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Porque incluso separados la familiaridad de tu toque no se me olvida.
Luego de estar un largo rato recibiendo regalos y hablando con los invitados se acerca a ella el pelieverde pecoso.
—¡Feliz cumpleaños Zumi-chan! —sonríe entregándole dos regalos, uno en una bolsa y el otro en una pequeña caja.
—Gracias Deku-kun, pero no había necesidad de darme dos regalos —agradece la castaña tomando ambos regalos.
—El de la bolsa es mío, el de la cajita es de parte de Todoroki-kun —explica.
—¿No vino? —pregunta desilusionada.
—Uraraka-san lo invitó pero pensó que podría incomodarte y no quería que la pasaras mal en tu cumpleaños —responde con una mueca.
—Es una lastima, quería hablar con él —murmura mirando el suelo— De todas formas, gracias Deku-kun.
—No hay de que Zumi-chan —responde con una sonrisa y se va dejándola sola, sin poder contener su curiosidad coloca el regalo de parte del ojiverde junto a los demás y abre el del bicolor encontrándose con una pulsera con un dije que va a juego con la cadena que le regalo cuando empezaron a salir
—Gracias Shoto.
—¿La estás pasando bien? —cuestiona el rubio cenizo parado a su lado.
—Sí, gracias por todo —responde con una sonrisa ladeando la cabeza.
—Más te vale porque este antifaz me carga la vida triste —espeta acomodándoselo con rabia.
—Pero si te queda divino —se burla para hacerlo enojar más, el chico suelta un bufido y le coloca su brazo en su hombro acercándola a él.
—Feliz cumpleaños mocosa —le regala una sonrisa ladeada.
—Ay, mis niños, posen para una foto —ordena su madre acercándose a ellos ambos, sin querer hacer enojar a su madre, se rodean son sus brazos buscando la mejilla del otro para halarla mientras sonríen para la foto.
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