Taehyung, Jimin y Seokjin han sido amigos inseparables desde la secundaria. Hoy, a sus 35 años, son tres hombres desilusionados, atrapados en vidas desastrosas e infelices. La noche en que están a punto de cometer el mayor error de sus vidas, ocurre...
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Jungkook despertó buscando en su cama a Taehyung, pero no lo encontró en ningún lado. Miró el reloj y se levantó rápidamente al ver la hora. Abrió la puerta y se encontró con los gigantes ojos de su hermana.
—«Hyung, ¿dónde está?»
—«Se fue, lo vi salir temprano. ¿Está todo bien? ¿Discutiste con él?»
—«No, no discutimos, todo está bien.»
—«Me alegro. Date prisa, Oppa. Tengo que ir al colegio.»
—«Está bien, vamos.»
. . . . . .
Taehyung se encontró con Jimin en la entrada de Siyah Inci para hacer la entrevista con el CEO.
—Taehyung-ah, te reunirás con él en su oficina.
—Está bien, ¿estás de salida?
—Sí. ¿Irás a casa a verme esta noche?
—Iré, en cuanto termine voy a la empresa y después iré a tu casa.
—Está bien, ¿sabes algo de Jin-ah?
—No, no quise llamarlo, pero lo llamaré hoy. Nos vemos.
—Nos vemos y de nuevo gracias por todo. Yoongi-yah, ¿está bien?
—Yoongi está muy bien, creo que cometiste un error al no ir. Elegir salir con tu jefe no fue la mejor decisión, pero es tu vida, tú sabrás.
—Mi vida con Yoongi no tiene futuro, somos muy diferentes. Será lo mejor para los dos.
—Si tú lo dices, me voy.
—¡Buena suerte!
Taehyung entró a la oficina del CEO y tomó asiento frente a su escritorio. Yoongi entró a la empresa justo detrás de él con un ramo de flores y una nota.
—¡Buenos días! Busco a Park Jimin.
—El señor Park no está ahora —dijo la recepcionista —.
—¿Puede dejarle esto? Dígale que Min Yoongi vino a verlo y que me gustaría reunirme con él otra vez.
—Se lo diré, señor —agarró las flores y las colocó a un lado —.
—Gracias, señorita —Salió. —Espero que quiera verme —su teléfono comenzó a sonar insistentemente. —Dígame, ajumma.
—Yoongi-yah, no encuentro a tu madre, se escapó esta mañana y ahora no se donde está —dijo preocupada —.
—¿Cómo así? ¿A dónde pudo haber ido? Voy para allá ahora mismo —Corrió a su auto —. . . . . .
