
Taehyung se acercó un poco más y lentamente acercó su mano para acariciar el rostro de Jungkook. Este la tomó cuidadosamente y cerró los ojos por un momento para sentirlo cerca mientras dejaba caer las lágrimas a causa de la emoción.
—No es un sueño, hyung —sonrió. —Realmente soy yo...
—Mi amor... —susurró —.
Taehyung sonrió alegremente cuando pudo darse cuenta que realmente no estaba viviendo un sueño, y que si era su Jungkook el que estaba frente a él. Sin pensarlo, se acercó a sus labios y le dio un gran beso. Cuando finalmente sus cuerpos se encontraron, el contacto de sus labios provocó una explosión de pasión contenida durante todos aquellos años de separación. Fue un beso apasionado, una fusión de deseos intensos y anhelos profundos que habían guardado en lo más recóndito de sus seres.
El mundo desapareció a su alrededor, y sumergidos en ese beso que iba más allá de lo físico. Los recuerdos olvidados resurgieron, mientras la intensidad del momento les recordaba todo lo que habían extrañado y lo que habían perdido durante todos esos años.
Sus manos se entrelazaron automáticamente, buscando el contacto perdido. Cada caricia, cada roce, transmitía un mensaje de amor y anhelo mutuo. Sus corazones vibraban en perfecta armonía, y sentían la alegría de encontrarse nuevamente bajo la promesa de un nuevo comienzo. En ese abrazo íntimo, se sentían completos, como si nunca hubieran estado separados. Y en ese beso apasionado, se selló un pacto silencioso, un compromiso de seguir luchando juntos por ese amor que tanto habían anhelado.
Después de ese inevitable e inolvidable beso, se separaron lentamente y se miraron con ojos llenos de esperanza y determinación, ya que ambos sabían que su historia no había terminado, y que este reencuentro era solo el comienzo de una segunda oportunidad para construir un futuro juntos.
